Encuentran una mano y una columna vertebral en el templo y la casa del monje Huang C. Aguilar

La Ertzaintza investiga un asesinato y una agresión en Bilbao que han conmocionado a la capital vizcaína por la monstruosidad de los primeros indicios y el temor a que destapen nuevas atrocidades. El domingo, la policía autonómica vasca detuvo a un profesor de artes marciales acusado de propinar una paliza y dejar en coma a una mujer nigeriana de 29 años, de nombre Ada, que ejerce la prostitución. La víctima se encuentra en el Servicio de Reanimación del Hospital de Basurto recuperándose de sus heridas.

Un vecino dio la voz de alarma cuando vio a un individuo introduciéndola por la fuerza en un local del centro de Bilbao. Tras tumbar la puerta de entrada por la fuerza, la policía vasca encontró a la joven atada de pies y manos e inconsciente. El agresor, que estaba dentro del local, resultó ser Juan Carlos Aguilar, un varón de 47 años sin antecedentes penales, según la Consejería de Seguridad del Gobierno vasco.

La inspección ocular de los investigadores deparó pronto una sorpresa aún más terrible: bolsas de plástico con restos humanos desconocidos. Ante el hallazgo, la Ertzaintza extendió ayer el registro al domicilio de Aguilar, donde también encontró más restos óseos. Además, peinó el tramo de la ría de Bilbao más próximo al local en el que se habrían producido los hechos y el vertedero municipal, en busca de más víctimas. Hasta el momento, la policía ha encontrado una mano y secciones de una columna vertebral, según ha informado Efe. 

Fuentes de la investigación han asegurado a Efe que tras el análisis de los fragmentos óseos de manos, columna vertebral y otros restos, los especialistas han concluido que se trata de una única persona, una mujer adulta de nacionalidad colombiana que "está identificada". La mujer supuestamente asesinada sería, por tanto, la que mencionó ayer el detenido en su confesión policial, en la que dijo que "creía" haber matado a una mujer el pasado 31 de mayo, aunque añadió estar "confuso" al respecto.

Al final del día, Aguilar admitió en su declaración ante la policía que los restos hallados en el establecimiento y en su vivienda pertenecen a otra mujer dedicada a la prostitución que él mismo asesinó el pasado 31 de mayo, según informó Europa Press. En las próximas horas el detenido pasará a disposición judicial. Lo más probable es que ingrese automáticamente en prisión provisional sin fianza, por la gravedad de los hechos que se le imputan. Según fuentes de la investigación, Aguilar ha declarado a los agentes que le interrogan que se encuentra "muy confundido".

Una larga trayectoria en las artes marciales

Desde los años 80, Aguilar era el propietario de un gimnasio en el barrio de Deusto, en el que impartía clases a chicos de todas las edades. Sus principales reclamos eran sus tres títulos de campeón de España de kung-fu, sus conocimientos en las artes marciales shaolín y sus numerosas apariciones en medios de comunicación. Hace tres años trasladó sus instalaciones a una calle cercana y transformó su escuela en un templo. Lo llamó, cínicamente, Monasterio Budista Océano de Tranquilidad, y lo convirtió en un centro de reunión de aficionados a las disciplinas orientales, según afirma el propietario de un gimnasio cercano que prefiere permanecer en el anonimato. En su nuevo local, Aguilar impartía clases, charlas y conferencias bajo la atenta mirada de un Buda gigante. La figura habría presenciado en los últimos días, al menos, dos crímenes horrendos.

Su detención también provocó una oleada de reacciones entre los seguidores de este deporte, para los que Aguilar era muy conocido. Él mismo se había encargado de difundir que era el único occidental que había logrado acceder a los monjes del inescrutable monasterio Shaolín, situado al este de China, para vivir entre ellos y convertirse en un experto en esta ancestral doctrina asiática, origen del budismo.

Se hacía llamar Huang C. Aguilar, con la palabra Sifu delante, un término que identifica a los maestros shaolín. Era colaborador habitual de la revista Cinturón Negro, especializada en artes marciales. En 2000, el divulgador Eduard Punset le entrevistó en su espacio de televisión en La 2. Y también apareció en Telemadrid en 2004 y en Antena 3 en 2007. En esta última cadena declaró, tras doblar con el cuerpo una lanza apoyada en su cuello, que la clave de todas sus destrezas era “tener una mente muy bien dirigida y saber que con ella se pueden hacer muchísimas cosas muy sorprendentes”. Probablemente, algunas no las imaginó nunca.

Castigos físicos a alumnos

Gran parte de las reacciones que generó su detención se concentró en foros y redes sociales frecuentados por los aficionados de este tipo de disciplinas. En general, la sensación más expresada fue la de sorpresa por la gravedad de las acusaciones que se ciernen sobre Aguilar. Pero algunos internautas también señalaron que, en los últimos años, el detenido había tenido problemas con algunos de sus alumnos, había experimentado un intenso deterioro físico y exhibía un carácter problemático.

“Ese fue uno de los motivos por los que los monjes shaolín acabaron rompiendo con él y se esforzaban en aclarar que no tenían ninguna relación con este profesor”, explica un experto en artes marciales que conoce a Aguilar desde hace más de dos décadas y practica la misma disciplina. Esta persona, que prefiere no revelar su nombre, asegura que el detenido es “una persona egocéntrica, con un temperamento agresivo, que no dudó en castigar a alumnos de su escuela con agresiones físicas por intentar marcharse con otros maestros”. “Es falso que sea el único experto shaolín en Occidente, pero él se creó esa imagen para aparecer más en televisión”, afirma esta fuente. Sin duda, lo consiguió, porque internet está inundado de imágenes suyas en las que maneja cuchillos, espadas, luchacos y otras armas de las disciplinas orientales.

Gran parte del material audiovisual disponible en la red ha sido producido por el propio Aguilar. Su canal en el portal de vídeos YouTube cuenta con 36 vídeos en los que aparece incluso tocando la guitarra española. En uno de ellos explica que para muchos “maestros de la historia” la máxima aspiración “ha sido convertirse en un arma letal”. “Sin embargo”, dice, “yo persigo la suavidad y el refinamiento”. La Ertzaintza ha hallado dramáticas fisuras en esa afirmación.