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Francesc Homs, el Maquiavelo de Mas y gran timonel de la travesía hacia la independencia
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UN PRAGMÁTICO INDEPENDENTISTA, CLAVE DEL GOBIERNO CATALÁN

Francesc Homs, el Maquiavelo de Mas y gran timonel de la travesía hacia la independencia

El hasta ahora portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, será, durante los próximos años, el gran timonel del barco de la Generalitat, el hombre en quien

Foto: Francesc Homs, el Maquiavelo de Mas y gran timonel de la travesía hacia la independencia
Francesc Homs, el Maquiavelo de Mas y gran timonel de la travesía hacia la independencia

El hasta ahora portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, será, durante los próximos años, el gran timonel del barco de la Generalitat, el hombre en quien Artur Mas delega todas las funciones de mando para arribar al buen puerto del referéndum independentista. O, como lo califican los nacionalistas, del derecho a decidir. Homs ha sido durante años el hombre de los números de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Pilotó las reivindicaciones económicas de CiU de los últimos años y, al mismo tiempo, fue siempre uno de los más firmes apoyos que Mas tuvo en su partido.

A partir de ahora, Quico Homs, nombre con el que le conocen sus amigos, será la piedra angular del Gobierno catalán. Es más: será (en realidad ya lo ha sido hasta ahora) el puente tendido con el gabinete de Mariano Rajoy. Es el hombre que lo negocia todo y lo soluciona todo en la sombra, el Maquiavelo catalán. Entre el ideólogo italiano y él median 500 años menos algunos días, pero existen algunas analogías en sus métodos, entendidas como estrategias políticas, no como conspiraciones cortesanas.

Desde su pequeño despacho de la calle Córcega (sede de CDC), ha diseñado estrategias y planeado reivindicaciones ante el Gobierno central, cuando CiU todavía no estaba en el poder en Cataluña. Capacidad de trabajo no le falta. Por eso Mas se lo llevó a la Generalitat como secretario general de la Presidencia y portavoz del Gobierno en el 2010. Quienes le conocen saben de su entrega total a las responsabilidades que se le encomiendan. Y no era extraño que, al finalizar su jornada se dedicase a despachar asuntos más personales, como contestar correos o mensajes telefónicos, a veces a las 3 de la madrugada.

Su entrega era tanta que en un pequeño habitáculo del Palau de la Generalitat acomodó una pequeña cama donde de vez en cuando pasaba la noche, para no tener que desplazarse hasta su domicilio en la comarca del Maresme, fuera de Barcelona.

Durante los últimos años, Homs se ha convertido en el guía de Convergència, en el ideólogo del partido. Artur Mas confía ciegamente en él. Nacido en 1969 en Taradell, hace tres lustros, Homs formaba parte de lo que entonces se conocía como el pinyol (hueso) de CDC. Sus rivales apodaban a ese grupo Los talibanes, sobrenombre que les molestaba sobremanera. En él se encuadraban, entre otros, Felip Puig, David Madí, Oriol Pujol, Germà Gordó, Lluís Corominas, Marc Puig, Josep Rull e incluso los actuales concejales barceloneses Joaquim Forn y Antoni Vives. Todos comenzaron a militar de jóvenes en el partido y en la década de los 90, algunos sin llegar a la treintena, comenzaron a copar los cargos intermedios de la Generalitat como jefes de gabinete, directores generales o secretarios generales de los departamentos.

El guía espiritual

Homs proviene de la Federación Nacional de Estudiantes de Cataluña (Fnec), organización estudiantil de corte independentista. Por ella, pasaron también la mayoría de los integrantes del pinyol, que comenzó a agrietarse debido a las disputas personales de sus miembros, después de que se desatase un pulso interno por el control del partido entre los provenientes de la Fnec y de la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), la rama juvenil de Convergència.

Durante la época en que CiU estuvo en la oposición en Cataluña, Homs fue designado ponente del Estatuto. Tras los varapalos de los tribunales al texto, y para recuperar terreno y liderazgo moral y político, apostó enseguida por una propuesta que creó escuela: el pacto fiscal para Cataluña, similar al concierto vasco y navarro. Y rechazada cualquier negociación por parte del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, sobre este pacto, su nueva meta es la independencia. Ha sido una evolución constante que se apoyaba en los sucesivos fracasos para inventar una nueva meta. Y en ésas está ahora.

“La propuesta del derecho a decidir no se entiende en ningún caso como la búsqueda de un privilegio o la expresión de un capricho. Al contrario. Es una voluntad que responde a las ideas de compromiso y responsabilidad”, escribía en octubre del 2010 en su libro Derecho a decidir. Estación Concierto.

Un pragmático en la corte

Pero Quico Homs no es un exaltado. Más bien es un político pragmático que quiere ir siempre un paso por delante de los demás. Se desenvuelve como nadie entre bambalinas y es un hábil negociador, aunque duro, muy duro. Sus enemigos le temen y le odian. Uno de ellos resalta a este diario que “es un radical independentista que incluso ha llegado a vanagloriarse de que sus hijos no entendían el castellano”. Extremo, por supuesto, que él jamás ha querido comentar.

Durante los dos últimos años, coincidió en Presidencia con Germà Gordó, secretario del Gobierno, otro miembro del pinyol que ahora ha sido ascendido a consejero de Justicia. Y entre ambos ha habido una lucha sorda por controlar todo el área, aunque apenas nada trascendió de ese pulso. En el partido, ha existido hasta ahora el convencimiento de que en esa partida había salido ganador Gordó, que controlaba servicios jurídicos e incluso decisiones importantes, como el control de las subvenciones públicas. Pero, al final, quien se ha llevado el gato al agua y se ha convertido en el corazón de la Generalitat ha sido Homs. Ahora controlará subvenciones, decisiones importantes e incluso el área de relaciones exteriores, una de las claves que Mas quiere utilizar en el ámbito internacional para legitimar el referéndum independentista.

Que nadie se equivoque: Francesc Homs tiene muy claro que la negociación con España es un cadáver. La hoja de ruta que se ha trazado -y que ha sido asumida en su totalidad por Artur Mas- pasa por un referéndum independentista. Si consigue que éste se celebre, habrá triunfado. Después, si sale sí a la secesión, sabe que tendrá décadas de arduo trabajo para poder llevar a la normalidad a Cataluña, incluida la readmisión en la UE. Si sale no a la secesión, tendrá otra tarea que le puede llevar también muchos lustros: convencer de nuevo a la ciudadanía para separarse de España. Pero, mientras, puede echar mano de su pragmatismo para dilucidar porqué los catalanes han rechazado su fenomenal oferta y recomponer pactos imposibles.

En medio de todo este maremágnum identitario, se encuentra el que ahora es consejero de Presidencia, alter ego de Mas y gran timonel de Convergència. Homs sabe que la fuerza de CiU reside en su transversalidad. Y la federación nacionalista o es transversal o no podría existir. En el año 2010, cuando Artur Mas llegó a la Generalitat sin tener mayoría absoluta y sin ganas de atarse a una fuerza política concreta para no quedar prisionero de nadie, Homs lo tenía muy claro: en los aspectos económicos podía entenderse perfectamente con el PP; en el aspecto social, podría aprovechar sus coincidencias con el PSC; y en el aspecto identitario se entendería sin problemas con ERC. Y así inventó la “geometría variable” con la que Mas ha ido gobernando los dos años justos de la legislatura que ahora acaba. En el futuro inmediato, a Homs le sobran imaginación y recursos para imprimir una huella profunda en la historia de la política moderna.

El hasta ahora portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, será, durante los próximos años, el gran timonel del barco de la Generalitat, el hombre en quien Artur Mas delega todas las funciones de mando para arribar al buen puerto del referéndum independentista. O, como lo califican los nacionalistas, del derecho a decidir. Homs ha sido durante años el hombre de los números de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Pilotó las reivindicaciones económicas de CiU de los últimos años y, al mismo tiempo, fue siempre uno de los más firmes apoyos que Mas tuvo en su partido.