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El sorprendente e incierto final del Hospital de La Princesa
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NADIE APOYA EL PLAN DE TRANSFORMARLO DEL CENTRO EN "GERIÁTRICO"

El sorprendente e incierto final del Hospital de La Princesa

“Pionero”, “excelente”, “de referencia”... Nadie escatima epítetos para hablar –y muy bien– del madrileño hospital de La Princesa. Ni siquiera la expresidenta de la Comunidad de

Foto: El sorprendente e incierto final del Hospital de La Princesa
El sorprendente e incierto final del Hospital de La Princesa

“Pionero”, “excelente”, “de referencia”... Nadie escatima epítetos para hablar –y muy bien– del madrileño hospital de La Princesa. Ni siquiera la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que en 2010  inauguró personalmente el nuevo equipo de neuronavegación 3D. Un artefacto “de más de un millón de euros”, primero y único de la sanidad pública española. Su adquisición fue una prueba, dijo entonces, del “extraordinario nivel asistencial, docente e investigador” del veterano centro hospitalario.

El hospital, no obstante, se enfrenta hoy a su final. Una “transformación”, según el PP de Madrid, y para su desgracia, la de sus trabajadores y la de sus pacientes no se sabe en qué ni cómo. El sucesor de Aguirre, Ignacio González, anunció esta semana que La Princesa se convertirá en un centro “superespecializado para atender a personas mayores” que no será, sin embargo, ni un hospital “monográfico” ni “un geriátrico”. Tampoco ha sido más claro su consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, cuyo anuncio más específico ha sido que La Princesa “ni se cierra ni se desmantela”. Pero, si nadie lo impide, tampoco será lo que es hoy.

A partir de ahí, todo son incógnitas. Las preguntas se acumulan a las puertas del centro, donde los trabajadores las corean entre consignas dos veces al día, y la inquietud se extiende entre pacientes y vecinos del barrio. Se han organizado encierros y comisiones, se recogen firmas y se han establecido contactos con los demás grandes hospitales de Madrid. Fundado en 1851, La Princesa es uno de los hospitales emblemáticos de la capital y hasta hoy, uno de los más completos. Rinde, funciona y crece. Entre los vecinos y los profesionales de la sanidad, nadie quiere verlo cerrado. No, al menos, sin una buena explicación.

Y de momento, no la hay. El Plan Estratégico de Geriatría de la Comunidad de Madrid, difundido en junio de este mismo año y elaborado a propuesta de la propia consejería de Salud, no recogió en ningún punto la creación de un centro de estas características en Madrid. Tampoco se especificó su suerte con el anuncio esta semana del cierre del Instituto de Cardiología y el de la privatización de todos los servicios de seis hospitales más de la Comunidad de Madrid. Ni siquiera las principales asociaciones de médicos geriatras y gerontólogos, aparentes beneficiarios de la medida, están de acuerdo con ella. Según el manifiesto que han firmado, consideran el modelo monográfico –centrado solo en un tipo de paciente– ineficaz y “prácticamente desterrado en el mundo occidental”.

“En su mejor momento asistencial, científico y docente”

“Estoy en shock, como el resto de mis compañeros”. Así resume sus impresiones Miriam González, residente de tercer año en la especialidad de hematología. “Hasta hace unas semanas se estaba comprando equipamiento en reanimación, en oncología radioterápica y en la unidad de transplantes”, ejemplifica.

“Y de repente, tendremos que derivar nuestra lista de espera de trasplantes a otros hospitales” que ya tienen la suya. “Transplantes complicados, que hasta hoy solo hacía La Princesa, y que ahora tendrán que practicarse en otros centros que no tienen las unidades específicas”. Por eso la inquietud atañe “no solo a los puestos de trabajo”, según ella. “Hay que dar una respuesta cuanto antes a los pacientes”. 

A muchos pacientes. La población asignada a La Princesa ascendía en febrero de 2012 a 313.000 vecinos, de los que solo un 7,3% son mayores de 75 años. Todos los demás tendrán que ir a otros hospitales, “fundamentalmente el Gregorio Marañón y el Clínico”. Y los casos más complicados, repartirse por centros “de toda la comunidad”. Miriam advierte que estos destinos son especulaciones. “No nos han dicho nada. Ni por qué, ni cuándo ni a dónde. Sinceramente, creo que no lo saben ni ellos”.

El hospital acumula hoy más de 40 especialidades. Es un centro docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y el primero de la comunidad en volumen de investigación. En 2011 también fue el centro mejor valorado por los usuarios madrileños, con un grado de satisfacción del 89,4% entre los pacientes hospitalizados y un 89,6% entre los que acudieron a consultas, según la memoria emitida en 2011 por el Servicio Madrileño de Salud. “Es un hospital que después de 150 años está en su mejor momento asistencial, científico y docente”, resume Javier Roldán, especialista en medicina interna. “Estamos hablando simplemente de uno de los mejores centros sanitarios de España”.

Trabajadores en el limbo

Los 2.135 trabajadores de la plantilla no están más tranquilos que los pacientes. La consejería de Sanidad ofrece a los profesionales “trabajar conjuntamente sin que ninguna parte establezca ninguna condición a priori”, un compromiso demasiado vago cuando está en juego la desaparición de unidades clínicas, la reubicación de pacientes y la necesidad de redimensionar la plantilla. Según el comunicado emitido por la propia Junta de Centro de La Princesa, después de la reunión mantenida con el Ejecutivo madrileño solo parece garantizada la continuidad del Servicio de Urgencias.

Lo que resulta evidente es que habrá recortes. En los Presupuestos Generales de la Comunidad de Madrid para 2013, anunciados la semana pasada, la dotación del hospital se ve rebajada un 10% respecto a la de 2012, pasando de 153 millones a 138. Preguntadas por este medio sobre los planes para la plantilla y los pacientes, fuentes de la consejería se limitan a remitir en sus razones al comunicado hecho público este miércoles, en el que Fernández-Lasquetty no ofrece a los trabajadores  más que una “reflexión conjunta” que debe “partir de la realidad actual del hospital, con toda su tarea asistencial, docente e investigadora”.

La privatización es, por supuesto, el tema de fondo. “Quieren desmantelar La Princesa para llevar los pacientes a la sanidad privada”. Con esta rotundidad lo resume Javier Roldán, que admite no tener “pruebas”, pero asegura que “el verdadero objetivo” de la operación “salta a la vista”. Convertir La Princesa en un hospital para mayores pretende consagrarlo “al paciente con baja especialización y larga estancia, que es el que no interesa a la asistencia privada”. Son enfermos, dice, “menos rentables”.

La Princesa no se rinde

Así las cosas, médicos, enfermeras, celadores y administrativos no están dispuestos a irse sin plantar batalla. “Hay un encierro permanente en el salón de actos –al que ya se han sumado los de los seis hospitales que serán privados en 2013–, concentraciones en la calle dos veces al día y ya hemos recogido más de 120.000 firmas de apoyo”, explica Amalia Bueno, residente de tercer año en medicina familiar y una de las responsable de la coordinación de las protestas. También se ha abierto un blog, Hospital La Princesa en peligro, que centraliza la difusión de las medidas de protesta.

Como la mayoría de trabajadores, Bueno explica que la noticia es “totalmente inesperada” y la pone en continuidad con el número de hospitales de la región con los servicios sanitarios en manos privadas, que ya serán nueve en 2013 . “No me lo pude creer hasta que vi el plan completo de la comunidad; entonces es cuando todo encaja”.

Esta profesional resalta la oposición frontal de “todos los agentes implicados” en la reconversión de La Princesa. A la de los profesionales, los vecinos y los especialistas geriátricos se ha unido La Universidad Autónoma de Madrid, que este viernes ha recordado que es un “centro de referencia” también en docencia cuya transformación creará un “enorme perjuicio” a pacientes, profesionales y estudiantes. 

“Aseguran que no va a ser un geriátrico, pero sin neurología o cirugía no se puede atender a un paciente que sufra un accidente vascular o que necesite un cateterismo”, denuncia Bueno. En su opinión, es un error “desmontar” las diferentes unidades clínicas del hospital con el argumento de que el centro será para ancianos. “¿O se trata solo de que vengan a dormir?”. 

“Pionero”, “excelente”, “de referencia”... Nadie escatima epítetos para hablar –y muy bien– del madrileño hospital de La Princesa. Ni siquiera la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que en 2010  inauguró personalmente el nuevo equipo de neuronavegación 3D. Un artefacto “de más de un millón de euros”, primero y único de la sanidad pública española. Su adquisición fue una prueba, dijo entonces, del “extraordinario nivel asistencial, docente e investigador” del veterano centro hospitalario.