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Defensa intenta hacer caja con el cierre de la fábrica de armas de Oviedo
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120.000 METROS CUADRADOS EN PLENA CAPITAL

Defensa intenta hacer caja con el cierre de la fábrica de armas de Oviedo

El cierre ayer de la fábrica de armas de Oviedo después de 200 años de existencia reabre las conjeturas sobre el carácter especulativo de la medida, ya

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Defensa intenta hacer caja con el cierre de la fábrica de armas de Oviedo

El cierre ayer de la fábrica de armas de Oviedo después de 200 años de existencia reabre las conjeturas sobre el carácter especulativo de la medida, ya que los terrenos donde está instalada la multinacional estadounidense General Dynamics, propiedad del Ministerio de Defensa, son un solar muy apetecible por su superficie, 120.000 metros cuadrados, en La Vega, una zona muy privilegiada de la capital asturiana.

Todas las movilizaciones laborales contra el traslado de las dependencias de la fábrica a Trubia, situada a 14 kilómetros de Oviedo, fracasaron, dado que la empresa siempre consideró que la unificación de ambas industrias de la misma compañía era la única solución para evitar el cierre.

El Ministerio de Defensa se muestra prudente a la hora de plantear cuál será el futuro de los terrenos en los que hasta ayer eran la sede de la fábrica de armas de Oviedo, si bien considera que lo mejor que se puede hacer con ellos es venderlos y conseguir recursos para las depauperadas arcas del Ministerio, aunque su valor en plena crisis pueda ser mucho menor del que se hubiera conseguido hace años. Eso sí, cualquier ingreso ahora es bienvenido.

Tanto el comité de empresa como las instituciones públicas asturianas habían puesto en marcha una plataforma en defensa de la fábrica de La Vega  para el mantenimiento de los puestos de trabajo al igual que el de las instalaciones, pero, paulatinamente, este colectivo se había dejado languidecer, como consecuencia de las consiguientes renuncias institucionales y la falta de resultados visibles que alimentaran la esperanza de un éxito de la operación.

Falta por saber qué posibles restricciones desde el punto de vista patrimonial se podrían imponer para mantener el carácter artístico de gran parte del conjunto de los terrenos, que comenzaron siendo un monasterio benedictino en el siglo XII hasta que la desamortización de Mendizábal lo convirtió en una fábrica de armas para suministrar material bélico al Ejército español, ante una hipotética guerra con Francia.

General Dynamics no entrar a valorar el futuro de los terrenos, pero sí tiene claro cuál habría sido el futuro de la empresa si hubiera seguido ubicada en el casco urbano de la capital asturiana: el cierre. En ese sentido, se ha comprometido a mantener todos los puestos de trabajo y a que los empleados de La Vega fueran trasladados sin recortes a Trubia. Ayer, con la clausura del local, se fueron los últimos 70 integrantes de una plantilla de 280, que desarrollaban sus labores en las dependencias.

Sin embargo, desde la representación sindical se asume que la carga de trabajo actual es sustancialmente inferior a la de hace algunos años y de que las gestiones de la dirección se encaminan a conseguir algún contrato importante antes de que finalice el año, si bien las perspectivas no son precisamente halagüeñas. De momento, el único pedido es la construcción de 36 estructuras de carros de combate para Bélgica, que tiene la virtualidad de penetrar en un mercado como el belga, hasta ahora poco propicio.

La única opción que General Dynamics tenía de sobrevivir en La Vega era la consecución del contrato para la fabricación de los nuevos carros de combate 4x4 Leopard, de patente alemana, en el que sus dirigentes tenían puestas sus máximas esperanzas, pero que la falta de recursos y la crisis económica se llevó por delante.

El cierre ayer de la fábrica de armas de Oviedo después de 200 años de existencia reabre las conjeturas sobre el carácter especulativo de la medida, ya que los terrenos donde está instalada la multinacional estadounidense General Dynamics, propiedad del Ministerio de Defensa, son un solar muy apetecible por su superficie, 120.000 metros cuadrados, en La Vega, una zona muy privilegiada de la capital asturiana.

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