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Sin rastro del sanguinario Troitiño un año después de su huida
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SE AMPLÍA LA LISTA DE ETARRAS QUE ESCAPAN DE LA JUSTICIA

Sin rastro del sanguinario Troitiño un año después de su huida

En plena Semana Santa del pasado año, el sanguinario etarra Antonio Troitiño huyó. Se escapó de la Justicia española y las Fuerzas  y Cuerpos de Seguridad

Foto: Sin rastro del sanguinario Troitiño un año después de su huida
Sin rastro del sanguinario Troitiño un año después de su huida

En plena Semana Santa del pasado año, el sanguinario etarra Antonio Troitiño huyó. Se escapó de la Justicia española y las Fuerzas  y Cuerpos de Seguridad del Estado no lograron detenerle. No desaprovechó la oportunidad que le otorgó la Audiencia Nacional. Un tribunal, presidido por Alfonso Guevara, le aplicó los beneficios penitenciarios al máximo obligatorio de cumplimiento de la pena, es decir a los treinta años, desobedeciendo la ‘doctrina Parot’, que establece que las redenciones deben restarse al total de la condena establecida. El resultado fue que quedó en libertad tras 24 años recluido. Cuando el órgano judicial se dio cuenta del error y revocó su decisión ya era demasiado tarde. Troitiño estuvo bien asesorado y optó por fugarse. Casi un año después, no hay ni una sola noticia suya.

Meses después, en noviembre del pasado año, el Tribunal Supremo confirmó que su salida de prisión no debía hacerse efectiva hasta 2017, que junto a la reciente decisión del Tribunal Constitucional de avalar la ‘doctrina Parot’, hacen que el terrorista no tenga intención de volver a España. Le quedan por cumplir seis años de cárcel por su participación en 22 asesinatos.

Uno que aprovechó un error de la Audiencia Nacional y otro que se anticipó. José Ignacio de Juana Chaos también desapareció en plena Semana Santa, concretamente en la de 2010. Cuando la Justicia le excarceló definitivamente, este etarra intuyó que no iba a ser el fin de sus días entre rejas. Su excarcelación causó una gran polémica. En 2006, cumplió definitivamente su pena tras 18 años en prisión cuando había sido condenado a más de 3.000 años de cárcel por 25 asesinatos. De Juana se aprovechó de numerosos beneficios penitenciarios y en el momento de su salida, la Audiencia Nacional encontró otra causa por la que procesarle por amenazas y evitar así su excarcelación.

Tras 115 días de huelga de hambre, una condena de 12 años y medio por parte de la Audiencia Nacional y una rebaja de hasta tres años del Tribunal Supremo, De Juana quedó en libertad definitivamente en agosto de 2008. Era momento de huir. Optó por instalarse en Irlanda, a pesar de ser una persona libre y sin antecedentes. A los pocos días, el juez Eloy Velasco le citaba para declarar como imputado por un delito de enaltecimiento del terrorismo. Él ya no estaba en España. Estuvo localizado en Belfast por la Justicia irlandesa hasta que en marzo de 2010 decidió desaparecer definitivamente.

Sin rastro de los etarras

Ni Troitiño ni De Juana han vuelto a dar señales de vida. Varias fuentes sitúan a ambos en territorio venezolano, donde se encuentran a salvo por la falta de convenio de extradición entre España y el Ejecutivo de Hugo Chávez. Entre los proyectos de la izquierda abertzale en esta nueva situación de ETA, es intentar buscar una solución para que los huidos de la banda puedan volver a España sin ser perseguidos. Algunos de ellos están esperando a que los delitos por los que están perseguidos prescriban y volver así a sus casas aunque si la ley no cambia, con la última reforma del Código Penal los delitos de terrorismo de sangre se han convertido en imprescriptibles.

Junto a estos dos sanguinarios desaparecidos hay un tercer huido emblemático de la organización terrorista. José Antonio Urrutikoetxea Bengoechea, más conocido como Josu Ternera, lleva diez años en busca y captura. El entonces parlamentario de Batasuna huyó de España para evitar ser investigado por el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza, que costó la vida a once personas, entre ellas cinco niños. Su paradero es una incógnita. Muchos se preguntan porqué las fuerzas de seguridad no le han detenido todavía cuando en esta década ha caído una larga lista de jefes de la banda terrorista como Francisco Javier López Peña ‘Thierry’, Garikoitz Aspiazu ‘Txeroki’, Aitzol Iriondo o Jurdan Martutegi.

Josu Ternera fue clave en la última negociación fallida entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA. El presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, y el etarra mantuvieron varias conversaciones pero parece que finalmente el lado duro de la banda, liderado en ese momento por Txeroki, se impuso y se materializó en el atentado de la T-4, que acabó con la vida de dos personas el 30 de diciembre de 2006.

Otro etarra que se escapa de la justicia española es Arturo Cubillas. Está procesado por integración en organización terrorista por la Audiencia Nacional por instruir a comandos y ponerles en contacto con miembros de las FARC. Cubillas está bajo en cobijo de Chávez en Venezuela, país que no tiene intención de entregarle a pesar de las reiteradas peticiones del órgano judicial. En el caso de un acercamiento de posturas entre el Gobierno central y la izquierda abertzale, su posición es más ventajosa que la de los otros porque no tiene delitos de sangre sobre sus espaldas.

En plena Semana Santa del pasado año, el sanguinario etarra Antonio Troitiño huyó. Se escapó de la Justicia española y las Fuerzas  y Cuerpos de Seguridad del Estado no lograron detenerle. No desaprovechó la oportunidad que le otorgó la Audiencia Nacional. Un tribunal, presidido por Alfonso Guevara, le aplicó los beneficios penitenciarios al máximo obligatorio de cumplimiento de la pena, es decir a los treinta años, desobedeciendo la ‘doctrina Parot’, que establece que las redenciones deben restarse al total de la condena establecida. El resultado fue que quedó en libertad tras 24 años recluido. Cuando el órgano judicial se dio cuenta del error y revocó su decisión ya era demasiado tarde. Troitiño estuvo bien asesorado y optó por fugarse. Casi un año después, no hay ni una sola noticia suya.