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De héroe a ‘juez Campeador’ (y viceversa)
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HA SIDO EXPULSADO POR SUS PROPIOS COMPAÑEROS

De héroe a ‘juez Campeador’ (y viceversa)

“Se ha jaleado a jueces que han mantenido en la cárcel a personas a ver si se ablandaban y confesaban lo que ellos querían. Hay jueces

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De héroe a ‘juez Campeador’ (y viceversa)

“Se ha jaleado a jueces que han mantenido en la cárcel a personas a ver si se ablandaban y confesaban lo que ellos querían. Hay jueces que tienen un interés extra jurídico, político o publicitario, o de su vanidad. Todos somos un poco vanidosos, pero hay algunos que se les sale por los bolsillos". Esta definición de Baltasar Garzón no procede de ningún imputado en la ‘Gürtel’, de ningún ‘compañero’ de magistratura recusado ni por los editoriales de los medios de la derecha. Es la opinión de un miembro del PSOE, el ex ministro José Barrionuevo, a la revista ‘Vanity Fair’ hace apenas dos años.

El juez Baltasar Garzón, a sus 56 años, ha visto cómo 7 compañeros, por unanimidad, le expulsaban de la carrera judicial. Precisamente esta evidencia, la de que no hubiera ni un solo voto particular entre los 7 miembros de un tribunal compuesto por jueces ‘progresistas’ y ‘conservadores’ es el principal muro que se esgrime entre la judicatura para poner freno a las descalificaciones que llegan, en su mayor parte, desde IU y, en gran medida, desde el PSOE. “La sentencia es muy sólida y argumentada –afirman en fuentes de la magistratura-, no ha habido fisuras entre los siete jueces… Es una pena por Baltasar, pero es lo que hay”.

Garzón, tildado en más de una ocasión de ‘pésimo instructor’ por sus propios compañeros (no hay que olvidar casos sonados como la ‘Operación Nécora’) ha acabado siendo víctima de ella. Y siete jueces, aparte de los 12 que el magistrado había recusado previamente, han decidido que esa ‘mala instrucción’ en el caso ‘Gürtel’ la hizo ‘”a sabiendas”: es decir, prevaricó.

Los compañeros ideológicos que ahora denuncian que la sentencia es un borrón para España o que recuerdan “los tiempos en que juntos luchamos contra ETA” (Rubalcaba firmaba así un mensaje en Twitter) son los mismos que se lanzaron contra el ‘juez estrella’ cuando investigó los GAL. Rafael Vera, secretario de Estado de Seguridad, denunció que el juez amenazó con encarcelar a su mujer si no colaboraba; Barrionuevo aseguraba que “el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha declarado por unanimidad que el primer proceso que hizo famoso a Garzón, en el que tengo algo que ver, mostraba una actitud prevaricadora, no debía haber intervenido”.

Eran los tiempos en que el PSOE de Felipe González intentó ‘frenar’ a Garzón colmando su ambición política. El magistrado no dudó en enfriar en un cajón el caso de los GAL a cambio de un puesto político. Hizo mítines junto a González, se encaramó a lo más alto de las listas y, cuando se sintió engañado con una Secretaría de Estado, hizo el viaje de vuelta a la toga. Y desempolvó el GAL, usando para ello filtraciones a medios entonces afines en la derecha. Y en esta España de bandos ideológicos, los que ayer celebraban la sentencia eran entonces sus aliados en la ‘caza’ al socialista. Igual que los que ayer denunciaban el fallo como una persecución y una ‘sentencia prevaricadora’, llenaban sus páginas de editoriales contra el juez con términos como ‘El juez campeador’, ‘No todo vale’ o con veladas acusaciones que hoy firmarían desde el ‘otro lado’, como este editorial de abril de 1995: “Otros delincuentes, ya condenados, gozan de insólita libertad y privilegios gracias a las peculiares fórmulas de Garzón de interpretar el papel de inculpados, víctimas y acusadores en las causas que instruye”.

El añorado Francisco Tomás y Valiente ya dejó por escrito sus reticencias a los ‘métodos’ del juez y al uso arbitrario, por ejemplo, de la prisión preventiva para conseguir declaraciones, un uso que recuerda mucho a los métodos ‘totalitarios’ que sus compañeros le reprochan en la sentencia. Probablemente, Garzón no ha cambiado desde entonces. Los que sí lo han hecho han sido quienes le han utilizado para sus intereses partidistas y sus terminales mediáticas. El PSOE que le ensalza cuando le condenan por las escuchas de la ‘Gürtel’ y se olvidan cómo exigían su apartamiento de la carrera cuando investigaba los GAL. O el PP, que empleaba la ‘valiente y tenaz’ investigación de la ‘X’ de los GAL por parte de un, entonces, encomiable juez y que, ahora, aplaude la condena al ‘magistrado totalitario’.

Al final, el hombre que veía amanecer, ha sido víctima principalmente de sus errores y de su vanidad, amplificada y manoseada, a favor y en contra, dependiendo del momento y de los intereses, por la izquierda y la derecha política y mediática. Y su comunicado final, acusando al Supremo de prevaricar, de conspirar contra él y de amañar su condena desde hace meses, ha sido su huida hacia delante. La traca final de quien sabe que su carrera judicial se ha terminado. Expulsado por sus propios compañeros y exhibido como trofeo por unos y por otros.

“Se ha jaleado a jueces que han mantenido en la cárcel a personas a ver si se ablandaban y confesaban lo que ellos querían. Hay jueces que tienen un interés extra jurídico, político o publicitario, o de su vanidad. Todos somos un poco vanidosos, pero hay algunos que se les sale por los bolsillos". Esta definición de Baltasar Garzón no procede de ningún imputado en la ‘Gürtel’, de ningún ‘compañero’ de magistratura recusado ni por los editoriales de los medios de la derecha. Es la opinión de un miembro del PSOE, el ex ministro José Barrionuevo, a la revista ‘Vanity Fair’ hace apenas dos años.