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El juramento de El Yunque: "Somos una milicia y nuestra lucha es la de los cruzados"
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LOS MIEMBROS DE LA SECTA SE CONSIDERAN "UNA CASTA DE ELEGIDOS"

El juramento de El Yunque: "Somos una milicia y nuestra lucha es la de los cruzados"

La ceremonia de ingreso de nuevos miembros en El Yunque deja muy pocas dudas sobre el carácter mesiánico, paramilitar y ultraderechista de esta secta integrista católica que actúa

Foto: El juramento de El Yunque: "Somos una milicia y nuestra lucha es la de los cruzados"
El juramento de El Yunque: "Somos una milicia y nuestra lucha es la de los cruzados"

La ceremonia de ingreso de nuevos miembros en El Yunque deja muy pocas dudas sobre el carácter mesiánico, paramilitar y ultraderechista de esta secta integrista católica que actúa en los márgenes de la ley para infiltrarse en las estructuras de poder. Así se desprende del informe reservado Análisis del asociacionismo de los laicos cristianos españoles y la intromisión de El Yunque, elaborado a partir del testimonio de 39 testigos relacionados directa o indirectamente con la organización y entregado al cardenal Antonio Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal.

"A partir de hoy formarás parte de una casta de elegidos, una aristocracia del espíritu que debe gobernar España según los dictados evangélicos", advierte el maestro de ceremonias -siempre un orgánico o veterano de El Yunque- al nuevo miembro de la organización. "Nuestra lucha es la de los cruzados, la de los cristeros, la de muchos otros caballeros cristianos que a lo largo de la historia han consagrado sus vidas a instaurar el reinado de Cristo en la tierra. Somos una milicia y luchamos contra los perversos enemigos de Dios y de la patria. En lo sucesivo serás un yunque que cuantos más golpes recibe más se afirma en sus principios".

El aspirante, embutido en un uniforme blanco y con un brazalete que luce el símbolo de la secta -una Y con forma de cruz-, levanta el brazo derecho con el puño cerrado, pone a continuación la mano sobre un crucifijo y recita la fórmula de juramento: "Acepto integrarme en El Yunque como actividad primordial de mi vida. Juro guardar la más absoluta reserva sobre la existencia de la organización, sus integrantes, acciones y estrategias. Juro como caballero cristiano defender, aún a costa de mi vida, este instrumento que Dios nos ha dado para instaurar su reinado en la tierra".

"Un juez justiciero"

El oficiante y el resto de orgánicos presentes en la ceremonia concluyen el ritual con esta fórmula: "Ya eres miembro de El Yunque. En este acto te has integrado con quienes Dios ha elegido para instaurar su reino. Desde este momento encontrarás en nosotros un compañero y un amigo. Pero si tus intenciones fueran traicionarnos o llegaran a desviarse, en cada uno de nosotros hallarás a un juez justiciero". Finalmente, los asistentes dan tres golpes sobre la mesa y gritan: "¡Dios, Patria, Yunque!".

Esa fórmula de juramento, incluida en el informe que obra en poder de Rouco, ha sido "verificada y corregida por dos ex miembros de El Yunque", según advierte Fernando López Luengos, autor del dossier y vicepresidente de Educación y Persona, una de las asociaciones de cristianos laicos más activas en las movilizaciones contra la ley del aborto y la asignatura Educación para la Ciudadanía. López Luengos aclara que "todas las frases son fieles a la realidad. Sólo existen diferencias muy leves en la fórmula femenina, y muy pocas líneas diferencian el juramento mexicano del español". El Yunque nació en México en 1953, y tras la muerte de Francisco Franco se instauró en España.

La Constitución española prohíbe expresamente en su artículo 22.5 las asociaciones secretas y de carácter paramilitar. Y el artículo 515 del Código Penal considera "asociaciones ilícitas" a aquellas que recurran a la "alteración o control de la personalidad" y a las que "promuevan o inciten al odio" contra personas o grupos por razón de su ideología, raza, nación u orientación sexual. La doctrina ultra de El Yunque alienta el rechazo a los homosexuales, los inmigrantes o los judíos, lo que, además de no tener encaje en un Estado democrático, podría ser constitutivo de delito. 

Nota de redacción:

El presidente del Instituto de Política Familiar (IPF), Eduardo Hertfelder de Aldecoa, se ha puesto en contacto con 'El Confidencial' para aclarar lo siguiente:

"La información publicada el día 2 de febrero titulada "El dossier secreto que guarda Rouco: "Hay miembros de El Yunque en el PP y la Iglesia" se afirma nuevamente que yo y la asociación Instittuto de Política Familiar que presido formaría parte de un entramado de asociaciones vinculadas a una secta secreta denominada El Yunque. La información aludida es totalmente falsa y su divulgación causa perjuicio tanto a mi persona y mi familia como a la entidad que dirijo".

El presidente de Profesionales por la Ética, Jaime Urcelay, se ha puesto en contacto con 'El Confidencial' para aclarar lo siguiente respecto a la noticia 'El dossier secreto que guarda Rouco: Hay miembros de El Yunque en el PP y la Iglesia":

"Los aludidos hechos son del todo falsos y su divulgación causa un gravísimo perjuicio tanto para nuestra entidad como mí personalmente como presidente de la misma. Profesionales por la Ética es una asociación civil legalmente constituida, inscrita en el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior en el año 1992, e independiente de cualquier otra entidad. Es completamente falso que esté vinculada a una secta secreta a la que en el artículo se denomina El Yunque y que "tanto la presidencia como parte de la junta directiva" sean miembros de la misma".

La ceremonia de ingreso de nuevos miembros en El Yunque deja muy pocas dudas sobre el carácter mesiánico, paramilitar y ultraderechista de esta secta integrista católica que actúa en los márgenes de la ley para infiltrarse en las estructuras de poder. Así se desprende del informe reservado Análisis del asociacionismo de los laicos cristianos españoles y la intromisión de El Yunque, elaborado a partir del testimonio de 39 testigos relacionados directa o indirectamente con la organización y entregado al cardenal Antonio Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal.

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