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Hosteleros y agencias de viajes, en pie de guerra contra el plan de mover los festivos a lunes
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SERÍAN INAMOVIBLES LAS FIESTAS "DE ESPECIAL ARRAIGO SOCIAL"

Hosteleros y agencias de viajes, en pie de guerra contra el plan de mover los festivos a lunes

Se acabaron los puentes como el de este mes de diciembre, donde los más agraciados disfrutaron de nueve días de vacaciones juntando dos festivos que cayeron

Foto: Hosteleros y agencias de viajes, en pie de guerra contra el plan de mover los festivos a lunes
Hosteleros y agencias de viajes, en pie de guerra contra el plan de mover los festivos a lunes

Se acabaron los puentes como el de este mes de diciembre, donde los más agraciados disfrutaron de nueve días de vacaciones juntando dos festivos que cayeron en martes y jueves. A partir de ahora, casi todas las fiestas pasarán al lunes más cercano, “salvo las de mayor arraigo social”, para ganar en productividad y evitar la pérdida de actividad en las empresas. Es una de las medidas que ayer anunció Mariano Rajoy en su discurso de investidura y que ya habían puesto sobre la mesa los empresarios: modificar el calendario laboral y que los doce días de fiesta se disfruten en otras fechas para “fomentar la eficiencia del mercado de trabajo”, en boca del líder de los populares

Según datos de las organizaciones empresariales, un día festivo cuesta a la economía nacional unos 4.231 millones de euros, el 0,43% del Producto Interior Bruto (PIB). La propuesta que ayer lanzó Rajoy se la propuso la patronal de los pequeños y medianos empresarios (Cepyme) ante las elecciones del 20 de noviembre: “Una eficaz racionalización del calendario de festivos debería evitar tanto la acumulación de gran cantidad de festivos en algunos meses como que existan otros con ausencia de festivos (…) siempre con absoluto respeto a las creencias religiosas mayoritarias”.

Los empresarios fijaron como inamovibles tres días festivos, entre los que figuran el 1 de enero (Año Nuevo), el 12 de octubre (Día de la Hispanidad) y el 25 de diciembre (Día de Navidad). Para el resto de los festivos que marcan las comunidades autónomas y los ayuntamientos, o bien días festivos nacionales como el 1 de mayo (Día del Trabajo), la patronal aboga por que su festividad pueda ser trasladada a viernes o lunes.

Rajoy no especificó ayer qué días festivos son inamovibles, pero el objetivo de la medida pretende así terminar con los ‘acueductos’ como el denominado puente de la Constitución, en el que se juntan dos días festivos: el de la Constitución (6 de diciembre) y el de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre). Sea como fuere, la regulación propuesta implicaría la modificación del artículo 37.2 del Estatuto de los Trabajadores y de los artículos 45 y 46 del Real Decreto 2001/1983 de 28 de julio sobre la regulación de la jornada de trabajo, jornadas especiales y descansos.

Han sido los secretarios generales de Comercio, Turismo y Hostelería de CCOO y UGT de Andalucía, Gonzalo Fuentes y Rafael Navas respectivamente, quienes han mostrado su rechazo frontal a la propuesta argumentando que reducir los puentes “no va a incrementar la productividad”. Es más, consideran que va a suponer lo contrario. “Esta medida es una barbaridad para la industria turística española y para los comercios, que se benefician de la llegada de viajeros que efectúan compras en estos establecimientos”.

El presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes y Turoperadores (Ceavyt), Rafael Gallego, también ha denunciado que “poco va a beneficiar al sector turístico la supresión de los puentes anunciada” y considera que únicamente podría ser positivo trasladar un festivo que caiga en miércoles.

José Luis Guerra, adjunto a la presidencia de la Federación Española de Hostelería, es de los que piensa que, ante un panorama económico positivo, esta medida perjudicaría enormemente a la hostelería. Pero, con los datos en la mano, donde el sector ha sufrido un descenso consecutivo de consumo desde abril de 2008 “excepto agosto de este año, que se ha incrementado un 1,4% respecto al mismo mes del año anterior”, no es una mala noticia. “Ahora mismo, puente no es sinónimo de gasto”. Con el consumo parado, Guerra asegura que beneficiaría más al sector “un fin de semana largo” que un puente, “ya que el coste sería inferior para las familias”.

Por su parte, la patronal de agencias de viajes rechaza de pleno esta medida recordando que más de la mitad de los viajes que los españoles han realizado en territorio nacional hasta octubre se han producido en fines de semana o puentes”. Gallego adelanta que intentarán discutir esta medida con el Gobierno entrante, a la que espera que les expliquen “qué beneficios traerá una medida que perjudicará a un sector que el propio Rajoy ha considerado prioritario”.

Repercusiones en la economía de un día inhábil

Cepyme comparó el impacto de un día festivo con el coste de un día de huelga general. Así, pone sobre la mesa los datos de la última manifestación general en España, la del 29 de septiembre de 2010, cuyo coste podría estimarse, en la hipótesis de un seguimiento del 100%, en una caída del PIB de 4.830 millones de euros. Un coste que equivaldría al dinero que el Estado dedicó en los Presupuestos Generales de 2010 a ciertas políticas. Con ese dinero, se podrían sufragar las partidas destinadas a la educación (3.089 millones de euros, de los cuales 1.396 millones fueron para becas); a políticas de sanidad (4.533 millones) y a cultura (1.141 millones de euros.

Para justificar que la medida no afecta al sector turístico, los empresarios recuerdan que un puente “no ofrece la posibilidad de que todos los trabajadores puedan disfrutar de él. Circunstancia que sí propicia el traslado de cualquier festivo de la semana a un lunes”.

Se acabaron los puentes como el de este mes de diciembre, donde los más agraciados disfrutaron de nueve días de vacaciones juntando dos festivos que cayeron en martes y jueves. A partir de ahora, casi todas las fiestas pasarán al lunes más cercano, “salvo las de mayor arraigo social”, para ganar en productividad y evitar la pérdida de actividad en las empresas. Es una de las medidas que ayer anunció Mariano Rajoy en su discurso de investidura y que ya habían puesto sobre la mesa los empresarios: modificar el calendario laboral y que los doce días de fiesta se disfruten en otras fechas para “fomentar la eficiencia del mercado de trabajo”, en boca del líder de los populares