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Maite Areal, de las joyerías mallorquinas al banquillo por corrupción
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SUS LUJOSAS COMPRAS EN EFECTIVO LLAMARON LA ATENCIÓN DE LA FISCALÍA

Maite Areal, de las joyerías mallorquinas al banquillo por corrupción

Jaume Matas no se enfrenta en solitario a los tribunales. A su lado, compartiendo imputación, está su mujer, María Teresa Areal. Su nombre aparece detrás de

Foto: Maite Areal, de las joyerías mallorquinas al banquillo por corrupción
Maite Areal, de las joyerías mallorquinas al banquillo por corrupción

Jaume Matas no se enfrenta en solitario a los tribunales. A su lado, compartiendo imputación, está su mujer, María Teresa Areal. Su nombre aparece detrás de la mayoría de los movimientos sospechosos que la justicia trata de aclarar en el caso Palma Arena. Areal, a quien todos llaman Maite, se ha negado a declarar ante el juez, pero su hermano, Fernando Areal, ha reconocido que fue ella quien le entregó los 32.000 euros en negro con los que pagó al constructor que realizó las obras del palacete.

La idea de la mudanza al inmueble de 500 metros cuadrados en pleno centro de Palma se le atribuye a Areal, quien habría convencido a su marido de abandonar el chalé adosado de Cas Català. Por entonces, primavera de 2007, Matas esperaba seguir gobernando las Islas Baleares y la nueva mansión, adquirida por un millón de euros, era a los ojos de su esposa la residencia que necesitaba el presidente de la Comunidad. No reparó en gastos para reformarla y equiparla, pero el sueño del palacete no tardó en convertirse en pesadilla.

La afición por las compras y el lujo de Areal ha pasado de ser un chascarrillo a alimentar la instrucción judicial. Diversos testigos que han comparecido ante el juez José Castro han asegurado que la imputada era una habitual de los comercios selectos de Palma, donde pagaba siempre en efectivo. Como informó Europa Press, el propietario de una joyería alemana señaló que la esposa de Matas gastó 70.000 euros en relojes y joyas; el dueño de una tienda de muebles calculó que gastó 25.000 euros en su establecimiento; y diversos proveedores que participaron en la reforma de la vivienda, así como propietarios de comercios, cifraron en 300.000 euros la cantidad que habían recibido en negro del matrimonio.

Las ostentosas compras pusieron a la Fiscalía sobre la pista de un posible enriquecimiento ilícito, e incluso agentes de la Guardia Civil de paisano recorrieron varias tiendas mallorquinas para reconstruir las compras efectuadas. Estos gastos, junto con la compra de inmuebles no parecían encajar con la renta del  matrimonio Matas-Areal. Aunque, como informó el Diario de Mallorca, Maite contribuyó a la economía familiar con diversos trabajos.

Elección de inmuebles

En 2002, mientras su marido era ministro de Medio Ambiente, trabajó como asesora de educación del Gobierno de la Comunidad de Madrid. En la capital pudo disfrutar también de las tiendas de la milla de oro, en el barrio de Salamanca. Más tarde, cuando Matas volvió al Govern de las Islas, fue contratada por el Centro de Cálculo Balear. Allí ganaba unos 2.000 euros al mes. Luego se incorporó a la nómina de Martorell Asesores Tributarios, sin que se conozca realmente qué función desempeñó y, finalmente, en el Hotel Valparaíso, donde su sueldo alcanzó los 3.000 euros.

Pero, tal vez, su papel más determinante ha sido en la elección de los inmuebles supuestamente adquiridos por el matrimonio. Además del palacete, adquirido por menos de la mitad de su valor, se sospecha que un piso en Madrid y otro en Palma de Mallorca, son suyos, a pesar de estar a nombre del también imputado Bartomeu Reus y de la madre del ex ministro, respectivamente.

De acuerdo con informaciones del Diario de Mallorca, la Guardia Civil determinó que fue Areal quien eligió ambas viviendas y las decoró. En el caso de la vivienda escriturada a nombre de la octogenaria madre de Matas, la hipoteca ha sido pagada por el ex president; mientras que el matrimonio también abonó la entrada del piso madrileño, donde luego habitó, supuestamente en régimen de alquiler. Y es que Maite no se limitó a ser la presidenta consorte de las Islas Baleares.

Jaume Matas no se enfrenta en solitario a los tribunales. A su lado, compartiendo imputación, está su mujer, María Teresa Areal. Su nombre aparece detrás de la mayoría de los movimientos sospechosos que la justicia trata de aclarar en el caso Palma Arena. Areal, a quien todos llaman Maite, se ha negado a declarar ante el juez, pero su hermano, Fernando Areal, ha reconocido que fue ella quien le entregó los 32.000 euros en negro con los que pagó al constructor que realizó las obras del palacete.