Un desliz del embajador de Obama en España deja en evidencia a Zapatero

El nuevo embajador de EEUU en España, Alan Solomont, un empresario y millonario judío muy cercano a Barak Obama, para quien recaudó fondos con destino a su campaña electoral, no ha podido estrenarse en su cargo con peor pie, al dejar en evidencia al presidente del Gobierno del país anfitrión, José Luis Rodríguez Zapatero. 

Solomont, que llegó el pasado fin de semana a Madrid acompañado de su esposa y sus dos hijas para incorporarse a su destino diplomático, desveló ayer que Zapatero, un no creyente declarado que siempre ha hecho gala de su laicismo, participará el próximo 4 de febrero en Washington en el llamado Desayuno Nacional de Oración, un acto religioso que desde 1953 organiza un lobby católico ultraconservador, y al que también acudirá el presidente estadounidense.

Durante un encuentro informal con un reducido grupo de periodistas ofrecido ayer en la embajada de EEUU para presentarse ante los medios de comunicación españoles, Solomont, que no es diplomático de carrera, cometió un desliz que puso al descubierto su bisoñez y falta de experiencia en el escenario internacional. El embajador, que ha amasado la mayor parte de su fortuna gestionando una de las mayores cadenas de residencias geriátricas de su país, desveló un secreto que La Moncloa guardaba hasta ahora celosamente: la invitación de Obama a Zapatero para participar en el Desayuno Nacional de Oración.

El National Prayer Breakfast, que se celebra el primer jueves del mes de febrero desde hace 57 años, está organizado por The Family (La Familia), un influyente grupo de presión católico vinculado a la ultraderecha religiosa al que algunos medios de comunicación estadounidenses han llegado a calificar de secta fundamentalista. La mayor parte de sus actividades es secreta y la identidad de sus miembros nunca se ha hecho pública, aunque ha trascendido que entre ellos figuran algunos pesos pesados del Partido Republicano.

Blair, Abdullah, Bhutto...

La Casa Blanca invita todos los años a algún mandatario extranjero a participar en el Desayuno Nacional de Oración, y en esta ocasión ha elegido a Zapatero, que también se entrevistará con Obama durante su visita a Washington. En ediciones anteriores acudieron a la capital estadounidense el ex premier británico Tony Blair, el rey Abdullah II de Jordania o la ex primera ministra de Pakistán Benazir Bhutto, entre otros.

Pero la tradición, fielmente mantenida desde los tiempos del presidente Dwight D. Eisenhower, obligaba a mantener en secreto la identidad del invitado especial al Desayuno Nacional de Oración hasta la víspera del acto, y esa tradición la quebró ayer Solomont, quien, de paso, puso en un brete al laicista Zapatero.

La indiscreción de Solomont dejó boquiabierto y fuera de juego al equipo de asesores de Zapatero, según han reconocido a El Confidencial fuentes gubernamentales, que admiten que, aunque resultaba inevitable que antes o después acabaría trascendiendo la invitación al jefe del Ejecutivo para acudir al acto organizado por el lobby religioso, el embajador estadounidense ha arruinado la estrategia de comunicación de La Moncloa.

Zapatero, descolocado

La pifia de Solomont pilló por sorpresa a Zapatero, que ayer se encontraba de viaje oficial en Viena, donde se reunió con el canciller austríaco, Werner Faymann. Alertado por sus asesores de la imprudencia cometida por el embajador estadounidense, el presidente del Gobierno no tuvo más remedio que reconocer, durante la rueda de prensa que ofreció tras su encuentro con Faymann, que acudiría al acto organizado por The Family en Washington, del que dijo, sin excesivo entusiasmo, que tiene "una relevancia significativa y muy singular".

Unas horas más tarde, y ya en la vecina Bratislava, donde se reunió con su homólogo eslovaco, Robert Fico, Zapatero se vio obligado a hacer frente al revuelo provocado por la noticia. "Me sorprende la capacidad para interpretar una invitación, para interpretar el origen de ese acto y de la voluntad del presidente Obama", dijo el jefe del Ejecutivo, esta vez más contrariado.

Las fuentes gubernamentales consultadas aseguraron anoche a El Confidencial que Solomont, abrumado por la trascendencia de su desliz, se puso ayer mismo en contacto con La Moncloa para expresar sus disculpas. Un portavoz oficial de la embajada estadounidense en Madrid ni confirmó ni desmintió ese extremo a este periódico.