Anxo Quintana, el final de la escapada

Crisis existencial y deserciones en el seno del nacionalismo gallego. El desde ayer ex líder del BNG y vicepresidente en funciones de la Xunta, Anxo Quintana, se descartó un día antes de anunciar su dimisón como futuro candidato a la Presidencia autonómica en la primera entrevista que concede tras la reciente derrota electoral. “Francamente, no me veo protagonizando el futuro del BNG”, reconoció a El Xornal. El fracaso en las urnas ha propiciado una estampida en la cúpula del Bloque, con el abandono de Francisco Rodríguez (líder de Unión do Povo Galego, la organización hegemónica en la formación); su antagonista Xosé Manuel Beiras, un dirigente histórico; y el propio Quintana.   

El trauma electoral y, sobre todo, el debate acerca de una necesaria renovación, han abierto una profunda brecha en el BNG. A un lado, Beiras, quien durante años guardó respetuoso silencio pero ahora exige dimisiones inmediatas. A otro, las huestes de UPG, empecinadas en convertirse en una dinastía inamovible y en jubilar a las figuras históricas del nacionalismo gallego. Las declaraciones de Quintana -“hay que dejar paso a nuevos actores”, dijo ayer- apuntan en esta dirección.

Las palabras del ex líder del Bloque se enmarcaban dentro de los contactos previos al Consejo Nacional que celebró ayer el partido, con el que pretende iniciar un “proceso de reflexión”. Quintana quiere que el Consejo elija un grupo de trabajo en el que estén representadas las distintas corrientes del BNG, grupo que deberá preparar la asamblea extraordinaria prevista para abril o mayo. Su propuesta de que sea abierta a todos los militantes no sienta del todo bien en UPG, pero sí gusta a los seguidores de Beiras, que rechazan que en la futura dirección no estén presentes los líderes de las diversas corrientes del nacionalismo. “No se puede tirar la experiencia por la borda”, advirtió recientemente.

La cuestión, por tanto, quién será ahora el sustituto de Quintana. No será fácil reemplazar al hombre que supo cerrar las grietas que había en su partido -si en 2003 no consiguió recibir el testigo de Beiras en una atmósfera de conformidad, en 2008 fue proclamado candidato a la Xunta por unanimidad, un hito en la historia del Bloque- y dotarlo de una mayor proximidad a la ciudadanía. Sereno, muy calculador y ambicioso, Quintana anunció a los cuatro vientos durante la campaña que aspiraba a superar el récord de 18 escaños logrado por Xosé Manuel Beiras en 1997. Su “nacionalismo de proximidade”, que creyó más cercano a los gallegos, no logró captar su voto.