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El ‘Valle de los Caídos’ del PP
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COSTA, ELORRIAGA, ARAGONÉS, CAYETANA, TORME…

El ‘Valle de los Caídos’ del PP

El pasado martes por la tarde el ex ministro y ex candidato a ser candidato a la Presidencia del PP, Juan Costa, se dirigía a su

Foto: El ‘Valle de los Caídos’ del PP
El ‘Valle de los Caídos’ del PP

El pasado martes por la tarde el ex ministro y ex candidato a ser candidato a la Presidencia del PP, Juan Costa, se dirigía a su escaño en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Se sentó en la última fila, en los bancos más a la derecha. A su lado, la diputada Ana Torme, miembro del Comité de Dirección del Grupo en la pasada legislatura. Ambos  protagonizaron hace unos meses parte del movimiento de oposición a Rajoy, pero lejos de haber vuelto al ‘redil’ ocupan su tiempo en el disentimiento.

 

Y, además, no lo ocultan. El martes por la tarde, por dos veces consecutivas –la primera al finalizar su intervención inicial y la segunda tras la réplica-, Rajoy fue ovacionado por todo su Grupo Parlamentario puesto en pie. ¿Todo? No. Costa y Torme aplaudieron con desgana mientras seguían sentados en sus respectivos escaños comentando las incidencias de la jornada o sabe Dios qué. Lo cierto es que la desafección sigue instalada entre algunos de los diputados del Grupo que se mostraron contrarios a Rajoy.

La lista de los ‘desplazados’ es larga. Sin embargo, de aquéllos que durante la crisis previa al Congreso de junio se desmarcaron de Rajoy han salido dos grupos. Por un lado, los más críticos que en su mayoría optan por no contribuir al trabajo de equipo del Grupo y, por otro, los que han optado por acomodarse a la nueva situación y colaboran, en algunos casos activamente, con la nueva Dirección del Grupo Parlamentario aportando iniciativas y trabajando en todo aquello que se solicita tanto desde Génova como desde los aledaños del despacho de Soraya Sáenz de Santamaría.

Los díscolos se organizan…

 

Pero si parecía que tras el Congreso de junio y la victoria de Rajoy la ‘disidencia’ interna perdía fuelle, lo cierto es que en estas últimas semanas ha cobrado fuerza. Las fuentes de este diario constatan que algunos de estos diputados díscolos se han vuelto a organizar, con una ‘cabeza pensante’ que imprime fuerza a la conspiración: Carlos Aragonés. Quien fuera jefe de Gabinete de Aznar en Moncloa ha vuelto por sus fueros contra Rajoy, y se ha rodeado de una docena de ‘fieles’.

Aragonés no está solo en su disidencia sino que, según estas fuentes, tiene importantes apoyos externos pero vinculados al PP. El primero, quien fuera portavoz del Grupo y ahora destacado ejecutivo de Telefónica Internacional, Eduardo Zaplana. Segundo, el presidente de FAES y ex presidente del Gobierno, José María Aznar. Aunque las relaciones con su ex jefe se habían enturbiado, Rajoy les ha vuelto a unir: Aragonés es el hombre de Zaplana y Aznar dentro del Grupo para mantener viva la llama de la crítica al actual líder del PP.

En torno a Aragonés se dan cita, como se ha dicho, una docena de diputados que no encuentran acomodo –ni hacen nada por encontrarlo- en el nuevo Grupo. De hecho, la mayoría de ellos destacan, como el propio Aragonés, por su escasa o nula actividad parlamentaria. Si tenemos en cuenta las iniciativas parlamentarias, Aragonés firma la nada despreciable cantidad de cero. Lo mismo le ocurre a Juan Costa, Alejandro Ballestero o a la –y esto es más grave- miembro del Comité de Dirección Cayetana Álvarez de Toledo.

Gabriel Elorriaga, otro de los diputados críticos, aporta algo más: tres iniciativas. Estos –Costa, Ballestero, Álvarez de Toledo, Elorriaga- forman, junto a Eugenio Nasarre, Ana Torme y María Salom el núcleo duro de la disidencia ‘popular’, aunque estos tres últimos aportan algo más de actividad parlamentaria –Torme y Salom sobrepasan juntas las ochocientas iniciativas presentadas-. Las reuniones que tienen ellos y sus apoyos externos –políticos y mediáticos- se suceden, según las fuentes de este diario, para analizar la situación a la espera de que Rajoy tropiece en los próximos retos electorales –País Vasco, Galicia y, sobre todo, las europeas.

… y los ‘colaboracionistas’ se distancian

No significa esto que hayan dejado de ser críticos, pero sí que han optado por no continuar por el camino de la ‘disidencia’. Es el caso, por ejemplo, de Gustavo de Arístegui, embarcado en todo tipo de acciones que tengan que ver con las relaciones del PP con la diplomacia internacional y, en general, con el exterior, además de llevar la ‘voz cantante’ en lo que a la crítica a la política exterior del Gobierno se refiere. De Arístegui ha firmado once iniciativas parlamentarias en lo que va de legislatura. No son muchas, pero está en la media de la pasada legislatura para un diputado que tiene una intensa actividad internacional.

De hecho, algunos miembros destacados de la Dirección del Grupo próximos a la actual portavoz no firman más iniciativas que él. En la misma situación que el portavoz de Exteriores se encuentran diputados como Vicente Martínez Pujalte, que mantiene la portavocía de Presupuestos. Pujalte ha desplegado algo más de actividad, con 120 iniciativas firmadas. Otro de los supuestamente críticos –aunque nunca se manifestó públicamente contra Rajoy- fue Manuel Pizarro, hoy portavoz en la Comisión Constitucional. Pizarro es, sin duda, uno de los diputados más trabajadores con 425 iniciativas parlamentarias presentadas.

Este despliegue de actividad ha tenido ‘premio’ en la medida en que la nueva Dirección del Grupo le tiene muy en cuenta para todo aquello que tiene que ver con la Justicia o con el modelo de Estado, aunque sean asuntos que han pasado a un segundo plano por la crisis económica. Pizarro, que en un principio parecía que estaba destinado a dejar el escaño tras el verano, se ha metido en su papel parlamentario y se mantiene alejado de cualquier conspiración, que haberla, hayla, al igual que Pujalte y Arístegui.

Quizá uno de los casos más significativos es el de Ángel Acebes. Quien fuera todopoderoso secretario general del PP sigue teniendo un ascendente importante sobre los diputados ‘populares’, por eso no es extraño verle –pocas veces, eso sí- en el Congreso departiendo con algunos de ellos y siendo objeto de la ‘persecución’ periodística. Con todo, Acebes dedica más tiempo a su despacho profesional y si Miguel Blesa lo permite, pronto también al Consejo de Cibeles a propuesta de Aguirre. Aun así, tiene tiempo para presentar la nada desdeñable cantidad de 121 iniciativas parlamentarias, la mayoría sobre actuaciones del Gobierno en su provincia natal: Ávila.

Aguirre se desmarca, San Gil se confiesa

 

De los cuatro ‘críticos’ que en aquel Comité Ejecutivo último antes del Congreso de junio levantaron la voz contra Rajoy –Costa, Aragonés, Elorriaga e Ignacio González-, tres mantienen viva la disidencia y uno, Ignacio González, ha optado por desmarcarse y quedarse al margen de toda polémica, al igual que su ‘jefa’, la presidenta madrileña Esperanza Aguirre, que ha elegido cerrar filas con Rajoy, al menos por ahora y mientras parezca que el líder del PP mantiene bien sujetas las riendas del partido.

María San Gil, que se erigió en otro de los baluartes de la disidencia contra el líder del PP, reunió hace pocos días a la mayor parte de los críticos en una cena-homenaje en la que confesó su desilusión con la actual dirección, pero en la que también dejó claro que no volvería a seguir luchando por un cambio en el PP, por lo que los críticos la pierden, al menos aparentemente, como ‘peso pesado’ contra Génova. Y tampoco parece que su mentor, Jaime Mayor Oreja, esté por esa labor teniendo en cuenta de que todavía está pendiente la decisión del candidato del PP a las europeas.

El pasado martes por la tarde el ex ministro y ex candidato a ser candidato a la Presidencia del PP, Juan Costa, se dirigía a su escaño en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Se sentó en la última fila, en los bancos más a la derecha. A su lado, la diputada Ana Torme, miembro del Comité de Dirección del Grupo en la pasada legislatura. Ambos  protagonizaron hace unos meses parte del movimiento de oposición a Rajoy, pero lejos de haber vuelto al ‘redil’ ocupan su tiempo en el disentimiento.

Mariano Rajoy