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ETA hizo siete llamadas de teléfono en 33 minutos antes de que estallara la furgoneta bomba en Barajas
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ETA hizo siete llamadas de teléfono en 33 minutos antes de que estallara la furgoneta bomba en Barajas

Ni una, ni dos, ni tres. ETA hizo exactamente siete llamadas de teléfono entre las 7:54 del 30 de diciembre y las 8:27 del mismo día

Foto: ETA hizo siete llamadas de teléfono en 33 minutos antes de que estallara la furgoneta bomba en Barajas
ETA hizo siete llamadas de teléfono en 33 minutos antes de que estallara la furgoneta bomba en Barajas

Ni una, ni dos, ni tres. ETA hizo exactamente siete llamadas de teléfono entre las 7:54 del 30 de diciembre y las 8:27 del mismo día para avisar de la colocación de la furgoneta bomba que acabaría matando poco después a Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio en el aparcamiento de la T-4 de Barajas. Este es el resultado de la investigación realizada por los expertos antiterroristas de la Policía sobre las comunicaciones efectuadas por los etarras minutos antes del atentado con el que ETA rompió su “alto el fuego permanente"

Según dicha investigación, a la que ha tenido acceso El Confidencial, seis de esas llamadas fueron realizadas desde un teléfono móvil de tarjeta prepago que había sido comprado a primera hora del 23 de diciembre en un comercio del barrio bilbaíno de Santutxu. El aparato se activó esa misma jornada, cerca del mediodía, en la localidad vizcaína de Amorebieta, la misma donde la Ertzaintza localizaba horas después un zulo con material explosivo de ETA. Este detalle hizo sospechar a la Policía en un primer momento que los terroristas relacionados con el escondite -dos de los cuales fueron detenidos días después en el sur de Francia- podían estar relacionados con los asesinatos de Madrid, algo que posteriormente se descartó.

El teléfono no sería utilizado hasta las 7:54 de la mañana del día 30, cuando un individuo llamó al 943464622, teléfono que corresponde a la central de la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA) de Guipúzcoa, para alertar en nombre de ETA de la colocación de la furgoneta bomba en el aeropuerto de Barajas. Todo ello fue realizado desde el centro de San Sebastián, muy posiblemente desde el barrio de Gros.

Tras esa primera llamada, el etarra efectuó otras cinco con el mismo teléfono, cuyos destinatarios fueron otra vez DYA, los bomberos de Madrid y al diario Gara. No todas consiguieron respuesta, entre ellas la que efectuó a la redacción del periódico abertzale. Tras éstas, el aparato quedó fuera de servicio y no volvió a ser empleado. La Policía tampoco ha podido localizarlo.

Desde una cabina al 088

No obstante, el terrorista efectuó una última llamada, la séptima, aunque para ello utilizó una cabina de teléfono público situada en la donostiarra Avenida Ategorrieta, situada también en el barrio de Gros. En ésta, realizada a las 8:27 -es decir, treinta y tres minutos más tarde de la primera y escasa media hora antes de que estallara el artefacto explosivo-, el terrorista marcó el 088, antiguo número de emergencias de la Ertzaintza.

Las investigaciones policiales han determinado que el autor de todas las llamadas fue la misma persona. Un varón joven que parecía leer un texto de modo nervioso y cuya voz aparecía distorsionada, muy posiblemente porque colocaba una mano cerca del micrófono para impedir ser oído por alguien que pasara cerca. La Policía está convencida de que este individuo es un miembro legal -no fichado- de la organización, posiblemente un colaborador, que no conoce a los autores del atentado y que recibió el encargo de realizar las llamadas y cerciorarse de que la información era recibida.

De hecho, el texto que leyó incluía todo tipo de detalles, desde la localización de la furgoneta bomba hasta el modelo, el color y la matrícula de la misma. Una información muy precisa con la que ETA, según los expertos antiterroristas, quería evitar a toda costa provocar muertos. La propia banda armada, en el comunicado que hizo público el pasado 9 de enero, destacaba que “el objetivo de esa acción armada no era causar víctimas”. Sin embargo, el estallido de la brutal carga de amonal -aún no cuantificada, aunque se estima que fueron varios centenares de kilos- terminó por costar la vida de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.

Ni una, ni dos, ni tres. ETA hizo exactamente siete llamadas de teléfono entre las 7:54 del 30 de diciembre y las 8:27 del mismo día para avisar de la colocación de la furgoneta bomba que acabaría matando poco después a Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio en el aparcamiento de la T-4 de Barajas. Este es el resultado de la investigación realizada por los expertos antiterroristas de la Policía sobre las comunicaciones efectuadas por los etarras minutos antes del atentado con el que ETA rompió su “alto el fuego permanente"