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La testaferro de Roca en Madrid esgrimía su amistad con Gallardón para hacerse con las licencias
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La testaferro de Roca en Madrid esgrimía su amistad con Gallardón para hacerse con las licencias

“Yo como todos los días con Gallardón y aquí se construirá un hotel de lujo”. Montserrat Corulla, ahora detenida en la cárcel de Alhaurín de la

“Yo como todos los días con Gallardón y aquí se construirá un hotel de lujo”. Montserrat Corulla, ahora detenida en la cárcel de Alhaurín de la Torre por su presunta implicación en la corrupción de Marbella, dejó boquiabiertos a sus contertulios. Corría la primera semana de octubre de 2005 y dos arquitectos acompañaban a la abogada durante una visita concertada para inspeccionar el estado de conservación del Beti-Jai, un viejo frontón situado en la zona más cara de Madrid. Unos 3.420 metros cuadrados de superficie ubicados a una zancada del paseo de la Castellana, en plena calle del marqués del Riscal número siete, semiesquina a la de Fortuny.

El comentario podía ser una fanfarronada. Los arquitectos de la Ciphan -Comisión Institucional para la Protección del Patrimonio Histórico-Artístico y Natural- están acostumbrados a tratar con abogados o testaferros que utilizan su presunta amistad con las autoridades municipales para conseguir mayor edificabilidad o condiciones más laxas. Sin embargo, en esta ocasión, se quedaron con la copla.

La amenaza -más o menos velada- procedía de una abogada con pedigrí en el sector. No en vano, se trataba de alguien que había mediado en la concesión del permiso de obras para la rehabilitación de dos palacios en el centro de Madrid, el del Ángel de Tepa –a un paso de la plaza de Santa Ana- y el del Villagonzalo -muy cerca de Alonso Martínez-. Ambos catalogados como Bien de Interés Cultural, por lo que cualquier reforma requería un informe preceptivo de los expertos al tratarse de edificios singulares. La abogada dijo en varias ocasiones que era amiga del alcalde, y eso les llamó la atención. Ya habían oído hablar de ella.

Corulla trabajaba en el despacho Sánchez Zubizarreta-Soriano Zurita, descabezado por el juez Torres por sus vinculaciones con Juan Antonio Roca, el asesor de urbanismo de Marbella y principal urdidor de la trama. Y en su calidad de abogada había hecho diversas gestiones ante la Gerencia de Urbanismo de Madrid, siempre con el mismo fin: lograr permisos municipales para rehabilitar viejos palacios amenazados de ruina. Los funcionarios de Urbanismo la conocen de eso.

“Iba por Gerencia como si fuera su casa”

Era casi una habitual en los pasillos de Gerencia, por lo que muchos se quedaron de piedra cuando se enteraron de que había sido encarcelada. “Era prepotente y quería darnos a entender que tenía mucha mano en el ayuntamiento”, dice una fuente solvente. “Iba por Gerencia como si fuera su casa”, remacha.

Fue ella quien contrató al arquitecto Rafael Moneo para que realizara un anteproyecto -registrado ante la Gerencia de Urbanismo- con el que se pretendía transformar el viejo frontón en un hotel de lujo, incorporando algunas instalaciones deportivas para salvar la cara ante el Ayuntamiento, ya que se trata de un edificio que cuenta con el máximo nivel de protección. No lo consiguió.

Corulla habló con otros arquitectos y tampoco logró que le presentaran un nuevo proyecto capaz de vencer las reticencias municipales. Incluso se llegó a diseñar uno que incorporaba un palacete en lo alto del frontón, una verdadera joya del arte deportivo. Beti-Jai fue construido en 1893 por el arquitecto Joaquín Rucoba, autor del Teatro Arriaga de Bilbao y de la plaza de toros de Málaga.

“Yo como todos los días con Gallardón y aquí se construirá un hotel de lujo”. Montserrat Corulla, ahora detenida en la cárcel de Alhaurín de la Torre por su presunta implicación en la corrupción de Marbella, dejó boquiabiertos a sus contertulios. Corría la primera semana de octubre de 2005 y dos arquitectos acompañaban a la abogada durante una visita concertada para inspeccionar el estado de conservación del Beti-Jai, un viejo frontón situado en la zona más cara de Madrid. Unos 3.420 metros cuadrados de superficie ubicados a una zancada del paseo de la Castellana, en plena calle del marqués del Riscal número siete, semiesquina a la de Fortuny.