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El ERE de Codorníu pone al sector del cava frente a sus peores fantasmas
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La marca blanca, uno de los grandes problemas del sector

El ERE de Codorníu pone al sector del cava frente a sus peores fantasmas

Codorníu, aunque sólo sea por la historia, marca la pauta de toda la industria y hace tres años que hace sus anuncios de la campaña de Navidad sin que aparezca la palabra "cava".

Foto: Foto Codorníu.
Foto Codorníu.

El cava ya no es lo que era. Freixenet espera oferta para dar entrada a un inversor ajeno a la familia. Codorníu presenta un ERE para despedir a cien personas. Familias como los Carulla, que hace una década se daban codazos para entrar en el Penedés hoy venden Roger Goulart a Cvne a cambio tan sólo de que los riojanos asuman los pasivos, según apuntan fuentes financieras. En los tres casos, lo nunca visto. El sector afronta los nuevos tiempos entre la desorientación y el caos, mientras los márgenes bajan. Cada empresa afronta el futuro como puede sin que haya una directriz general.

El ERE de Codorníu, la empresa que se inventó el sector en el siglo XVI, pone el dedo en la llaga. La empresa dejará de elaborar marca blanca. Para Codorníu esta rama de actividad suponía el 20% de las botellas que fabricaba pero sólo el 5% de las ventas, que en el último ejercicio sumaron 235 millones de euros de volumen de negocio. Es decir, la marca blanca y los precios bajos están dinamitando el sector. Muchos identifican el principio del fin en 1997, cuando la empresa murciana García Carrión compró las cavas Jaume Serra.

Codorníu, que en muchos sentidos marca la pauta del sector, hace tres años que en sus anuncios navideños no emplea la palabra "cava"

Jaume Serra ha acabado comercializando cava a 3 euros. La mayor parte de su producción se vende a la propia García Carrión, que a su vez es proveedor de Mercadona. Precios bajos con una margen mínimo. Los que a principios de los noventa, en medio de la guerra del cava, acusaban a Freixenet de reventar precios ahora miran con añoranza aquellos tiempos.

20 años después del desembarco de García Carrión en el Penedés, Codorníu, que en muchos sentidos, aunque solo sea por la historia, marca la pauta del sector, hace tres años que en sus anuncios navideños no emplea la palabra "cava". Lo cual quedó en evidencia en el spot con el lema “No somos Champagne, somos Codorníu desde 1551".

La primera empresa de cava renegaba de sus orígenes. Y eso en un sector tan aferrado a la tierra, la tradición y la historia como el del cava tenía que tener consecuencias. En el spot de 2014 estaba escrito el ERE de 2017. Desde entonces la palabra “cava” ha desaparecido de la publicidad de Codorníu.

Más margen

El reto de todo el sector es recuperar margen. Entre los objetivos del plan que está aplicando Freixenet para mejorar sus expectativa de venta es incrementar de manera ligera los precios de algunos de sus productos para ganar margen. Tras la política de tierra quemada de García Carrión, todos quieren vender más caro para sobrevivir. Vender barato ya no es una opción. Por eso Codorníu tiene que renunciar a la marca blanca, aunque eso suponga un plan de despidos sin precedentes en un sector donde la estabilidad laboral era un dogma tan antiguo como los viñedos.

Las pérdidas intermitentes que ha estado soportando Codorníu en los últimos años son otro síntoma de los problemas que soporta el sector

Codorníu ha estado aguantado pérdidas intermitentes durante los últimos años. En el ejercicio que acabó en junio de 2015 perdió 5,4 millones. En junio del 2016 volvió a los beneficios, pero muy escasos: solo 68.000 euros. Si se analizan las cuentas internas, se ve que el rioja y las inversiones en el exterior es lo que permite equilibrar las cuentas, mientras que el cava, como tal, no levanta cabeza. El cava: de antiguo maná a lastre de la compañía.

Tocata y fuga

Mientras los grandes sufren, los pequeños se dan a la fuga. La denominación de origen “cava”, que antes sumaba, ahora resta. Por eso hay empresas que prefieren sacar el concepto cava de la ecuación de la etiqueta. Es lo que ha hecho Raventós i Blanc. Fue el primero en abandonar la denominación de origen pero no el último. También lo han hecho, entre otros, Mas Comptal, Loxarel, Colet, Mas Bertran y Albet i Noya. Más de 14 empresas han seguido esta senda.

Estos productores habían intentado que el Consejo Regulador del Cava admitiese la creación de subzonas dentro de la denominación de origen para desmarcarse de las marcas 'revientaprecios'. Pero el Consejo lo controlan los grandes –Freixenet y Codorníu– y los grandes se negaron. Además, la Generalitat tampoco ha sabido impulsar una política concreta en ningún sentido. Según explican fuentes del sector, la consellera de Agricultura Meritxell Serret ha querido contentar a todos. Y como pasa siempre en estos casos, no ha contentado a nadie.

El cava ya no es lo que era. Freixenet espera oferta para dar entrada a un inversor ajeno a la familia. Codorníu presenta un ERE para despedir a cien personas. Familias como los Carulla, que hace una década se daban codazos para entrar en el Penedés hoy venden Roger Goulart a Cvne a cambio tan sólo de que los riojanos asuman los pasivos, según apuntan fuentes financieras. En los tres casos, lo nunca visto. El sector afronta los nuevos tiempos entre la desorientación y el caos, mientras los márgenes bajan. Cada empresa afronta el futuro como puede sin que haya una directriz general.

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