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Saracho admite que Popular tiene que ir a una macroampliación o venderse
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PRIMERA INTERVENCIÓN PÚBLICA DEL PRESIDENTE

Saracho admite que Popular tiene que ir a una macroampliación o venderse

Emilio Saracho ha reconocido en la junta de accionistas del Popular que el banco no tiene tiempo para tomar otras medidas, lo que le aboca a una macroampliación o a la venta

Foto: El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho, en la junta de este lunes. (Reuters)
El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho, en la junta de este lunes. (Reuters)

No hay otra solución. El Banco Popular tendrá que acudir al mercado de nuevo para ampliar capital o participar en una operación corporativa para salvarse, según ha admitido su nuevo presidente, Emilio Saracho, en su primera intervención pública en la junta genera de accionistas que el banco celebra este lunes. En el primer caso, que en principio es el más probable, ha anunciado que no se limitará a cumplir los requerimientos regulatorios de capital, sino que iría más lejos para garantizar los recursos suficientes para poder seguir adelante con su negocio y para soportar la desinversión en activos inmobiliarios. La reacción del mercado ha sido ampliar las caídas iniciales hasta un desplome cercano al 10%, con lo que ha llegado a cotizar por debajo de sus mínimos históricos, en la zona de 0,73 euros. Finalmente, la compañía se ha dejado un 9,61%, con lo que la acción ha cerrado en los 0,73 euros.

Saracho defiende el futuro del Popular aunque no descarta una fusión

Saracho ha echado la culpa de la falta de margen de maniobra a la "falta de flexibilidad" del BCE en la aplicación de las exigencias de capital regulatorias. Como informó El Confidencial, el presidente había pedido tiempo al supervisor para poder llevar a cabo un plan de actuaciones que le permitiera no tener que acudir al mercado por cuarta vez desde el inicio de la crisis. "Una mayor flexibilidad en la interpretación de las normas nos permitiría una poner en marcha una batería de medidas para salir adelante. Pero el diagnóstico general es unánime: estamos abocados a aumentar capital para salir adelante".

Foto:  (Imagen: Enrique Villarino)

En esa tesitura, ha manifestado que "mi preferencia es que apelemos al mercado no sólo para cumplir los mínimos regulatorios, sino para alcanzar un volumen de recursos suficiente que permita ejecutar nuestra estrategia y competir en el mercado en igualdad de condiciones". Es decir, descarta realizar una ampliación pequeña sino que, ya que ha de volver a apelar al mercado, lo hará mediante otra macroampliación. La de junio del año pasado fue de 2.500 millones y ahora los analistas estiman que debería alcanzar los 3.000 millones. Eso sí, ha prometido que ofrecerá al mercado unas previsiones y un plan de negocio serios antes de pedirle recursos, como le aconsejaron los bancos de inversión a los que encargó sondear sus opciones.

Ahora bien, el nuevo responsable del Popular tampoco ha cerrado la puerta a la venta de la entidad siempre que "reconozca su valor intrínseco". "Analizaremos todas las opciones y adoptaremos la que más valor genere para los accionistas". Tras las intervenciones de los accionistas, Saracho ha añadidoque "la independencia es un valor hasta que pasa a ser una carga, y llegará un momento en que habrá que elegir entre una cosa y otra". En este momento, los potenciales interesados pretenden pagar un precio inferior al de cotización si el banco no sanea su balance antes de su venta. Ahora bien, Saracho ha querido dejar claro que "no gestionaremos con el fin exclusivo de generar una operación corporativa, que no es más que una opción más; nuestro futuro debe estar en nuestras manos, no en las de terceros".

Mejor vender que convertirse en banco zombie

En cualquier caso, Saracho considera que cualquiera de las dos soluciones es "mejor que el riesgo de acabar como otros bancos sistémicos, afortunadamente fuera de España, que ni se liquidan ni consiguen recapitalizarse". Es decir, lo que no va a hacer es permitir que el Popular alcance la situación de 'banco zombie'. "Merece la pena luchar por Popular, definitivamente sí, pero la recuperación sólo es posible si hacemos frente sin más dilació negociando la venta de paquetes con importantes inversores a las dificultades que el banco atraviesa", ha dicho al principio de su alocución. "Debemos actuar rápido y sin excusas ni sentimentalismos", ha añadido.

placeholder El ya ex consejero delegado del Banco Popular, Pedro Larena. (EFE)
El ya ex consejero delegado del Banco Popular, Pedro Larena. (EFE)

En todo caso, aparte de acometer la ampliación o la fusión, seguirá vendiendo activos no estratégicos. Por un lado, aquellos negocios en los que no tiene masa crítica, ni capacidades ni recursos para competir, ya sea geográficamente o por áreas de negocio. Ya ha puesto la venta WiZink y hará lo mismo con las filiales fuera de España, la más importante de las cuales es TotalBank en EEUU. Por otro lado, se desprenderá de los 36.000 millones que tiene en activos inmobiliarios -también está negociando la venta de paquetes con importantes inversores-, aunque Saracho ha advertido que tendrán que "afrontar la volatilidad en los precios de mercado y en las ofertas disponibles".

En la junta ha presentado los resultados anuales el exconsejero delegado, Pedro Larena, a pesar de que presentó su dimisión la semana pasada y de que el anterior presidente, Ángel Ron, no ha participado en esta reunión ni tampoco en la junta extraordinaria de febrero. Larena ha explicado que "comienza una nueva etapa y creo que lo más honesto es poner mi cargo a disposición del consejo. Ha sido una decisión dura, porque en estos siete meses me he sentido parte del Popular".

No hay otra solución. El Banco Popular tendrá que acudir al mercado de nuevo para ampliar capital o participar en una operación corporativa para salvarse, según ha admitido su nuevo presidente, Emilio Saracho, en su primera intervención pública en la junta genera de accionistas que el banco celebra este lunes. En el primer caso, que en principio es el más probable, ha anunciado que no se limitará a cumplir los requerimientos regulatorios de capital, sino que iría más lejos para garantizar los recursos suficientes para poder seguir adelante con su negocio y para soportar la desinversión en activos inmobiliarios. La reacción del mercado ha sido ampliar las caídas iniciales hasta un desplome cercano al 10%, con lo que ha llegado a cotizar por debajo de sus mínimos históricos, en la zona de 0,73 euros. Finalmente, la compañía se ha dejado un 9,61%, con lo que la acción ha cerrado en los 0,73 euros.

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