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El BdE pide a la banca que salve Bantierra y evitar así otro rescate con dinero público
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BBVA SE OPONE A UNA INICIATIVA DEL SANTANDER

El BdE pide a la banca que salve Bantierra y evitar así otro rescate con dinero público

España puede tener que rescatar otra entidad con dinero público, Bantierra, algo que el supervisor quiere evitar a toda costa por el daño que supondría a la imagen del país

Foto: Edificio del Banco de España. (Reuters)
Edificio del Banco de España. (Reuters)

Cinco años después del rescate financiero de España, nuestro país se enfrenta a la posibilidad de tener que salvar a otra entidad de crédito con dinero público. No se trata de un nombre importante —Bantierra, la caja rural de Aragón— ni de un problema excesivo —unos 400 millones según fuentes al tanto de la situación—. El problema es el daño reputacional que supondría para nuestro país tener que inyectar recursos del contribuyente en el sector financiero ahora que habían desaparecido las dudas sobre el mismo y que el Gobierno había hecho grandes esfuerzos por distinguir entre la situación de la banca italiana y la nuestra.

Pero todavía quedan pequeñas entidades con problemas en el grupo de las cooperativas de crédito. Es el caso de Bantierra, la fusión de las antiguas Cajalón y MultiCaja, una entidad con sede en Aragón y que opera en algunas comunidades limítrofes como Cataluña, La Rioja y Valencia. Tiene unos activos de unos 5.500 millones, de los que 4.300 son créditos, y cuenta con 341 oficinas en las que trabajan 855 empleados. Arrastra problemas desde hace dos años, pero la nueva circular contable del Banco de España —pese a suavizarse— le ha dado la puntilla al obligarle a dotar unas provisiones adicionales para el ladrillo para las que no tiene recursos. El déficit de provisiones se sitúa en los citados 400 millones, según las fuentes, una cifra que la entidad rebaja a 100.

Ante esta situación, el Banco de España está buscando a la desesperada una solución para que sea el sector el que asuma el rescate de Bantierra con sus propios recursos y evitar que tenga que entrar el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) con dinero público. Según fuentes conocedoras de la situación, existen tres opciones para arreglar el desaguisado: una especie de fondo común entre todas las entidades sanas, con lo que tocarían a muy poco cada una; que sea el Grupo Caja Rural, al que pertenece Bantierra, en el que la rescate, y un rescate sectorial entre todas las cooperativas, lideradas por la más grande, Cajamar.

De momento, no hay ninguna solución cerrada, pese a los esfuerzos del gobernador Luis Linde. La primera de estas opciones, el rescate a escote por el sector, ha sido abanderada por el Santander, siempre según estas fuentes. Ahora bien, no ha encontrado demasiada buena acogida entre el resto de los grandes; en especial, por parte del 'disidente' habitual: BBVA. Como se recordará, Francisco González rechazó acudir a la salida a bolsa de Bankia en 2011 pese a las presiones del Gobierno y del supervisor, y también se negó a participar en Sareb (el banco malo) con el resto de las entidades sanas.

Las cajas rurales, a la greña

Esto deja muy tocada esta iniciativa, ya que el resto de bancos plantea que esto debe ser un "todos o ninguno". La segunda opción parece la más lógica, ya que Bantierra pertenece al Grupo Caja Rural, pero esta asociación solo comparte servicios: ni consolida sus cuentas ni tiene una gestión conjunta. Y en el pasado se negó a salvar a otros de sus integrantes, como la Caja Rural de Mota del Cuervo (absorbida por Globalcaja) o RuralCaja, absorbida por Cajamar. Además, existen dudas sobre que estas entidades cuenten con un exceso de capital suficiente para acometer este rescate.

En cuanto a la tercera (rescate por el conjunto de las cooperativas), sería más fácil en teoría, pero no tanto en la práctica. Primero, porque estas entidades están divididas en tres grupos que andan a la greña, con lo que ponerse de acuerdo en esta iniciativa y, más importante, en el reparto de la carga resulta muy complicado. Y segundo, porque Cajamar ya absorbió a la valenciana RuralCaja a pulmón —lo que ha deteriorado su morosidad y su cobertura— sin recibir nada a cambio, con lo que no tiene muchas ganas de meterse en otro berenjenal del mismo cariz.

La opción rural cobra fuerza

La entidad ha remitido un comunicado en el que se decanta por la segunda posibilidad: "Bantierra ultima con la Asociación Española de Cajas Rurales la venta de un paquete de activos no estratégicos procedentes del sector inmobiliario, mediante una operación por un volumen aproximado de 320 millones de euros. Dicha operación permitirá a la Entidad cubrir íntegramente las necesidades derivadas de la implantación de la norma del BdE". Y añade que "De esta forma, Bantierra reduce definitivamente la exposición al sector inmobiliario que le ha venido lastrando durante los últimos ejercicios, lo que garantiza su viabilidad futura. Tras la operación, según nuestros cálculos, el ratio de solvencia se situara en niveles del 14% y el de morosidad en el 6%." A última hora del viernes, el Grupo Caja Rural anunciaba el cierre de ese traspaso.

Por consiguiente, Linde no lo tiene nada fácil. Pero el tiempo corre y cada vez es más urgente encontrar una solución que evite la inyección de recursos públicos en Bantierra. De lo contrario, volverá a sembrarse la duda sobre la solvencia del sistema financiero español (¿habrá más casos ocultos?) y los inversores internacionales podrían volver a meternos en el mismo saco de Italia. Y la mejora de la percepción internacional de nuestro país, que tanto tiempo y esfuerzo ha costado, podría verse comprometida; y no por una vuelta a la inestabilidad política como teme Luis de Guindos, sino por la banca. Otra vez.

Cinco años después del rescate financiero de España, nuestro país se enfrenta a la posibilidad de tener que salvar a otra entidad de crédito con dinero público. No se trata de un nombre importante —Bantierra, la caja rural de Aragón— ni de un problema excesivo —unos 400 millones según fuentes al tanto de la situación—. El problema es el daño reputacional que supondría para nuestro país tener que inyectar recursos del contribuyente en el sector financiero ahora que habían desaparecido las dudas sobre el mismo y que el Gobierno había hecho grandes esfuerzos por distinguir entre la situación de la banca italiana y la nuestra.

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