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Así sabotean los Puig al BBVA para evitar que el banco venda su sede a un grupo inversor
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Batalla inmobiliaria en L'Hospitalet de Llobregat

Así sabotean los Puig al BBVA para evitar que el banco venda su sede a un grupo inversor

El último golpe ha sido el más brillante. Puig se ha aliado con Colonial para construir una torre gemela, si bien considerablemente más barata, que amenaza a los compradores

Foto: Torre Puig. (Zarateman)
Torre Puig. (Zarateman)

La operación inmobiliaria del momento en Barcelona es la subasta que está llevando a cabo el BBVA para vender la Torre Puig, sede de la multinacional de perfumería Puig, en la vecina plaza Europa de L'Hospitalet de Llobregat. El precio que están dispuestos a pagar los tres inversores que participan en la puja, y que ya se encuentran a las puertas de la fase de oferta vinculante, ronda los 50 millones de euros, según explican fuentes del sector inmobiliario. Solo hay una pega: los Puig son los inquilinos y están poniendo todos los palos en la rueda posibles a la transacción. Por tanto, más que la pugna entre los participantes, el morbo está en cómo un grupo ajeno al proceso intenta torpedearlo.

Foto: Pere Viñolas, consejero delegado de Colonial

En los dos últimos meses, se han dado casos de inversores que han intentado visitar la Torre Puig y la empresa les ha vetado el paso, según explican fuentes del sector. Puig es el quinto grupo de perfumería del mundo, pero no cotiza en bolsa. Factura más de 1.600 millones al año, con marcas como Nina Ricci, Valentino, Jean Paul Gaultier o Paco Rabanne entre otras. Su presidente es Marc Puig, pero es su primo, Manel Puig Rocha, el encargado de hacerse con el inmueble.

Puig tiene una opción de compra sobre el edificio. Pero no la puede ejercer ahora, sino que ha de esperar a 2020, cuando finaliza la primera fase del alquiler de siete años renovables por cinco más. Es en ese momento de la renovación cuando Puig puede ejercer su opción pactada a un precio cerrado muy alto: 60 millones.

Está previsto que el nuevo edificio esté listo dentro de 36 meses, es decir, en 2020, justo cuando los Puig podrían ejercer su cara opción de compra

Puig pactó esta alternativa con Catalunya Caixa, que fue quien construyó la sede, que fue encargada a Rafael Moneo, un arquitecto de gran prestigio y amigo personal de Marc Puig. El edificio es fantástico y muy lujoso. Con la compra de Catalunya Caixa por parte de BBVA, el banco de Francisco González valoró el inmueble como un activo no estratégico y lo sacó a la venta. Precisamente el alto alquiler que pagan los Puig y la opción de venta a un precio cerrado a los perfumeros es lo que hace interesante la inversión para inversores de perfil financiero e internacional. Fuentes de Puig y del BBVA consultadas al respecto han declinado hacer declaraciones.

Puig, que tiene un bajo endeudamiento y es una empresa muy solvente, hubiera preferido avanzar la opción de compra, pero hacerlo a un precio inferior al pactado, algo a lo que el BBVA se negó. Si querían participar en la puja, que lo hicieran, algo que no interesaba a Puig. A partir de aquí, se iniciaron las hostilidades, soterradas, pero hostilidades al fin y al cabo.

Golpe de mano con Colonial

El último golpe ha sido el más brillante. Puig se ha aliado con Colonial para construir una torre gemela, si bien considerablemente más barata, justo enfrente de la sede actual, también en L’Hospitalet. Y en unos terrenos propiedad de Exea Corporación, el 'holding' patrimonial de la familia Puig.

En ese terreno, Colonial invertirá 16 millones para construir una torre de 21 pisos y 14.000 m2 de oficinas, exactamente como la actual sede de Puig. Está previsto que el edificio esté listo dentro de 36 meses, es decir, en 2020. Sí, justo cuando los Puig podrían ejercer su cara opción de compra. Así que mudarse sería mucho más barato que comprar la sede actual. Y además una parte del alquiler iría a los bolsillos de la familia.

Al aliarse con Colonial, los Puig mandan un mensaje: el inmobiliario no les resulta ajeno y a través de su 'holding' Exea quieren parte del pastel

Fuentes del sector inmobiliario aseguran que desde el entorno de los Puig se quiere vender la idea de que dentro de tres años el inversor que gane la puja puede encontrarse con que ha pagado una fortuna por una cáscara vacía.

Pulso o farol

Pero no hay acuerdo. Todas las fuentes reconocen el clima de crisis abierta. Pero no todas coinciden en la posición de fuerza de los perfumeros. Se recuerda que la subasta, que organiza la firma Aguirre Newman, sigue adelante, que hay ofertas en marcha y que en realidad los Puig no tienen ninguna intención de dejar una sede tan lujosa como sus marcas.

En este sentido, hay fuentes que consideran que los Puig van de farol, que en la torre gemela se pueden instalar otras empresas del grupo, como es el caso de la empresa de productos dermatológicos Isdín —participada al 50% con Laboratorios Esteve y que preside el hermano mayor de Marc Puig, Marià Puig—, que se está quedando sin sitio en su sede en Poblenou, Barcelona. Además, Puig tiene ambiciosos planes de crecimiento. Y eso siempre quiere decir más sitio en su sede corporativa. Y el plan estratégico de Puig prevé crecer, y mucho, en los próximos tres años.

La operación inmobiliaria del momento en Barcelona es la subasta que está llevando a cabo el BBVA para vender la Torre Puig, sede de la multinacional de perfumería Puig, en la vecina plaza Europa de L'Hospitalet de Llobregat. El precio que están dispuestos a pagar los tres inversores que participan en la puja, y que ya se encuentran a las puertas de la fase de oferta vinculante, ronda los 50 millones de euros, según explican fuentes del sector inmobiliario. Solo hay una pega: los Puig son los inquilinos y están poniendo todos los palos en la rueda posibles a la transacción. Por tanto, más que la pugna entre los participantes, el morbo está en cómo un grupo ajeno al proceso intenta torpedearlo.

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