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El BdE vuelve a la carga y actualiza la circular contable de provisiones de cara a 2018
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EL AÑO PRÓXIMO ENTRA EN VIGOR LA NORMA EUROPEA

El BdE vuelve a la carga y actualiza la circular contable de provisiones de cara a 2018

El Banco de España considera que la circular de provisiones contables ha quedado descafeinada tras las negociaciones con el sector y está preparando una nueva versión

Foto: Sede del Banco de España. (EFE)
Sede del Banco de España. (EFE)

La circular de provisiones contables 4/2016 ha vuelto de nuevo al taller de reparaciones del Banco de España después de sufrir los embates de una negociación a cara de perro con el sector. Las peliagudas circunstancias de un año extraordinariamente complicado para el sistema financiero aplacaron el celo del organismo regulador, que finalmente claudicó ante la insistencia de la gran banca para evitar un estropicio en los resultados del pasado ejercicio. Pero ahora, la institución que dirige Luis Linde considera que la temida disposición debe ser ajustada con mayor rigor para cumplir los requerimientos de la norma contable IFRS 9, que entrará en vigor en toda Europa a partir del próximo 1 de enero de 2018.

Durante todo el pasado ejercicio, los bancos españoles mantuvieron constantes negociaciones con los responsables del Banco de España en un intento desesperado por evitar el desaguisado que acechaba tras la prematura adaptación en nuestro país de los nuevos estándares contables internacionales. El organismo supervisor trataba de sacudirse el polvo de las sandalias después del fiasco de la gran crisis financiera, colocándose al frente de la manifestación regulatoria con una circular que anticipaba en dos años las obligaciones establecidas por la IASB (International Accounting Standards Board). Después del enorme esfuerzo de saneamiento, las entidades de crédito debían apurar otra vez sus lánguidas cuentas de resultados para poner en valor la labor de vigilancia de las autoridades financieras.

La negativa evolución registrada por el sector en sus evaluaciones parciales fue minando la resistencia del Banco de España, y la aparición de contingencias más o menos imprevistas al cierre del ejercicio terminó por ‘afeitar’ la circular de provisiones para evitar una cornada mortal de necesidad en un momento especialmente crítico para la banca española. La sentencia del Tribunal de Luxemburgo sobre las cláusulas suelo a finales de diciembre fue determinante para que el regulador bajase la guardia de sus más estrictos criterios, permitiendo que las entidades adaptasen las provisiones de acuerdo con sus propias metodologías de cálculo, en una especie de menú a la carta donde cada cual ha hecho de su capa un sayo para abrigarse de las inclemencias contables.

Además de esta consideración, que ha permitido reducir las dotaciones de los ingentes patrimonios inmobiliarios adjudicados en pago por deudas, la circular fue oportunamente censurada en uno de los aspectos que más temores infundían a las entidades de crédito. La intención original del Banco de España consistía en exigir la incorporación de nuevas provisiones por el criterio de pérdida esperada en lugar del actual aplicado, exclusivamente a la pérdida realmente incurrida. Esta amenaza fue despejada a las primeras de cambio, dadas las reclamaciones de las distintas agrupaciones corporativas del sector. Al mismo tiempo, y para facilitar el proceso de adaptación, los supervisores dilataron hasta el último trimestre del año la entrada en vigor de la circular, que estaba prevista para junio.

La aplicación de las nuevas provisiones contables se ha hecho efectiva al cierre del ejercicio, cuando estaba inicialmente planteado al término del primer semestre. En 2017, la norma mantendrá su plena virtualidad, pero el Banco de España no quiere que nadie se llame a engaño ante la que se avecina en 2018, y ha informado a las entidades acerca de una nueva versión de la circular en la que ya están trabajando los servicios técnicos del regulador, con el fin de asegurar la trasposición plena de la más rigurosa contabilidad europea. Con este anuncio, el regulador muestra cierto arrepentimiento ante la relativa eficacia de los requisitos exigidos en 2016, y trata de espantar la percepción de debilidad que pudiera suscitarse en el sector tras la reciente deriva procesal del caso Bankia.

Las entidades temen que el regulador intente desplegar ahora una cortina de humo para tapar las carencias del ‘antiguo régimen’ supervisor

El Banco de España vive estos días un momento especialmente delicado, tras la múltiple dimisión de la plana mayor de la dirección de Supervisión. El núcleo duro del organismo está descabezado y el gobernador no quiere precipitarse a la hora de abordar el nombramiento de los nuevos altos cargos. Para Linde, es fundamental que los relevos sean del agrado del cuerpo de inspectores, tarea realmente complicada, dada la división interna que persiste dentro de este colectivo profesional. La solución que ahora está sobre la mesa tiende a la búsqueda de un nuevo responsable ‘totalmente descontaminado’ de cualquier vinculación con las antiguas cajas de ahorros y con los procesos de fusión que dieron lugar a la reforma del sector financiero.

En este marco de actuación, la gran banca española teme que la adaptación de la circular de provisiones sea empleada como una cortina de humo para tapar las carencias del ‘antiguo régimen’ supervisor. Todo ello a pesar de la enorme confusión que existe en el BCE y demás autoridades de Basilea ante los cambios que promueve la nueva Administración de Donald Trump en la normativa financiera de Estados Unidos. Cuando el resto de organismos internacionales caminan con pies de plomo a la espera de acontecimientos, el Banco de España se esmera en mostrar al mal tiempo su mejor cara, luciendo músculo y palmito frente al sector. Es la consecuencia postrera de la gran crisis bancaria que el regulador todavía no ha terminado de purgar. Que se vayan preparando los regulados.

La circular de provisiones contables 4/2016 ha vuelto de nuevo al taller de reparaciones del Banco de España después de sufrir los embates de una negociación a cara de perro con el sector. Las peliagudas circunstancias de un año extraordinariamente complicado para el sistema financiero aplacaron el celo del organismo regulador, que finalmente claudicó ante la insistencia de la gran banca para evitar un estropicio en los resultados del pasado ejercicio. Pero ahora, la institución que dirige Luis Linde considera que la temida disposición debe ser ajustada con mayor rigor para cumplir los requerimientos de la norma contable IFRS 9, que entrará en vigor en toda Europa a partir del próximo 1 de enero de 2018.

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