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Isolux es expropiada en Brasil y se hunde un 30% ante las dudas sobre su viabilidad
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por la falta de garantías y avales

Isolux es expropiada en Brasil y se hunde un 30% ante las dudas sobre su viabilidad

El regulador del sector brasileño le ha quitado dos concesiones para construir dos líneas de trasmisión por la falta de garantías y avales por parte de la empresa española

Foto: Foto: Isolux Corsán.
Foto: Isolux Corsán.

El futuro de Isolux se complica día tras día apenas dos meses después de cerrar el rescate liderado por Caixabank, Banco Santander y los bonistas. La compañía, que ha solicitado una nueva inyección de capital para hacer frente a sus gastos operativos, acaba de sufrir la expropiación de dos líneas de transmisión en Brasil. La Agencia Nacional de la Energía Eléctrica (ANEEL), el regulador del país latinoamericano, ha decidido quitarle estos contratos de concesión por la insolvencia financiera de la empresa financiera, cuyos bonos se han hundido un 30% más.

Después de meses de negociaciones improductivas, ANEEL aprobó este martes la expropiación de dos concesiones por las que Isolux iba a construir dos líneas de alta tensión de 700 kilómetros en Brasil. En concreto, un contrato de 436 kilómetros de longitud en el Estado de Pará y otro de 250 kilómetros en Rondonia. Ambos activos, que serían gestionados por la compañía española durante los próximos treinta años. Se trata de unos activos que Isolux ganó en subasta a mediados de 2015, pero que no ha podido poner en marcha al no conseguir el cierre financiero de los proyectos.

Sin embargo, la crisis interna que llevó a los acreedores a quedarse con la mayoría del capital del grupo de ingeniería y de construcción hizo imposible que Isolux pudiera cumplir con sus obligaciones financieras de presentaciones de avales y garantías, por lo que, tras varios meses de conversaciones improductivas, Brasil ha decidido quitarle los contratos. Esta dos líneas de trasmisión forma parte de una filial que la multinacional española quería vender por unos 500 millones de euros para poder reducir su deuda y mejorar su salud financiera. Cuando la compañía tenía un acuerdo practicamente cerrado con Brookfield, el fondo canadiense se echó atrás en noviembre y dejó a Isolux sin operación.

Tras esta rutpura, Isolux inició conversaciones con Ferrovial, que ha estado negociando hasta hace semanas la toma de control de estos activos para evitar que los proyectos se suspendieran. El grupo presidido por Rafael del Pino ya había comunicado oficialmente a ANEEL su intención de asumir los dos proyectos, que requieren de una inversión de 880 millones de reales (220 millones de euros). Sin embargo, el regulador ha decidido no esperar más y retirarle los activos a isolux, lo que supongo un duro golpe para la empresa presidida ahora por Nemesio Fernández Cuesta.

Por una parte, por la perdida de reputación de Isolux, que lleva meses tratando de volver a la normalidad tras la reestructuración de su deuda y acudiendo a los concursos internacionales para conseguir nuevas obras. Desde el 28 de octubre, la empresa ha ganado proyectos por 350 millones de euros. Por otra parte, porque pone de manifiesto su asfixia financiera, incertidumbre que este martes cotizó en el mercado de renta fija. Los bonos de la ingeniería se hundieron otro 29%, hasta cambiarse apenas al 24% de su valor nominal. Es decir, el valor al que se movían en las semanas previas al anuncio del rescate liderado por Caixabank y Santander.

Más dinero de la banca

En otras palabras, que Isolux ha visto evaporarse el efecto de la reestructuración de sus 2.100 millones de deuda financiera neta y los 300 millones que aportaron los principales bancos españoles. La empresa ha reconocido en dos reuniones que ha mantenido recientemente con bonistas que no tiene liquidez y que en 2017 no generará 'cash flow' positivo suficiente para atender sus nuevas obligaciones financieras.

Ante esta complicada situación, el futuro de la compañía pasa por la desinversión de activos, tal y como admitió en las citadas conferencias telefónicas con los acreedores. Entre otros, los activos en Brasil, que ahora ha perdido, lo que supone un serio contratiempo en su plan para conseguir fondos adicionales. Isolux también ha decidido traspasar su negocio de aparcamientos, por los que pretende obtener unos 200 millones de euros.

En cualquier caso, su futuro pasa por el desembolso de hasta 300 millones extraordinarios por parte de Caixabank, Santander y el resto de bancos financiadores. Aunque existe un acuerdo preliminar para evitar la caída en 'default' de Isolux, la banca ha pedido un informe exhaustivo para conocer línea a línea las necesidades exactas de liquidez.

El futuro de Isolux se complica día tras día apenas dos meses después de cerrar el rescate liderado por Caixabank, Banco Santander y los bonistas. La compañía, que ha solicitado una nueva inyección de capital para hacer frente a sus gastos operativos, acaba de sufrir la expropiación de dos líneas de transmisión en Brasil. La Agencia Nacional de la Energía Eléctrica (ANEEL), el regulador del país latinoamericano, ha decidido quitarle estos contratos de concesión por la insolvencia financiera de la empresa financiera, cuyos bonos se han hundido un 30% más.

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