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Isolux se hunde y pide más dinero a Bankia, Caixabank y Santander para sobrevivir
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el valor de sus bonos se desploma un 45%

Isolux se hunde y pide más dinero a Bankia, Caixabank y Santander para sobrevivir

La compañía reconoce que tiene serios problemas de liquidez por el retraso en la ejecución de su plan de desinversiones, por lo que necesita más financiación de la banca

Foto: Foto: Isolux Corsán.
Foto: Isolux Corsán.

Apenas tres meses después de que un juzgado diera el visto bueno al plan de rescate,Isolux vuelve a tener graves problemas de liquidez. La compañía ha reconocido en una reunión con inversores que necesitan fondos adicionales para sobrevivir, por lo que ha vuelto a pedir a Caixabank, Santander y Bankia nuevas fuentes de financiación para hacer frente a los pagos ordinarios. Unas tensiones de tesorería que han provocado un hundimiento del valor de los bonos que fueron emitidos en diciembre para la reestructuración de la deuda.

Fuentes próximas a los accionistas de Isolux han admitido que los planes de reconstrucción van más lentos de lo previsto por las dificultades a la hora de vender activos con los que repagar los préstamos y conseguir liquidez para financiar la operativa del día a día. En concreto, se refieren a la venta del negocio de líneas de trasmisión eléctrica en Brasil encargada a Banco Santander y por el que se interesó el fondo canadiense Brookfield. Pero, tras llegar a un acuerdo inicial, la firma de capital riesgo declinó comprar los activos de Isolux en el país latinoamericano, que habían sido valorados en 500 millones.

Después de esta ruptura de negociaciones, en diciembre de 2016, Ferrovial, que ya había preguntado por este negocio meses atrás, fue sondeada de nuevo para hacerse con estas once concesiones en Brasil, que arrastran una deuda de 650 millones de euros. Sin embargo, la empresa controlada por la familia Del Pino ha declinado adquirir estos activos, salvo que se los vendan a un precio que desde Isolux se considera irrisorio. Según otras fuentes, “en Brasil hay menos valor de lo que se creía en un principio”.

Desde la compañía se asegura que las ventas de activos siguen en marcha, pero que se están retrasando por los problemas habituales en este tipo de procesos. Una demora que, sin embargo, y según las mismas fuentes oficiales, “tiene un efecto negativo muy importante” en la situación financiera del Grupo Isolux. Así se lo trasmitió, el pasado 16 de enero, el presidente de la empresa de ingenieria, Nemesio Fernández Cuesta, a los inversores en una reunión para informarles del estado actual de la tesorería y de las negociaciones con la banca para pedir otra línea extraordinaria de liquidez.

Dentro del acuerdo de reestructuración de los 2.l00 millones de deuda, Isolux recibió un crédito de 200 millones procedentes de Caixabank, Santander y Bankia. Este préstamo, conocido como Tramo A de la refinanciación, era ampliable en otros 75 millones de dinero nuevo. El Tramo B era una emisión de bonos de 550 millones, extensible hasta los 750 millones, que era lo que se consideraba sostenible de acuerdo a la generación de caja de la compañía. Y un Tramo C de 1.400 millones, que consistió en en el canje de deuda por capital.

Este último paso fue el que provocó que Caixabank se convirtiera en el primer accionista de Isolux, con el 14,36% del capital, seguido del Santander, con el 9,58%, y Bankia, que se quedó con el 6,54% de las acciones. Después se situaron Banco Sabadell, con el 4,19%, e ING, con un 3%, dentro de un acuerdo global al que también se sumaron con participaciones más pequeñas Liberbank, Societé Générale, Banco de Castilla-La Mancha, S.A., Unicaja, Natixis, Novo Banco, Bankinter, Abanca, Banco de la Nación Argentina, Banco Mare Nostum, BMCE, BNP Paribas, Caja Rural de Teruel, Commerzbank, Ibercaja, Mapfre, Popular, y Banco CEISS (Banco de Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria).

¿Liquidación ordenada?

Los bonistas se quedaron 41,8% del capital de Isolux, pero estos inversores profesionales han visto como el valor de sus títulos se ha hundido casi un 50% en menos de un mes. En concreto, la emisión con vencimiento en 2021 cotiza actualmente al 55% de su valor nominal, por lo que su rentabilidad -se mueve inversamente al precio- ha pasado del 4,7% inicial al 18,6%. Por tanto, se trata de un bono que sería considerado como de alto riesgo o basura.

Los nuevos accionistas de Isolux se guardan en la recámara la venta del negocio mollar del grupo, el de construcción, denominado internamente Engineering, Procurement and Construction o EPC. El mandato de esta operación fue concedido a Rothschild, otro de los bancos asesores de la reestructuración, pero todavía no se ha puesto oficialmente pese al interés de varias empresas internacionales por quedárselo. Todavía no se ha puesto en marcha porque supondría la liquidación casi total de la compañía, que tiene una plantilla de 1.500 personas, un 35% de las cuales perderá su trabajo debido al Expediente de Regulación de Empleo (ERE)

Apenas tres meses después de que un juzgado diera el visto bueno al plan de rescate,Isolux vuelve a tener graves problemas de liquidez. La compañía ha reconocido en una reunión con inversores que necesitan fondos adicionales para sobrevivir, por lo que ha vuelto a pedir a Caixabank, Santander y Bankia nuevas fuentes de financiación para hacer frente a los pagos ordinarios. Unas tensiones de tesorería que han provocado un hundimiento del valor de los bonos que fueron emitidos en diciembre para la reestructuración de la deuda.

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