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Tous, Aristocrazy y Yanes se quedan sin campaña navideña por un derrumbe en Goya
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demolición del edificio de lagasca 46

Tous, Aristocrazy y Yanes se quedan sin campaña navideña por un derrumbe en Goya

El derrumbe del edificio situado en el número 46 de la calle Lagasca ha obligado a cerrar 'la esquina de las joyerías' de Goya, una de las principales arterias comerciales de Madrid

Foto: Calle Lagasca con Goya. (Google Maps)
Calle Lagasca con Goya. (Google Maps)

En el corazón del madrileño barrio de Salamanca, en la confluencia de las calles Goya y Lagasca, un edificio histórico ha sido declarado en ruina inminente tras haber sufrido dos desprendimientos en apenas tres semanas. Se trata de un auténtico drama humano, ya que el pasado 8 de noviembre se cobró la vida de una persona que estaba trabajando en la obra de remodelación del inmueble, pero también de un serio problema para todos los vecinos y comerciantes de esta manzana.

La grave situación del inmueble, ubicado en el número 46 de Lagasca, ha obligado a evacuar a todos los residentes de los números 33, 35, 37 y 48 de esta misma arteria, así como a los portales 25, 27 y 29 de la calle Goya. Este enclave es la verdadera 'esquina de las joyerías' de la milla de oro, ya que en apenas 10 pasos, uno tras otro, se encuentra un establecimiento de Tous, otro de Aristocrazy —la línea más joven de Suárez—, una tienda de Yanes y un local de Apodemia, cuatro de las firmas más reconocidas de este negocio en España.

Todas ellas, junto a otros comercios como las cadenas de ropa infantil Tuc-Tuc, Flor de Tiaré y Mi pequeño Lucas han tenido que bajar la persiana en plena campaña de Navidad, es decir, en el momento comercial más importante de todo el año, sin saber cuándo van a poder abrirla de nuevo.

Según fuentes de las propias empresas, se espera que la próxima semana haya una primera valoración técnica, a partir de la cual podrá empezar a hablarse de un calendario; desde el Ayuntamiento de Madrid, y a la espera de avanzar en estos trabajos, se habla ya de un mínimo de dos semanas antes de poder recuperar la normalidad, ya que "lo primero es garantizar la seguridad de las personas".

En función del tipo de comercio, la campaña de Navidad representa entre el 20% y el 50% de las ventas de las diferentes marcas, cifras que en el caso del mundo del juguete pueden llegar a superar el 80%. A esto se suma que Goya es una de las principales zonas comerciales de Madrid y, junto a otros enclaves como Preciados, una concurrida y tracional arista de las fiestas y el consumo navideño de la capital.

l problema al que se enfrenta ahora esta manzana es triple. Por una parte, se está trabajando en desmontar una grúa torre que estaba en el interior de Lagasca 46, trabajo que requiere, a su vez, de otras dos imponentes grúas móviles, que ocupan toda la calle y que, por seguridad, exigen tener cerrada la zona.

A esto se suman los posibles daños que las obras de Lagasca 46, inmueble que prevía transformarse en viviendas de lujo, puedan haber ocasionado a los edificios colindantes, que están siendo sometidos a control técnico. En tercer lugar, está la propia demolición controlada de la finca, trabajo que el Ayuntamiento de Madrid ha solicitado a los mismos expertos que se encargaron de derribar el Edificio Windsor, el Grupo Ortiz.

En función de cuánto tiempo requieran todos estos trabajos, el golpe para los comerciantes de la zona podrá limitarse solo a la campaña de Navidad o, si la demolición se complica, podría llegar también al arranque de las rebajas de enero. Algunas de las firmas afectadas consultadas por este medio asumen con resignación la situación y, aunque reconocen la importancia que tienen para ellas estas fechas, también subrayan que lo primero es garantizar la seguridad de todas las personas: vecinos, empleados y clientes.

"Lamentamos que esta situación vaya a suponer el cierre temporal de nuestra tienda más emblemática en pleno inicio de la campaña de Navidad. Desde la compañía queremos solidarizarnos con los vecinos de la zona, el resto de negocios afectados por este contratiempo, y, especialmente, la familia y amigos del trabajador que hace tres semanas perdió la vida en las obras del edificio", declaran Jaime Landeta y Jimena Von Knobloch, fundadores de Apodemia.

Investigación de la policía judicial

Tras el accidente que provocó la muerte de un trabajador el pasado 8 de noviembre, al derrumbarse el forjado interior del edificio, los técnicos del ayuntamiento inspeccionaron el inmueble, lo declararon en estado de ruina inminente y emplazaron tanto a la propietaria, Grupo Rosales, como a la constructora, San Martín, a demolerlo en un plazo cinco días.

Ante la negativa de estas empresas a hacerlo de forma voluntaria, el pasado 17 de noviembre, el consistorio asumió la ejecución subsidiaria de la demolición —hasta entonces, la dirección facultativa de la obra había estado en manos del estudio A-Cero—, e inició los trabajos trabajos previos, como la protección de los patios colindantes, cortes de la calle o eliminación de vehículos.

En medio de estas labores, el martes, se produjeron nuevos derrumbes dentro del inmueble que afectaron a la estabilidad de la grúa que estaba implantada dentro y que corría el riesgo de volcarse, lo que obligó a evacuar a todos los vecinos de los edificios colindantes, y a activar los trabajos de desmontaje de dicha grúa.

Tanto los técnicos del consistorio como la policía judicial están intentando aclarar qué fallo ha podido cometerse en los trabajos de rehabilitación para que se produzca este colapso, ya que al tratarse de un edificio con fachada y escalera protegidas, la licencia que tenía concedida era muy concreta y obligaba a mantener estos dos elementos.

Las responsabilidades que puedan derivarse de esta investigación prometen ser millonarias, ya que, además de las cantidades que pueda reclamar el consistorio al dueño del edificio y a la constructora por haberse tenido que hacer cargo de la demolición, se suman el realojo de los vecinos y la pérdida de ventas de los comercios que han tenido que echar el cierre en el momento más importante del año para ellos.

En el corazón del madrileño barrio de Salamanca, en la confluencia de las calles Goya y Lagasca, un edificio histórico ha sido declarado en ruina inminente tras haber sufrido dos desprendimientos en apenas tres semanas. Se trata de un auténtico drama humano, ya que el pasado 8 de noviembre se cobró la vida de una persona que estaba trabajando en la obra de remodelación del inmueble, pero también de un serio problema para todos los vecinos y comerciantes de esta manzana.

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