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La banca se prepara para entrar en el capital de Comsa, primera constructora de Cataluña
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Convertirían en participativo cerca de 200 millones de deuda

La banca se prepara para entrar en el capital de Comsa, primera constructora de Cataluña

Si en 2020 Comsa cumple las condiciones del plan de negocio que pacte con los bancos, las entidades financieras convertirían la deuda en capital y pasarían a ser socios de los Miarnau

Foto: Imagen de archivo de una vía de tren. (Efe)
Imagen de archivo de una vía de tren. (Efe)

Comsa es la primera constructora de Cataluña. Siempre ha sido una empresa familiar pero eso podría cambiar en el futuro, fruto de la reestructuración de su deuda financiera que la empresa está negociando con los bancos, según apuntan fuentes financieras. En las conversaciones se ha puesto de manifiesto que una forma de solventar el problema es que una parte de los créditos, unos 200 millones, podría reformularse como participativo, y que luego este segmento podría convertirse en capital bajo determinadas condiciones. Es el primer paso para una posible entrada de la banca en el capital de Comsa.

Portavoces de Comsa han declinado hacer declaraciones, pero otras fuentes financieras consultadas han avanzado que la condicionalidad se vincula al plan de negocio que la constructora de la familia Miarnau está negociando con los bancos acreedores. El plan de negocio es para el período 2017-2020 y está previsto que se pacte con las entidades acreedoras dentro de un mes. Con el planteamiento que está haciendo la banca, si al final en 2020 Comsa cumple las condiciones, las entidades financieras convertirían la deuda en capital y pasarían a ser socios de los Miarnau.

El grupo no cotiza en bolsa pero mantiene con un volumen de negocio anual de más 1.000 millones de euros

Comsa es la primera constructora catalana. El grupo no cotiza en bolsa pero mantiene con un volumen de negocio anual de más 1.000 millones de euros. La empresa da empleo a casi 3.000 personas y hasta ahora está controlado por las familias Miarnau (70%) y Sumarroca (30%). Ambas participaciones se diluirían con la entrada de los bancos en una proporción que las partes todavía están negociando.

Comsa se encuentra en pérdidas. La compañía ha quedado atrapada en un entorno de falta de licitaciones en Cataluña por los presupuestos prorrogados y de recortes en España, lo que le hace depender cada vez más del negocio exterior. Tanto la dirección de la empresa como los bancos coinciden en que los actuales 810 millones de deuda no son sostenibles a medio plazo. Por eso la refinanciación quiere ir más allá de la típica patada hacia delante y pretende crear unas condiciones de futuro creíbles para la empresa.

Los principales bancos que aplicarían esta medida serían Banco Santander, CaixaBank, Sabadell, BBVA y Banco Popular, como entidades principales. Pero también han participado en la estructura de pasivo de Comsa grupos como Bankinter, BPI, Nova Galicia Banc, Unicaja, Deutsche Bank y BNP.

Salvaguarda de la familia

Las conversaciones van por buen camino. Fuentes financieras conocedoras de los contactos aseguran que en un mes se espera tener pactada la fórmula definitiva. Uno de los flecos que se está negociando es una salvaguarda que demandan introducir los actuales accionistas para evitar que la banca capitalice esta nueva deuda convertible bajo determinadas condiciones. Para todas la partes, la clave es garantizar la continuidad de la empresa a largo plazo.

El plan de Comsa es reducir su volumen actual de deuda, que suma un total 815 millones, en un 60% por dos vías: ventas de activos y capitalización parcial

Esta nueva condición de la deuda sólo será una parte del mecanismo que se prevé para garantizar el futuro de la compañía. También se ha pactado una venta de activos, que deberían rondar los 300 millones de euros, siempre de manera progresiva para no depreciar los activos enajenados. Como ya avanzó El Confidencial, ya se ha encargado a Rubicon Infraestructure la venta de sus concesiones, por las que espera obtener unos 125 millones.

Ventas de activos

La venta de activos ha sido parte del régimen al que se ha sometido Comsa para sobrevivir durante los últimos años. En 2015 ya se deshizo de su sus paquetes en la Línea 9 del Metro de Barcelona, entre otras participaciones clave.

El objetivo global de este plan de reajuste sería colocar en 2020 a una Comsa plenamente operativa pero con una deuda rebajada que se situaría en 2020 alrededor de los 300 millones, una vez amortizad el resto gracias a las enajenaciones de activos y a la capitalización de pasivo que se acuerde. El límite para pactar la refinanciación acaba el próximo 31 de diciembre.

Comsa es la primera constructora de Cataluña. Siempre ha sido una empresa familiar pero eso podría cambiar en el futuro, fruto de la reestructuración de su deuda financiera que la empresa está negociando con los bancos, según apuntan fuentes financieras. En las conversaciones se ha puesto de manifiesto que una forma de solventar el problema es que una parte de los créditos, unos 200 millones, podría reformularse como participativo, y que luego este segmento podría convertirse en capital bajo determinadas condiciones. Es el primer paso para una posible entrada de la banca en el capital de Comsa.

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