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La disputada herencia de Mercedes Salisachs enfrenta a los Juncadella
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Un pacto 'in extremis' sella la paz entre los hermanos

La disputada herencia de Mercedes Salisachs enfrenta a los Juncadella

El conflicto entre los Juncadella se cerró en sede notarial y nació cuando a la muerte de Mercedes Salisachs se descubrió que aparecía una nueva y sorprendente heredera

Foto: Mercedes Salisachs, en la Feria del Libro de Madrid. (EFE)
Mercedes Salisachs, en la Feria del Libro de Madrid. (EFE)

En teoría los notarios sirven para dar fe… pero esa solo es una parte de su función. Y no la más importante. La fundamental es que guardan secretos. Y eso es lo que hicieron en la prestigiosa notaría de Barcelona Armas-Gabarró, donde el pasado mes de julio, con total discreción, se selló la paz entre los hermanos Juncadella, familia de rancio abolengo textil en Cataluña, a cuenta de la disputada herencia de su madre, la famosa escritora Mercedes Salisachs. Poco se imaginaba la ganadora del premio Planeta en 1975, con su novela 'La gangrena', que su muerte en 2014 iba a desencadenar tamaña tormenta familiar. O a lo mejor un poco sí.

Isabel Gabarró es quizá la notaria más prestigiosa de Barcelona. Su padre, Enrique Gabarró, labró su fortuna cuando como presidente de la sociedad de aparcamientos Saba hizo de árbitro a finales de los ochenta en el pulso que libraron entonces el director general de La Caixa, Josep Vilarasau, con el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, por controlar la joya de la corona del sector de aparcamientos en España. Al final, Gabarró otorgó el punto de partido y sus acciones en Saba a La Caixa. Y en las Torres Negras se lo pagaron con agradecimiento eterno, un montón de millones y colocando a su hija como consejera en diversas empresas vinculadas al grupo. Ahora, consolidada su posición, la acreditada notaría, situada en el número 61 del Passeig de Gràcia, dedica más su tiempo a cuestiones como las que trata esta información.

El conflicto entre los Juncadella que se cerró en sede notarial nació cuando a la muerte de su madre, Mercedes Salisachs, se descubrió que el principal activo de su patrimonio tenía una inesperada y nueva heredera. Se trataba de su nieta, Alejandra Soler-Roig Juncadella, que había cuidado de ella en sus últimos años y a la que Mercedes Salisachs había legado el 14% de la sociedad Esquilo SL.

Las fortunas familiares en Cataluña ya no viven arraigadas a la tierra, pero sí a la piedra. Y Esquilo es la propietaria de un edificio también situado en el Passeig de Gràcia, en el número 37, que se explota en régimen de alquiler y fruto de esta actividad reparte importantes rentas anuales.

Desacuerdo familiar

Una parte de la familia estuvo de acuerdo, dado que Alejandra había estado cuidando de forma muy directa a la escritora en la última fase de su vida, antes de que muriera a los 97 años. Además, Alejandra es la hija de Mercedes, una de las hermanas Juncadella. Así que todo quedaba en familia. Pero no lo suficiente para algunos.

Mercedes Salisachs pidió a su hijo mayor que protegiese de manera especial los intereses de su nieta, cual premonición de lo que iba a acontecer

De modo que Javier Juncadella y su hermana Guiomar impugnaron el testamento de su madre alegando “captación de voluntad”, según explican fuentes jurídicas cercanas al caso, que llegó incluso a estar en los tribunales de Barcelona. A esta decisión se opusieron el hermano mayor, José María Juncadella, y, lógicamente, Mercedes, la madre de Alejandra. Además, Mercedes Salisachs había pedido en sus últimos días a su hijo José María que velase de manera especial por los intereses de su nieta, tal vez la última premonición de la escritora.

Al final, para evitar el juicio público y el consiguiente escándalo, la familia llegó a un acuerdo: Alejandra Soler podrá disponer de manera vitalicia del usufructo de las rentas del número 37 de Passeig de Gràcia —en cuyos bajos se alberga la conocida brasería Tenorio—, pero firmaba una opción de venta que se llevará a cabo dentro de tres años de su 14% que se repartiría entre los hermanos, en este momento titulares cada uno de un 21,5% de la sociedad patrimonial.

Rencillas históricas

La herencia, como suele ocurrir en estos casos, había desatado antiguas rencillas entre los hermanos, que se arrastran desde hace décadas. Aunque los Juncadella están unidos en los negocios —controlan de manera conjunta casi un 8% de Catalana Occidente, cuyo valor en bolsa supera los 270 millones—, les separa casi todo lo demás. En especial a los dos hermanos: José María y Javier. Ambos se distanciaron cuando Javier Juncadella, el hermano menor, se alineó con el financiero Javier de la Rosa, con quien sigue manteniendo una estrecha relación, cuando el grupo Torras desembarcó en la textil de la familia Industrias Burés a principios de los años noventa.

El rescate de Burés por parte de Javier de la Rosa a principios de los noventa no fue tal, sino que el financiero utilizó la sociedad para obtener más crédito

En teoría, el Grupo Torras iba a rescatar Burés de una situación comprometida, pero visto el desenlace, José María Juncadella siempre consideró, llegando incluso hasta los tribunales, que De la Rosa, tal y como había hecho en otras empresas, solo se dedicó al saqueo sistemático de la firma textil, famosa por fabricar la marca de ropa de cama El burrito blanco. De la Rosa dejó a Burés con una deuda de 13.000 millones de pesetas —78 millones de euros— que en buena parte nunca se recuperaron. Un porcentaje de las pérdidas incluso se acabó endosando a la Generalitat de Cataluña. Dinero público para cubrir desmanes privados.

Por eso, tal vez, José María se cuidó muy mucho ese día de finales de julio en la notaría de Isabel Gabarró de suscribir el pacto entre su sobrina y sus hermanos para cerrar el contencioso sobre la herencia y se limitó a 'adherirse al mismo en aras de la paz familiar. Bien está lo que bien acaba. Y así se dio fe con el correspondiente silencio que siempre acompaña a un acto notarial.

En teoría los notarios sirven para dar fe… pero esa solo es una parte de su función. Y no la más importante. La fundamental es que guardan secretos. Y eso es lo que hicieron en la prestigiosa notaría de Barcelona Armas-Gabarró, donde el pasado mes de julio, con total discreción, se selló la paz entre los hermanos Juncadella, familia de rancio abolengo textil en Cataluña, a cuenta de la disputada herencia de su madre, la famosa escritora Mercedes Salisachs. Poco se imaginaba la ganadora del premio Planeta en 1975, con su novela 'La gangrena', que su muerte en 2014 iba a desencadenar tamaña tormenta familiar. O a lo mejor un poco sí.

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