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Trabajar sin cobrar: “No sé lo que es una nómina entera”
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Pymes del sector SERVICIOS: las más afectadas

Trabajar sin cobrar: “No sé lo que es una nómina entera”

Centenares de trabajadores españoles afrontan cada mes con salarios fraccionados, retrasos, impagos… ¿Son solo el reflejo de una época pasada?

Foto: (EC)
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Pancartas y megáfonos a las puertas de una gran empresa endeudada con sus trabajadores. Una foto fija de los primeros años de la década que se asoció a la crisis y que, inmersos en el discurso de la recuperación, sigue ilustrando la situación de muchos españoles. Eso sí, las condiciones han cambiado y el perfil del empleado afectado por el impago se ha redefinido: trabaja para una pequeña empresa y pertenece al sector servicios.

No hay estadísticas oficiales que registren el número de empresas que deben nóminas enteras o fraccionadas a sus empleados ni esta realidad acapara tantos titulares como hace seis años. “Pero eso no quiere decir que no haya muchas personas en esta situación”, objeta Piedad Tudela, delegada sindical de la CGT en la empresa Ayuda a Domicilio, concesionaria del Ayuntamiento de Murcia. “Dirán que la crisis se habrá terminado, pero a mi alrededor yo veo que todo sigue igual. La gente ha acumulado tantas deudas que por mucho aire que entre se arrastra una mala situación, y además algunas empresas se han enviciado. Esto ya es la precariedad que se ha instalado, no depende tanto de la crisis”, añade.

"Yo tengo la suerte de que estoy soltera y no tengo hijos, pero por otro lado también estoy sola y cuando se me ha retrasado la nómina estoy vendida. Como no está cubierto el desplazamiento, si se me rompe el coche me quedo sin poder ir a trabajar, y al no tener a quien recurrir en casa tengo que pedir ayuda a vecinos, familiares... La vergüenza se pasa con las primeras veces que lo hagas", dice Piedad.

En su empresa, que cumple un servicio público de atención a personas en situación de dependencia, asegura que “nunca se ha cobrado en los primeros cinco días del mes” y que así ha ocurrido desde hace cinco o seis años. En 2014 llegaron a incumplir el pago de cuatro nóminas y en los últimos meses se acumuló un salario y medio. “No sabemos lo que es una nómina entera, porque todo el rato se fracciona; como ahora, por ejemplo”, añade.

Aprender a "fraccionar" la vida

Esther Hernández, delegada sindical de la USO y trabajadora de Outservico Utilities Outsourcing, una empresa de externalización de servicios dedicada a la lectura de contadores de luz, agua y gas en concurso de acreedores, explica que cobrar a plazos es el día a día de esta plantilla de más de 350 empleados desde hace cuatro años, cuando entró "un nuevo administrador". "Te pagan un 30% del sueldo el día 8, un 40% el 14 y el restante hacia el 20. Y mientras, toca ir al banco a aplazar los pagos y a los colegios a dar la cara con vergüenza a contar el problema, porque te devuelven los recibos de los comedores".

"Estos dramas ocurren todos los días", comenta Esther, quien advierte sobre el hecho de que muchos compañeros suyos que superan la cincuentena no pueden dejar su puesto de trabajo "porque pierden todos sus derechos y la antigüedad". Otra compañera suya, Laura -que ha solicitado el anonimato-, reconoce que cobrar una nómina fraccionada es una situación mucho menos complicada para un hogar sin hijos, como el suyo: "Mis compañeros tienen un sueldo único, al borde del mileurismo, son padres de familia y no tienen más sueldos. Sus dificultades económicas son mayores que las mías". Pero cada escenario tiene lo suyo. "Mi marido y yo no tenemos a nadie a nuestro cargo pero, eso sí, tenemos que hacer frente a dos hipotecas, así que el suedo tampoco nos puede faltar".

Aparentemente, no hay una situación personal y familiar ideal para hacer frente a este problema, que desde los sindicatos recomiendan afrontar en conjunto. “Hay empresas que cumplen en la medida que hay capacidad sindical para reivindicar los derechos. El 80% del sector del comercio y los servicios está compuesto por pequeña o pequeñísima empresa con dificultad para tener un sector sindical. Entonces, el empresario que se puede escaquear, lo hace”, explica Santos Nogales, secretario de Acción Sindical de Servicios para la Movilidad y el Consumo SMC-UGT.

"Toca ir al banco a aplazar los pagos y a los colegios a dar la cara con vergüenza, a contar el problema porque te devuelven los recibos de los comedores"

Nogales compara el escenario actual con respecto al de hace cuatro o cinco años y frente a los grandes nombres -como Abengoa o Nueva Rumasa- determina que “la crisis sigue atacando al más débil, a la pequeña empresa y a sus trabajadores, a los más afectados por la falta de liquidez”.

Y así lo constatan las únicas cifras que pueden dar una pista sobre esta situación, las del Fogasa (Fondo de Garantía Salarial), que depende del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Según consta en sus memorias -la más reciente corresponde a 2014- el tamaño de la empresa sí importa y en efecto, en los últimos años se han abierto más expedientes sobre las que menos trabajadores suman (menos de 25 empleados).

En cuanto a la actividad empresarial también ha habido cierta evolución; históricamente las empresas de la industria textil y de la confección eran las más afectadas hasta que los expedientes alrededor de las actividades sociales y los servicios comenzaron a crecer en 2013 exponencialmente con respecto a otros sectores.

Estas cifras ponen también de manifiesto que las dificultades no se quedaron en 2011; los beneficiarios de las prestaciones del Fogasa, atascado y ahogado desde 2008, han seguido creciendo hasta 2014, cuando se registraron 389.472 trabajadores, un 65,95% más que el año anterior.

Huelgas, ERE y concursos de acreedores

Pero antes de tener que acudir al Fogasa -instancia a la que un trabajador que no recibe su nómina acude cuando la empresa ya se ha declarado insolvente- hay mucho camino. Un trabajador que no recibe su salario puede hacer una reclamación por impago con extinción de contrato si suma dos o más sueldos pendientes, puede además acudir a conciliación y 'a posteriori' presentar una reclamación judicial mediante demanda ante un Juzgado de lo Social.

Pero, ¿qué pasa si durante años el pago llega fraccionado o no se llegan a continuar tantos impagos? “Pues vas a trabajar con la incertidumbre en el cuerpo", cuenta Laura, lectora de contadores en Outservico.

"Imagínate que además de que tienes un sueldo de casi mileurista llegas a trabajar y te dicen que hay un concurso de acreedores", dice, en alusión al proceso que comenzó el pasado 22 de julio para esta empresa. "Siempre queda la opción de convocar una huelga de presión", añade Laura, como las que convocó la Unión Sindical Obrera (USO), sindicato mayoritario en Outservico Utilities Service S.L. para agosto y septiembre en Cataluña, Valencia, Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, País Vasco y Andalucía. La primera se desconvocó porque esta empresa, "que vive al día y tiene una mala administración", recibió el pago de uno de los clientes, Iberdrola, y pudo abonar las nóminas, explica la delegada sindical Esther. La segunda se cumplió durante día y medio, hasta que las demás empresas se "solidarizaron con los trabajadores".

Los expedientes de regulación de empleo (ERE) son otros viejos conocidos que no se estancaron en 2014. Y mucho menos para empresas como Blanco, que después de tres años de dificultades afronta ahora su tercer proceso para asegurar su viabilidad. Patricia -quien también prefiere usar un nombre ficticio- es empleada de tienda y aunque reconoce que desde la compra del fondo saudí Alhokair en 2014 "la empresa ha ido cumpliendo y se acabó el habitual fraccionamiento de pagos", el mes pasado hubo un retraso en el pago de las nóminas. "Esto hace que un trabajador de tienda no sepa a qué atenerse. Vamos a trabajar sin saber qué centros de trabajo van a cerrar ni de cuántos empleados van a prescindir, si vamos a cobrar tarde o qué va a pasar con una empresa que ha perdido su seña de identidad y ya ni tiene producto propio", lamenta Patricia.

El calvario de Blanco se ha cobrado 711 empleos en el ERE de 2013 y otros 150 en el de 2015; una importante merma en una plantilla que algún día llegó a los 3.000 trabajadores en 250 establecimientos. El pasado jueves se conformaron las mesas negociadoras de cara al próximo 17 de octubre, cuando se celebrará la comisión negociadora del nuevo ERE. "Mucha gente se ha ido pero otros queremos seguir luchando por lo que tenemos, por nuestros derechos adquiridos. Hoy en día es difícil encontrar trabajo en jornada completa... Va a ser un ERE grande, me temo".

Pancartas y megáfonos a las puertas de una gran empresa endeudada con sus trabajadores. Una foto fija de los primeros años de la década que se asoció a la crisis y que, inmersos en el discurso de la recuperación, sigue ilustrando la situación de muchos españoles. Eso sí, las condiciones han cambiado y el perfil del empleado afectado por el impago se ha redefinido: trabaja para una pequeña empresa y pertenece al sector servicios.

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