"Se ha llegado a poner en duda a empresas españolas por la situación política actual"

La situación de 'impasse' político que vive España ha llegado a generar problemas para las empresas españolas en su actividad en América. El vicepresidente de la división España de Meliá Hotels, Alfonso del Poyo, ha explicado que de manera puntual, en algunos mercados, especialmente el estadounidense, ha habido inversores locales que han puesto en duda la capacidad de las empresas españolas de llevar algún negocio por la situación política que hay en España.

"Aunque ha sido algo excepcional, sí ha habido esa incertidumbre", explica este directivo de una de las empresas con mayor implantación a lo largo y ancho del continente y que sigue aumentando su actividad al otro lado del charco. A este discurso también se ha sumado David Noguera, director de Financiación Estructurada de Banco Sabadell, en el encuentro Nuevos Escenarios de Inversión en Iberoamérica, organizado por El Confidencial, en el que han participado diferentes empresas españolas con posiciones en Latinoamérica. "Sin duda afecta", dice Noguera, que añade que si "ya de por sí cuesta presentarse en otro país, la actual coyuntura política no es la mejor carta de presentación". En lo que atañe a su actividad bancaria, asegura que a nivel de operaciones pequeñas, entendidas estas como de menos de 100 millones de euros, no hay problemas. Pero aquellas que se van por encima de esa cantidad, se han visto paradas o diluidas.

Otros no ven tantas dificultades ahora. Para Jesús Alcázar Viela, director general de Área Latinoamérica de Acciona Infrestructuras, hubo que hacer muchas más reuniones en el pasado, cuando se especulaba con la posibilidad del rescate a España, que ahora, que la influencia prácticamente es nula.

Las dificultades regulatorias en Iberoamérica

No es ningún secreto que uno de los principales escollos a superar para las empresas españoles en América es el de evitar la inseguridad jurídica. Esto bien lo sabe Red Eléctrica de España, que vio cómo el Gobierno de Evo Morales expropiaba su filial en Bolivia en 2012. Sin embargo, el director corporativo de diversificación de negocio, Roberto García Merino, evita las generalizaciones y afirma que el continente es muy heterogéneo. Pone como ejemplo los entornos regulatorios abiertos y transparentes que se aplican a largo plazo, como los 30 años que da Chile, y otros como Perú, que desde su entrada en 1999 no han movido ni una coma. Además, cree que el marco de seguridad jurídica internacional también es válido para países como Bolivia.

En esta misma línea se muestra Alcázar, de Acciona. La compañía ha estado en algún momento en todos los países del continente. Tiene grandes proyectos en varios países en marcha y alude a la heterogeneidad de nuevo: "Si no hay un buen marco, no participamos en la licitación". No obstante, cree que esta cuestión va mejorando. Este directivo cree que se trata de una necesidad de los gobiernos locales ante la carencia de recursos propios: "Si quieres recibir capital, necesitas una estabilidad regulatoria".

Meliá Hotels es otra compañía española con intereses en diferentes países a la que le salen los números. Su china en el zapato es Venezuela, que hace que los números medios en la región caigan un poco. Precisamente la situación regulatoria y política allí es el problema: "Las continuas devaluaciones y la política cambiaria nos obligan a rehacer las cuentas constantemente. Además, todo eso afecta al negocio, tanto nacional como internacional, ya que los flujos hoteleros se resienten".

De momento, estas empresas españolas siguen con hambre en la región, no ven que la ralentización de la economía en esa zona del mundo que advierte el FMI les vaya a afectar en sus diferentes negocios. Las demandas de infraestructuras son un ingrediente perfecto tanto para Acciona como para REE, que tendría que impulsar la actividad a la vez de otras como Banco Sabadell o Meliá.

Todos ellos siguen considerando fundamental la relación con socios locales para desarrollar sus negocios. Una cuestión que sigue siendo más fácil que en otras partes del mundo, dado el nexo cultural e idiomático que enlaza España con el continente americano.