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Ley de silencio entre los grandes del Ibex para no irritar a Rajoy como en el 20-D
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rUMBO A LAS ELECCIONES DEL 26-j

Ley de silencio entre los grandes del Ibex para no irritar a Rajoy como en el 20-D

El Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC) ha 'cerrado por elecciones', hasta el punto de desconvocar todas las reuniones previstas hasta el próximo verano

Foto: Felipe VI, junto a miembros de CEOE y el Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC). (EFE)
Felipe VI, junto a miembros de CEOE y el Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC). (EFE)

El secretario general del Consejo Empresarial de Competitividad (CEC), Fernando Casado, se ha convertido en el ‘jardinero fiel’ del grupo de influenciacreado en torno a las grandes sociedades cotizadas del Ibex. Como el guardés encargado de mantener la finca en buen estado hasta que regresen los señoritos, la única misión del directivo fichado a instancias de César Alierta consiste ahora en evitar deserciones masivas que pudieran dar definitivamente al traste con un proyecto abandonado a su suerte desde el mismo momento en que sus promotores decidieron guarecerse de las incertidumbres políticas a raíz del fallido 20-D.

El CEC no se ha reunido desde las pasadas elecciones generales de diciembre y ahora ha vuelto a suspender el encuentro que tenía convocado para el día 18 de este mes. En junio, ni que decir tiene, tampoco se celebrará ningún cónclave. Hasta después del 26-J, nadie debe sacar la cabeza del tiesto ni asomar siquiera por la esquina, no vaya a ser que algún cazador de resentimientos intente cobrarse una pieza disparando a cualquier sombra. A partir de la nueva fecha histórica del calendario político, ya se verá lo que hacer dependiendo del resultado que ofrezcan las urnas.

Con esta consigna, Fernando Casado ha realizado una ronda de contactos dentro del sanedrín para difundir la buena nueva de las múltiples adhesiones que sigue concitando entre sus pares el expresidente de Telefónica. Las aclamaciones para que Alierta siga al frente de la banda han aumentado en la misma medida que crecían las aspiraciones de Ignacio Galán para acceder al cargo. El titular de Iberdrola no figura en los intermitentesplanes de sucesión, me voy o no me voy, que maneja el presidente en funciones del CEC, y el problema es que todos los que han sido tentados para el relevo han declinado una invitación que consideran envenenada.

El 'lobby' del Ibex está contaminado por el síndrome del soldado invencible. Es incapaz de reconocer su derrota y busca renacer con otra imagen y cometidos

El supuesto ‘lobby’ del Ibex está claramente contaminado por ese síndrome del soldado invencible que se siente incapaz de reconocer su derrota y trata de buscar su salvación con una fórmula que permita reconvertir el invento con otra imagen, otros cometidos y, si se apura, otros representantes. Para ello, es fundamental recuperar la apuesta fundacional por una opción política de carácter liberal conservadora, claramente identificada con el ideario que ofrece el Partido Popular sin olvidar la bisagra, que parece indispensable, de Ciudadanos y, en mucha menor medida, la participación del PSOE en un eventual Gobierno de coalición.

Si algo está muy claro es que el CEC, ya sea en su actual versión de 'lobby' o transformado en laboratorio de ideas, escuela de pensamiento y similar que se le parezca, es del todo punto incompatible con cualquier plataforma de izquierda radical que aspire a instalarse enel Palacio de la Moncloa o en sus aledaños de poder. Los temores que infunde la tropa capitaneada por Pablo Iglesias son cada vez másacuciantes, y aunque el instinto de supervivencia sea muy fuerte, nadie puede espantar la realidad escondiendo la cabeza bajo el ala o impulsando experimentos gaseosos, de esos que terminan engañando al elector a base de negar o, cuando menos, distorsionar las evidencias.

El pacto de los botellines

La entente formada por Podemos eIU es una constatación que invita a no confundir los deseos. El pacto de los botellinesestá produciendo ahora arcadas de mala conciencia entre algunos empresarios que facilitaron el desastre del 20-D, en su afán por configurar un estado de pensamiento falaz a partir de algunas encuestas de opinión exquisitamente cocinadas, pero muy poco sabrosas en el resultado final de las elecciones. Dichos sondeos, proclives a inflamar la alternativa de Albert Rivera en obligada simbiosis con Rajoy, contribuyeron a una mayor fragmentación del voto, lo que a punto ha estado de generar una involución de toda la acción política en España.

Los más cercanos colaboradores del presidente en funciones achacan buena parte de los riesgos sufridos y por sufrir a los ‘aprendices de brujos’ que desde sus más distinguidas y acomodadas posiciones corporativas trazaron una línea paralela para referenciar el complicado juego de la política con la defensa de sus propios deseos empresariales. Craso error que no volverá a cometerse, porque el poder real y el fáctico obedecen a negocios de naturaleza diversa y a la hora de enfrentarse a las urnas hasta el teorema de Pitágoras está supeditado a la fórmula deVíctor D’Hont, de manera que las matemáticas resultan siempre exactas perola aritmética, en este caso, no suma igual.

La dimisión de Alierta como presidente de Telefónica ha servido para que muchos pongan las barbas en remojo. Mejor no dar batallas que no están ganadas

Los primeros espadas del Ibex no conocen la gramática parda que orienta los sinuosos caminos de la alta política en España, y han acordado esta vez no meterse a redentores para no salir crucificados. La dimisión de Alierta como presidente de Telefónica ha servido para que algunos pongan las barbas en remojo, haciendo buenas las enseñanzas de Sun Tzu, en virtud de las cuales es mejor no dar batallas que no estén ganadas de antemano. La doctrina militar inspira la ley del silencio bajo la que ahora se amparan, del primero al último, todos los prebostes del Ibex. Como decían en el Ejército, “no preguntes, no contestes; solo el mando debe saberlo”. Lo que hace falta es saber de paso quién mandará en el CEC a la vuelta del verano y si el CEC tendrá para entonces algo en lo que mandar.

El secretario general del Consejo Empresarial de Competitividad (CEC), Fernando Casado, se ha convertido en el ‘jardinero fiel’ del grupo de influenciacreado en torno a las grandes sociedades cotizadas del Ibex. Como el guardés encargado de mantener la finca en buen estado hasta que regresen los señoritos, la única misión del directivo fichado a instancias de César Alierta consiste ahora en evitar deserciones masivas que pudieran dar definitivamente al traste con un proyecto abandonado a su suerte desde el mismo momento en que sus promotores decidieron guarecerse de las incertidumbres políticas a raíz del fallido 20-D.

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