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José Luis Bonet se convierte en el árbitro en la guerra que vive Freixenet
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El presidente mantiene su neutralidad y la oferta entra en punto muerto

José Luis Bonet se convierte en el árbitro en la guerra que vive Freixenet

Tras el consejo de administración de ayer en Sant Sadurní d’Anoia, ha quedado claro que la figura de Bonet emerge como el verdadero árbitro, aunque solo tiene el 7,25% de acciones

Foto: El presidente del Grupo Freixenet y de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet. (EFE)
El presidente del Grupo Freixenet y de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet. (EFE)

El presidente deFreixenet, José Luis Bonet, nunca ha sido un presidente ejecutivo. Ni estaba vinculado al día a día del líder defabricantes de cava ni podía dedicarle todo su tiempo a la compañía, dado el aluvión de cargos que desempeña, como la presidencia de la Cámara de Comercio de España o de Fira de Barcelona. Pero tras el consejo de administración de ayer en Sant Sadurní d’Anoia, ha quedado claro que la figura de Bonet emerge como el verdadero árbitro de la guerra abierta en la compañía, con su 7,25% de acciones. Sin su apoyo, la oferta del grupo alemán Henkell & Co queda en punto muerto.

Hasta ahora, la figura de Bonet era más bien simbólica. Ni pesaba en la gestión, lo que es bueno para él porque la misma está muy cuestionada por el bajo nivel de rentabilidad,ni había desafiado a los Ferrer, que controlan el 42% de la compañía, pero viven más del pasado glorioso de José Ferrer -ahora presidente de honor y nonagenario- que de resultados concretos y actuales.

Ayer quedó claro en el consejo que Bonet no vende, según explican fuentes cercanas a Freixenet. Incluso aunque Henkell & Cole hayan prometido mantener la presidencia a cambio de sus acciones. Su negativa y las dudas que mantiene su hermana, Pilar Bonet, hacen que los alemanes no puedan conseguir la mayoría.

A favor de la oferta de los alemanes han quedado los Hevia, que encabeza Enrique Hevia, actual director financiero, con el 29%, y dos de los hermanos Bonet, Eudald y Pere,con un 7,25% cada uno. En total, a favor de comprar solo se suma el 43,5% del capital de Freixenet.

Con este panorama, ni siquiera se ha podido considerar la oferta de Henkell & Co como vinculante. Sin embargo, los alemanes han insistido en que la misma se mantiene a la espera de que las tres ramas de la familia se aclaren. Con lo que toda la situación queda estancada. Más si cabe porque Pilar Bonet tampoco vende a los Ferrer su 7,25%, que hubiera dado a esta rama familiar el control de la compañía.

Para largo

Tras el consejo de ayer, quedó claro que la crisis interna de Freixenet va para largo. Pero es en esos escenarios en los que mejor se mueve José Luis Bonet. Este economista prefiere ganar tiempo y que se templen los ánimos. Porque si, por un lado, no apoya a los Hevia en sus planes de venta,por otro, preferiría un cambio en la gestión de Freixenet, nombrando un consejero delegado independiente de la familia, en lugar de Pedro Ferrer, el hijo mayor de José Ferrer. Pero esto no será fácil ni va a pasar mañana.

Su neutralidad también puede servir para que Hevia salve la cabeza. Porque los Ferrer ahora quieren sangre y están viviendo la oferta de los alemanes como una agresión. Henkell & Co valora la empresa en 500 millones, un esquema típico en el sector alimentario: un euro facturado, un euro pagado. El precio es considerado bajo para un grupo como Freixenet, con marcas como Segura Viudas,Cordón Negro, Castellblanch o René Barbier, entre otras. Descabalgar al director financiero de su puesto sería la 'vendetta' perfecta para hacerle pagar este mal trago.

Meses por delante

Bonet ahora cuenta con meses por delante para acercar posturas y conseguir salvar los muebles consiguiendo un relevo tranquilo del CEO y una profesionalización de la gestión que mejore los resultados económicos. Hace dos años, los Hevia hubieran estado de acuerdo. Ahora consideran que es tarde y que es mejor que una multinacional profesionalice el grupo.

Freixenet facturó 501 millones de euros, sin registrar crecimiento respecto al pasado ejercicio. Y la compañía apenas ganó dinero el último año, solo 2,2 millones de euros. Aquí está el origen de todos los problemas.

El presidente deFreixenet, José Luis Bonet, nunca ha sido un presidente ejecutivo. Ni estaba vinculado al día a día del líder defabricantes de cava ni podía dedicarle todo su tiempo a la compañía, dado el aluvión de cargos que desempeña, como la presidencia de la Cámara de Comercio de España o de Fira de Barcelona. Pero tras el consejo de administración de ayer en Sant Sadurní d’Anoia, ha quedado claro que la figura de Bonet emerge como el verdadero árbitro de la guerra abierta en la compañía, con su 7,25% de acciones. Sin su apoyo, la oferta del grupo alemán Henkell & Co queda en punto muerto.

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