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Contraataque de los Ferrer en Freixenet para comprar un 7% a uno de los Bonet
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La jugada cerraría el paso a la alemana Henkell

Contraataque de los Ferrer en Freixenet para comprar un 7% a uno de los Bonet

A los hermanos Bonet estos días se les están lanzando cantos de sirena para que vendan su participación a la familia Ferrer y así tomar el control accionarial efectivo de la compañía

La sangre es más espesa que el agua… y que el vino. Así que los Ferrer han pasado al contraataque en Freixenet con sus mejores armas: la aritmética y las debilidades familiares. Pese a las divisiones internas, la familia Ferrer sigue controlando el 42% de Freixenet y son el socio mayoritario. Para frenar el intento de venta de la empresa sólo les falta un 7% adicional. ¿Y quien tiene ese 7% que necesitan? Pues cualquiera de los hermanos Bonet, a los que estos días se les están lanzando cantos de sirena, según fuentes financieras conocedoras de la operación.

Los Bonet son cuatro hermanos. Cada uno de ellos es propietario del 7,25% de Freixenet. José Luis Bonet es el más conocido al ejercer como presidente del grupo, si bien no está vinculado a la gestión, que lleva Pedro Ferrer Noguer, el hijo mayor del presidente de honor, José Ferrer. Los otros dos hermanos Bonet son Eudald Bonet, muy distanciado y crítico con la gestión de los Ferrer al frente de la compañía; y Pedro Bonet, durante muchos años responsable de comunicación y marketing del grupo pero en la actualidad más retirado de sus funciones, tras unos problemas de salud. También hay una hermana, Pilar Bonet, que en este momento sería la persona más cercana a los Bonet.

Este miércoles se celebrará en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) el consejo de administración en que se plantearán estas cuestiones y, que según fuentes cercanas al grupo, se marcará la estrategia para aislar a los Hevia, los que más están presionando para vender su paquete de acciones y que están en contacto con el gigante alemán de la alimentación Henkell & Co que ha formalizado una oferta a la baja, condicionada a tener un paquete de más del 50%. José Luis Bonet en este momento es el hermano Bonet más cercano a los Ferrer y sus acciones son clave.

Freixenet es el primer fabricante de cava de España y unos de los mayores del mundo en el sector de espumosos. Factura 501 millones y controla 18 bodegas repartidas por siete países. Pero la caída de la rentabilidad, un problema generalizado en el sector del cava, ha destapado disensiones familiares larvadas desde hace años y que ahora han salido a la luz. Cada año invierte unos 50 millones en reforzar sus marcas y productos. Pero la rentabilidad en este momento es baja, apenas 2,2 millones de beneficios, con lo que se ha suprimido el dividendo.

Divide y vencerás

Fuentes cercanas a Freixenet explican que los Bonet están lejos de tener una estrategia unitaria, ni por una parte ni por otra. José Luis Bonet pretende seguir en la empresa y mantener su paquete. Su hermana Pilar es la más proclive a vender a los Ferrer, pero sus títulos sólo darían a estos últimos el 49%. Por tanto, como mínimo la neutralidad de José Luis Bonet, persona de carácter conservador, es necesaria para que los Ferrer retengan el control de la empresa. Pero si lo desvincula del de sus otros dos hermanos lo que está en juego ya no es la mayoría. Eso explicaría también que en sus contactos con los bancos, los Ferrer están buscando financiar una operación de compra de acciones que ronde los 100 millones, muy lejos de los más de 300 millones en los que se valoraría un paquete del 58% de Freixenet que los Hevia quieren poner en manos de los alemanes.

La estrategia de los Ferrer pasa por dos ejes: minimizar el coste de la toma de control de la compañía y evitar que ni un euro del ingente patrimonio que acumula José Ferrer al margen de la empresa vaya a los bolsillos de los Hevia. Todas las fuentes consultadas explican que las relaciones entre los Hevia y los Ferrer se encuentran muy deterioradas. Y que en el peor de los casos los Ferrer darían por buena la salida del director financiero, Enrique Hevia y sus hermanas y que los alemanes entrasen como socios minoritarios. Pero hay dudas de que a Henkell le pueda interesar una alternativa como ésta.

Si el miércoles, Enrique Hevia sólo tiene sus acciones, las de sus hermanas y las de Pedro y Eudald Bonet, sólo contará con la aquiescencia para vender del 43,5% de la compañía, y la oferta de Henkell se caerá por su propio peso. Por ahora, Hevia tiene las peores cartas cara al consejo de administración de esta semana.

Dejarse plumas

También está por ver las plumas que se dejan los Ferrer en esta operación. La gestión de Pedro Ferrer se encuentra cuestionada. Y a los Bonet, en general no les interesa tanto el dinero como el futuro a largo plazo. Así que uno de los costes que podría tener la operación sería el relevo de Pedro Ferrer como consejero delegado. La alternativa sería traer de Australia a su hermano pequeño, José María Ferrer (53 años) que está haciendo un excelente trabajo como consejero delegado de Wingara Wine Group, según explican fuentes del sector vitivinícola. Así se mantendría la preponderancia de los Ferrer, se les reconocería como mayoritarios pero se daría un giro más moderno y ágil a la gestión.

Por tanto, la mejor carta de los Ferrer es jugar con la cohesión de los Bonet. La figura aglutinadora de los Bonet siempre fue su madre, Pilar Ferrer Sala, que falleció el pasado mes de enero. Fuentes cercanas al grupo aseguran que Pilar Ferrer fue la persona clave que con su esfuerzo y trabajo personal hizo que Freixenet sobreviviera tras la Guerra Civil y la posguerra, cuando José Ferrer, su hermano, era todavía un niño, huérfano de padre, ya que el fundador, Pedro Ferrer Bosch, fue asesinado en 1936. Sin la figura materna de Pilar Ferrer, cada Bonet apostará ahora por sus intereses. Y aquí se encuentra la mejor baza de los Ferrer para retener el control de la compañía y que el gigante del cava siga siendo una empresa catalana. Como en sus orígenes: el destino de Freixenet sigue determinado por dos factores que han determinado la marcha de la empresa: el vino y la sangre.

La sangre es más espesa que el agua… y que el vino. Así que los Ferrer han pasado al contraataque en Freixenet con sus mejores armas: la aritmética y las debilidades familiares. Pese a las divisiones internas, la familia Ferrer sigue controlando el 42% de Freixenet y son el socio mayoritario. Para frenar el intento de venta de la empresa sólo les falta un 7% adicional. ¿Y quien tiene ese 7% que necesitan? Pues cualquiera de los hermanos Bonet, a los que estos días se les están lanzando cantos de sirena, según fuentes financieras conocedoras de la operación.

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