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La nueva regulación de banda ancha consagra la España digital a dos velocidades
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MALESTAR EN TELEFÓNICA CON LA CNMC

La nueva regulación de banda ancha consagra la España digital a dos velocidades

La CNMC ha aprobado finalmente la nueva regulación mayorista de los mercados de banda ancha que Telefónica considera como un freno para el desarrollo de la nueva España digital

Foto: El presidente de Telefónica, César Alierta, en el Mobile World Congress en Barcelona. (Reuters)
El presidente de Telefónica, César Alierta, en el Mobile World Congress en Barcelona. (Reuters)

La CNMC ha dado un serio disgusto a Telefónica con la nueva regulación de la banda ancha. Aunque la llamada zona competitiva, en la que el operador dominante no tiene que rendir armas a sus rivales, ha sido extendida a un total de 66 municipios frente a la propuesta inicial de 34, lo cierto es que la compañía presidida por César Alierta ha perdido el pulso frente a Vodafone y Orange. Telefónica tendrá que poner a disposición de estos y otros competidores la red propia de fibra óptica en todo el resto del territorio nacional, lo que supone un golpe directo al mentón de las futuras inversiones en el mercado de las telecos.

En apariencia, el organismo regulador se había congraciado con Telefónica al ampliar el territorio liberalizado, pero en el fondo lo que ha hecho la CNMC no es sino actualizar desde diciembre de 2014 a junio de 2015 la llamada mancha de la fibra óptica. Los 66 municipios 'salvados' son los que ya disponen de un nivel de competencia suficiente y corresponden con las provincias y localidades más ricas de España. El resto del país quedará previsiblemente descolgado de la carrera digital porque Telefónica no está dispuesta a invertir para que otros hagan negocio sobre sus propias y onerosas infraestructuras.

La zona de abierta competencia declarada por la CNMC equivale a un 35% de la población y corresponde a municipios donde conviven un mínimo de tres operadores desplegando simultáneamente redes de nueva generación. Bajo estas condiciones, las autoridades de competencia eliminan las obligaciones regulatorias sobre la red de fibra óptica, lo que supone una invitación para que la multinacional española pueda seguir invirtiendo con suficientes garantías de rentabilidad. El acceso regulado se mantiene en todo caso para la red de cobre y las infraestructuras de uso civil con un criterio basado en precios claramente orientados a costes.

En el resto del territorio nacional, el organismo que preside José María Marín Quemada obliga a Telefónica a prestar a terceros un servicio de acceso sobre su red de fibra óptica. A tal efecto, la resolución establece un plazo de 18 meses para que el operador dominante presente una oferta mayorista que, en su caso, podrá ser replicada por el resto que competidores. A partir de esta exigencia, es lógico pensar que el estímulo inversor de la primera compañía del sector decaerá en términos generales y se centrará de manera exclusiva en aquellos municipios que han quedado fuera del nuevo ámbito regulatorio trazado por la CNMC.

Fuentes de Telefónica no han querido cargar las tintas contra un resolución que los órganos de gobierno de la compañía tienen ahora que estudiar con detalle. La empresa no quiere frenar en seco su ritmo inversor, pero los datos que se vienen manejando en el sector apuntan que el denominado capex (inversión en capital) destinado a fibra óptica se reducirá un 20% a lo largo de 2016 y, en todo caso, los esfuerzos serán destinados a las grandes ciudades. En adelante, el objetivo de Telefónica consistirá en completar la cobertura de banda ancha en municipios abiertos a la competencia, lo que puede modificar sensiblemente el mapa digital que estaba inicialmente diseñado en España.

Telefónica pretendía llevar la fibra óptica al 97% de la población, pero la zona competitiva que ahora queda a salvo para la operadora solo alcanza a un 35%

La intención manifestada en un principio por Telefónica consistía en llevar la fibra óptica a poblaciones de hasta 500 habitantes en 2020, lo que suponía un total de 28 millones de hogares, equivalente al 97% de la población. Estos objetivos quedan ahora en el alero y lo que surge es una 'brecha digital' con una línea divisoria que fragmenta el territorio en dos categorías enfrentadas por su diferente dotación de infraestructuras. Las 'dos Españas digitales' implicarán que el país pierda el liderazgo europeo en fibra, tanto en hogares pasados como conectados, con el consiguiente perjuicio para el desarrollo económico y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Según los últimos datos oficiales correspondientes a marzo del pasado año, España encabeza el 'ranking' de clientes de banda ancha con un total de 1.895.000 suscriptores, solo por detrás de potencias como China, Corea y Estados Unidos, que comprenden mercados mucho más grandes. En Europa, otros países avanzados en este segmento de actividad son Suecia, con 1.488.000, y Francia, con 1.065.000. Dentro del propio país, Telefónica disponía en dicha fecha de 1.560.000 clientes, en tanto que Orange y Jazztel, actualmente en fase de integración, sumaban 286.000, y Vodafone tenía 35.000 suscriptores.

La CNMC ha dado un serio disgusto a Telefónica con la nueva regulación de la banda ancha. Aunque la llamada zona competitiva, en la que el operador dominante no tiene que rendir armas a sus rivales, ha sido extendida a un total de 66 municipios frente a la propuesta inicial de 34, lo cierto es que la compañía presidida por César Alierta ha perdido el pulso frente a Vodafone y Orange. Telefónica tendrá que poner a disposición de estos y otros competidores la red propia de fibra óptica en todo el resto del territorio nacional, lo que supone un golpe directo al mentón de las futuras inversiones en el mercado de las telecos.

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