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EY pone patas arriba Celsa al advertir de 840 millones de pérdidas sin contabilizar
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advierte de salvedades graves en sus cuentas

EY pone patas arriba Celsa al advertir de 840 millones de pérdidas sin contabilizar

El auditor de la mayor empresa industrial de Cataluña advierte de que debería deteriorar préstamos fallidos a filiales que llevarían al grupo a una situación muy complicada

Foto: Francesc Rubiralta Rubió, presidente del Grupo Celsa.
Francesc Rubiralta Rubió, presidente del Grupo Celsa.

Ernst & Young no quiere que le ocurra en Celsa como a sus colegas de Deloitte con Abengoa. La firma de auditoría ha advertido de que la mayor empresa siderúrgica de España y el grupo industrial más grande de Cataluña debe reconocer unas pérdidas de 840 millones de euros derivadas de inversiones financieras realizadas en filiales que hoy en día valen prácticamente cero. Una advertencia que complica más si cabe el futuro de una multinacional con 7.000 empleados.

Actualmente, Celsa lucha en dos frentes para escapar del apuro que le supone cumplir con una deuda de 2.700 millones. Por una parte, la compañía de la familia Rubiralta negocia con sus acreedores alargar la fecha de pago de este pasivo y, por otra, trata de que el Gobierno en funciones del PP batalle en Europa para frenar el 'dumping' de las empresas chinas. Un doble reto que tiene el obstáculo adicional que suponen las salvedades de EY a las cuentas del último año fiscal y que, de aplicarse, llevaría a la empresa barcelonesa a una situación de insolvencia.

El auditor señala que la matriz mantiene inversiones financieras significativas en Nervacero y en el 'holding' Ceisa Atiantic, materializadas en forma de participaciones en el capital, créditos financieros participativos y créditos financieros ordinarios por 437 millones de euros en el caso de la primera y de 404 millones en el caso de la segunda. En total, 841 millones en un grupo con un patrimonio neto de menos de 200 millones.

“A este respecto, en el contexto actual, consideramos que el importe recuperable de dichas inversiones, prudentemente valorado, a la fecha de este informe, a través del descuento de flujos de efectivo esperados de cada entidad, implica que, excepto una parte del crédito financiero ordinario concedido a cada una de ellas, la sociedad debería deteriorar íntegramente el resto de las citadas inversiones”, sentencia EY.

La firma ya había advertido de la incorrección contable de Celsa en las cuentas anuales de 2013. Pero en ese momento, EY reducía el impacto a 407 millones, menos de la mitad del agujero actual. Sin embargo, el empeoramiento de la actividad industrial a lo largo de 2014, tendencia que se agudizó el pasado año por el desplome de la industria del metal y de las materias primas, no ha hecho más que agrandar las pérdidas operativas en todo el sector.

EY también llama la atención sobre la recomendación a Celsa de reducir a la mitad sus activos por impuestos diferidos y los pasivos por determinados contratos de derivados por cerca de otros 26 millones adicionales. Una serie de advertencias que están empezando a ser tomadas en consideración por los bancos acreedores, que antes del verano deberán alcanzar un acuerdo para alargar por tercera vez en los últimos meses el vencimiento de una deuda de 2.700 millones. La compañía ha ido salvando, con el apoyo de Caixabank, BBVA, Sabadell y Santander, pequeños impagos a cambio de comprometerse a llevar a cabo un plan de ajuste.

Pero en 2017 tiene que hacer frente a una amortización de 600 millones que hoy se antoja muy difícil, al no haber podido cumplir con un préstamo adicional de 57 millones que se ha ido prorrogando desde la Navidad de 2014. Fuentes de la banca acreedora nacional confían en encontrar una solución, dado el volumen de deuda de Celsa Group y su elevada plantilla. Pero otras fuentes puntualizan que una empresa con un pasivo de 2.700 millones y un beneficio operativo o ebitda de 200 millones es insostenible por si sola. La relación es de casi 13 veces, peor de la que tiene incluso Abengoa.en estos momentos.

Guerra política

Mientras tanto, la Comisión Europea ha abierto tres investigaciones contra la importación de productos de acero de China para determinar si ingresan al mercado de la Unión Europea por debajo del coste de su producción. ArcelorMittal, el gigante mundial, ha acusado a China por una colosal pérdida en 2015 de casi 8.000 millones de dólares. Celsa, que también está sufriendo esta competencia desleal, orientó su producción a países como Argelia, pero el desplome del crudo y del gas ha provocado que que este mercado también se haya venido abajo y haya anunciado recortes a la importación.

Por su parte, España ha solicitado a Bruselas “medidas urgentes” para proteger el sector del acero después de que Alemania, Francia y otros cinco países elevaran hace unos días una petición a la Comisión Europea para que defienda a la industria de las prácticas desleales de China, Rusia y otros grandes fabricantes. El ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, pide ahora a la Comisión que actúe “antes de que el daño sea irreversible” para una industria de la que España es el cuarto productor del Viejo Continente.

Ernst & Young no quiere que le ocurra en Celsa como a sus colegas de Deloitte con Abengoa. La firma de auditoría ha advertido de que la mayor empresa siderúrgica de España y el grupo industrial más grande de Cataluña debe reconocer unas pérdidas de 840 millones de euros derivadas de inversiones financieras realizadas en filiales que hoy en día valen prácticamente cero. Una advertencia que complica más si cabe el futuro de una multinacional con 7.000 empleados.

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