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Siete franquiciados llevan a Yoigo a los tribunales por supuesta estafa
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tenían varias tiendas cada uno

Siete franquiciados llevan a Yoigo a los tribunales por supuesta estafa

El operador de telefonía 'low-cost' les ofreció una oportunidad de negocio tentadora, pero Ybrahim y Carlos acabaron en números rojos. Ahora acusan a Yoigo de engaño, delito informático y coacciones

Foto: Tienda de Yoigo. (Reuters)
Tienda de Yoigo. (Reuters)

La historia se repite. Los franquiciados que demandan a la marca en la que invirtieron sus ahorros se multiplican. Esta vez le ha tocado a Yoigo y a la empresa que opera sus más de 1.000 franquicias en toda España, ByMovil. Ybrahim Medina y su socio, Carlos Zapata, han puesto una querella contra ambas -a la que ha tenido acceso este diario- por presuntos delitos de “estafa, delito informático, delito relativo al mercado, falsedad documental, apropiación indebida, coacciones y maltrato psicológico”. Está siendo tramitada por el Juzgado de Instrucción número seis de Gavà.

Este venezolano puso en marcha una primera tienda explotada bajo el nombre comercial de Yoigo en abril de 2011, y le fue tan bien que decidió ampliar el número de establecimientos unos meses después. “Ahí empezaron los problemas. El supervisor nos ofreció condiciones especiales como premio para los franquiciados que hacen bien su trabajo. No nos pedían nuevo aval y prometían ayudarnos con la financiación. Pero cuando ya estábamos dentro, las condiciones cambiaron”, protesta Ybrahim ante este periódico. Tras más de dos años de tira y afloja con la marca, tuvo que cerrar las cuatro tiendas que tenía junto a su pareja, Carlos.

Falsificaciones de documentos, falsos albaranes o manipulación de códigos de productos son algunas de las acusaciones. “La finalidad de la firma es generar deuda ficticia con los ajustes de 'stock' hasta dejarlos sin posibilidad de financiación externa (…) Llega el momento en que ejecutan avales, resuelven los contratos y se quedan con la deuda de los franquiciados, los avales y las tiendas en óptimas condiciones”, reza la querella a la que están a punto de unirse otras cinco personas afectadas. Así lo asegura el abogado que lleva el caso, David Perales: “En total, hay siete afectados que suman 18 tiendas. Me han llamado 20 personas a las que han obligado a cerrar establecimientos a pesar de ser viables”.

Yoigo y ByMovil no se pronuncian

La operadora de telefonía 'low cost' se limita a señalar que “Yoigo no ha tenido ninguna relación contractual con los querellantes” y nos remite a la marca que opera sus franquicias. En efecto, fue ByMovil quien firmó un contrato de subdistribución con los afectados, si bien es Yoigo quien toma todas las decisiones, en palabras del abogado Perales. ByMovil no ha contestado a las reiteradas peticiones de este periódico para recabar su versión de los hechos.

Ybrahim dice sentirse estafado tras episodios como el de su segunda tienda: “La operadora pactó unas condiciones” pero supuestamente aplicó otras tras la apertura. Este joven ya había invertido sus propios recursos para cambiar puertas y hacer reformas. Cuando solo faltaba el mobiliario -que cuesta más de 11.000 euros-, asegura que le denegaron el dinero que ya le habían prometido. “Te venden una historia, te pasan unos números, te dicen que te van a dar una formación y es mentira. En el contrato colocan una cláusula muy bonita que les permite cambiar las condiciones cuando quieran”, relata.

La operadora nos prometió unas condiciones y aplicó otras

Este empresario aterrizó en Madrid hace más de una década para ganarse la vida trabajando como vendedor en una cadena de telefonía móvil. Allí se percató de que la mayoría de las ventas procedía de Yoigo, y fue eso lo que le animó a apostar por la compañía junto a Carlos. Entre los dos llegaron a gestionar siete tiendas después de ganar dinero con la primera, pero todo se torció cuando comenzó la expansión y la operadora apretó las tuercas con temas como el inventario. “Nunca había nada en el almacén. No podíamos vender, y más de uno tuvo que cerrar porque era incapaz de levantar el negocio”, denuncia.

Eso mismo, dice, acabó sufriendo en sus propias carnes. “No podía llegar a unos mínimos de ventas; me estaba ahogando”. Ybrahim asegura que detectó numerosas irregularidades como manipulaciones en el 'stock', bloqueos injustificados del sistema informático o impagos de comisiones que suscitan sospechas. “Si los clientes se dan de baja de la línea a los seis meses, no te pagan la comisión. Es mucha casualidad que más de 500 se dieran de baja justo en la misma fecha”, insinúa.

Seis meses sin cobrar

Los franquiciados deben aportar 18.000 euros de aval inicial y financiar las necesidades de la tienda: mobiliario, pedidos, maquetas, rótulos… No existe canon de entrada ni 'royalties'. “No puedo calcular cuánto dinero hemos perdido. Solo sé que me ha quedado una deuda de unos 200.000 euros”, explica el venezolano, tras aclarar que estuvo al menos seis meses sin cobrar un céntimo. Incluso acusa a la empresa de amenazarle con quitarle la tienda cada dos por tres y de recurrir siempre al mismo argumento: “No sabéis gestionar el negocio”.

En el caso de Carlos Zapata, y según la demanda, “los números ni se parecían a lo expuesto en el estudio de mercado” que la compañía elaboró. “Lo único que hicieron fue engañar a mi demandante para que efectuara la inversión (…) La actuación del franquiciador era producir una situación de deuda insostenible, acabar con los recursos propios, familiares y financiación externa para obligarles al ahogo, al no suministro de materiales, no voluntad de negociación y evidente voluntad de hacer suyo dicho negocio”, refleja la querella a la que ha tenido acceso El Confidencial.

¿'Déjà vu'?

“El franquiciador creó el convencimiento en mis demandantes de que transmitía un modelo de éxito asegurado, basado en un 'know-how', experiencia, conocimientos, asesoramiento y apoyo comercial que nunca ha existido”, prosigue. Yoigo y ByMovil se suman a una lista cada vez más larga de firmas que han tenido serios problemas con sus franquiciados: Mango, Yves Rocher y DIA también afrontan denuncias por supuestos incumplimientos del contrato, estafa, falsedad documental, apropiación indebida o maltrato psicológico, entre otros.

ByMovil opera con un único cliente (Yoigo), gestiona más de 1.000 tiendas en toda España y genera unos 2.600 puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos. En 2014 ganó 1.162.413 euros, una cifra que contrasta con los 80.182 euros de pérdidas de la operadora de telefonía Yoigo. Así lo refleja su último informe de cuentas remitido al Registro Mercantil.

La historia se repite. Los franquiciados que demandan a la marca en la que invirtieron sus ahorros se multiplican. Esta vez le ha tocado a Yoigo y a la empresa que opera sus más de 1.000 franquicias en toda España, ByMovil. Ybrahim Medina y su socio, Carlos Zapata, han puesto una querella contra ambas -a la que ha tenido acceso este diario- por presuntos delitos de “estafa, delito informático, delito relativo al mercado, falsedad documental, apropiación indebida, coacciones y maltrato psicológico”. Está siendo tramitada por el Juzgado de Instrucción número seis de Gavà.

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