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Avalancha de venta de empresas en Cataluña por el miedo al soberanismo
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ante la deriva independentista de Puigdemont

Avalancha de venta de empresas en Cataluña por el miedo al soberanismo

Precocinados Maheso, Deltalab, SAR Quavitae, Saba y TSC son algunas de las compañías en manos de empresarios locales o fondos de capital riesgo que quieren hacer caja por el riesgo político

Foto: Foto: Maheso.
Foto: Maheso.

La deriva soberanista empieza a generar temor, no solo en las grandes multinacionales, como Mondelez, que se van de Barcelona, sino también en las familias catalanas que construyeron empresas de medio tamaño con marcas reconocidas. Así está ocurriendo con Maheso, la compañía de congelados y platos precocinados con sede en Moncada i Reixac, propiedad de tres grupos familiares -Martínez, Aldea-Hernández y Soler- que han decidido poner a la venta el grupo tras casi 40 años de gestión. Lo mismo ocurre con Deltalab, Saba y SARquavitae, entre otras muchas.

Según han confirmado fuentes próximas a la operación, los dueños de Maheso, que se define como “una empresa 100% española”, han contratado a Natixis 360 Corporate para encontrar un comprador que se haga con esta empresa fundada en 1978. La sociedad tiene unas ventas consolidadas próximas a los 90 millones de euros, con un ebitda de cinco millones, por lo que la valoración del grupo podría rondar los 50 millones. Maheso fabrica productos con su propia marca y también para terceros, especialmente para las grandes cadenas de distribución, que después le ponen su propia enseña. La compañía, que vende desde los ingredientes hasta los platos totalmente precocinados, como canelones, arroces, 'nuggets', croquetas y hasta churros, tiene una plantilla de unas 400 personas, las cuales no han sido informadas todavía de la intención de las familias de vender.

La operación se está llevando con sigilo, dada la actual sensibilidad en Cataluña y en el resto de España a la marcha de empresas locales y extranjeras de Barcelona, por el temor a que el plan independentista del nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, pueda generar cierto boicot en los dos grandes mercados nacionales. Tanto desde los soberanistas más radicales hacia los productos de compañías que han trasladado su sede a Madrid como en las distintas ciudades españolas donde ha crecido el desapego hacia lo fabricado en Cataluña.

Los Martínez, Aldea-Hernández y Soler recompraron la totalidad del capital en 2006, después de tener como socio financiero durante 10 años a Pallas Invest Iberian Fund, dirigido por José María Castañé. Ahora, Natixis 360 Corporate está buscando un comprador con un perfil más industrial, es decir, una compañía que ya tenga intereses en el sector y que pudiera encontrar sinergias. Es el caso de la escandinava Findus, que el año pasado se hizo con La Cocinera, al comprar a Nestlé su negocio de congelados en España.

Estas familias no son las únicas que han decidido hacer caja por lo que pueda pasar. José Saez Mateos también ha encargado la venta de Deltalab, empresa con sede en Rubí dedicada a la fabricación de material para laboratorios clínicos y de investigación. El empresario ha acordado con Talde Capital, su socio financiero desde 2009, la venta de la compañía. En el mercado se asegura que Miura, un fondo de capital riesgo con base en Barcelona y dirigido por Luis Seguí, está en negociaciones exclusivas para la compra de una empresa que vende sus productos a más de 100 países.

Asistencia a personas mayores

Al mismo tiempo, Pallamon y la familia Gallardo, los mayores accionistas de SARquavitae, líder español en asistencia a personas mayores, llevan meses dándole vueltas a una posible desinversión tras un encontronazo con otro de los fundadores, Higinio Raventós y Negra, familiar de las famosas bodegas de cava catalán. La compañía está valorada en más de 500 millones de euros. MCH también sondeó el mercado para traspasar su 20% en Europastry, una de las mayores empresas de masas congeladas.

Otros grupos extranjeros también están plegando velas en Cataluña. Invetindustrial, el fondo de capital riesgo de las familias Benetton y Bonomi, encargó el pasado mes de noviembre al banco de inversión AZ Capital la venta de Transport Sanitari de Catalunya (TSC), una de las mayores empresas de ambulancias de España, con la Generalitat como mayor cliente. La compañía, con más de 2.400 empleados y 850 vehículos de asistencia sanitaria, ha sufrido los recortes presupuestarios de la comunidad dominada por Junts Pel Sí y los impagos del servicio público catalán. Precisamente, la incertidumbre regulatoria -la Generalitat rebajó las tarifas por real decreto- ha ahuyentado a potenciales compradores, asustados por la posible influencia de la CUP en empresas que ofrecen servicios básicos. La operación está en coma precisamente por el riesgo político.

Situación similar a la de Saba, el grupo líder en aparcamientos, cuyos accionistas, Torreal (Juan Abelló), KKR y ProA Capital, llevan cerca de un año intentando traspasarlo. Pero el hecho de compartir una de sus principales filiales con el Ayuntamiento de Barcelona, gestionado por Ada Colau, ha impedido encontrar fondos que se hagan con una compañía valorada en cerca de 900 millones de euros, incluida la deuda. Caixabank amagó con quedarse con esta participación, pero el acuerdo no ha sido posible.

CVC Capital Partnes sí consiguió salir a lo largo de 2015 de Abertis, de la que vendió mediantes colocaciones aceleradas en bolsa el 15% que controlaba, por cerca de 1.500 millones. Lo hizo en dos fases, una antes de las elecciones a la Generalitat y otra 'a posteriori', antes de la formación del nuevo Gobierno autonómico. Un Ejecutivo que, como Colau, ha declinado reunirse con varias multinacionales, como Nissan, para conocer su hoja de ruta.

La deriva soberanista empieza a generar temor, no solo en las grandes multinacionales, como Mondelez, que se van de Barcelona, sino también en las familias catalanas que construyeron empresas de medio tamaño con marcas reconocidas. Así está ocurriendo con Maheso, la compañía de congelados y platos precocinados con sede en Moncada i Reixac, propiedad de tres grupos familiares -Martínez, Aldea-Hernández y Soler- que han decidido poner a la venta el grupo tras casi 40 años de gestión. Lo mismo ocurre con Deltalab, Saba y SARquavitae, entre otras muchas.

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