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S&P y Moody's le niegan la solvencia a Florentino Pérez por la elevada deuda de ACS
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el grupo tiene un pasivo de 10.700 millones

S&P y Moody's le niegan la solvencia a Florentino Pérez por la elevada deuda de ACS

El grupo constructor ha intentado sin éxito que las agencias de calificación le dieran el 'rating' para poder salir a financiarse al mercado en mejores condiciones que la que le ofrecen los bancos

Foto: El presidente de ACS, Florentino Pérez (c), durante una junta de accionistas. (EFE)
El presidente de ACS, Florentino Pérez (c), durante una junta de accionistas. (EFE)

Pese a los esfuerzos de Florentino Pérez por convertir ACS en una empresa solvente según criterios de mercado, las principales agencias mundiales de 'rating' le han negando la calificación crediticia al grupo de construcción. La compañía participada también por los March y los Albertos no ha conseguido que le den la acreditación que le permitiría financiarse con más facilidad y pagar un menor diferencial.

Ángel García Altozano, director de desarrollo corporativo de ACS, aseguró en mayo del pasado año que la empresa pediría a Standard & Poor's, Moody's o Fitch la calificación crediticia que le permitiría colocar bonos o cualquier otro tipo de deuda entre inversores institucionales para financiar sus proyectos, un hecho vital para una empresa que cada vez puja por contratos más grandes. Sobre todo para no tener que depender exclusivamente de los préstamos de la banca, que ya le ejecutó las garantías en una ocasión con motivo del ataque fallido sobre Iberdrola.

Una decisión que Altozano hizo pública antes de que en julio y después en noviembre de 2014 la compañía tuviera que suspender sendos intentos de realizar una emisión de bonos de 1.000 millones. Finalmente, consiguió acometer la colocación en marzo del pasado año, pero por la mitad de ese importe. Una operación a cinco años por la que pagó casi un 3%, un precio muy alto para un grupo que presumía de haber rebajado su deuda hasta los 3.880 millones tras vender la mayoría del capital de Saeta Yield, su filial de energías renovables, y otros negocios en el extranjero derivados de Hochtief, su satélite alemán.

Los contactos con S&P y Moody's, sin embargo, no fueron como esperaba Florentino Pérez, que no consiguió convencer a las agencias de 'rating' sobre la situación real de las cuentas de ACS. Aunque la constructora asegura tener una deuda neta de menos de 4.000 millones, el pasivo total del grupo asciende a 10.748 millones, según sus propias cuentas trimestrales. La compañía siempre ha argumentado que esos 6.800 millones de diferencia es el endeudamiento vinculado a proyectos fuera de balance, que supuestamente se pagan con el beneficio obtenido por cada obra o cada contrato de infraestructuras.

Un razonamiento que, no obstante, no ha convencido a S&P ni a Moody's, las cuales ponen en cuarentena esos proyectos, ya que si algunos de ellos no son rentables o pierden dinero, los préstamos no se pueden pagar y finalmente terminan recayendo sobre la matriz.

De hecho, ACS tiene varias obras con problemas de cobro derivado de los sobrecostes reclamados a los contratistas, como le ocurre en Estados Unidos, o infraestructuras como el tren de alta velocidad entre España y Francia (TP Ferro), que actualmente está en concurso de acreedores tras exigir más de 500 millones adicionales a los gobiernos de los dos países. Una situación similar que también viven otras empresas del sector como OHL, FCC o Sacyr con el famoso proyecto del Canal de Panamá, por el que reclaman el doble del coste inicial.

Recientemente, un 'hedge fund' o fondo oportunista británico puso en duda las cuentas de ACS precisamente por esta causa, lo que provocó un fuerte desplome de la cotización. La compañía ha amenazado con demandarlo por los daños causados, pero desde ese momento la acción de la constructora no ha levantado cabeza.

Urbaser y Clece, más ventas a la vista

En esta situación, ACS está actualmente por debajo de lo que se consideraría bono basura, el escalón más bajo de una empresa cuando tiene lo que se conoce como 'investment grade'. Muchos fondos tienen prohibido invertir en compañías que no tienen este sello de solvencia. En consecuencia, financiarse le cuesta más que a otras empresas del sector, como Ferrovial o incluso OHL.

Por este motivo, el grupo dirigido por Florentino Pérez ha puesto otra vez en venta Urbaser, la filial de servicios urbanos, de la que lleva más de cuatro años intentando desprenderse. Tras negociar en falso con Suez Environnement durante el pasado año, la compañía ha dado el mandato a Société Générale y a BBVA para encontrar un comprador en los próximos meses. ACS pide unos 2.000 millones por esta subsidiaria, que en breve tendrá que volver a refinanciar deuda por 500 millones. Una operación clave para tratar de ganarse el favor de S&P y de Moody's.

La compañía no descarta, si le llegara también una buena oferta, vender asimismo Clece, otra empresa de servicios que en su día consiguió traspasar parcialmente -un 25%- a Mercapital. Sin embargo, el fondo, que finalmente desapareció, no pudo hacer frente a la compra del 75% restante y ACS tuvo que recomprar el paquete en 2014.

Pese a los esfuerzos de Florentino Pérez por convertir ACS en una empresa solvente según criterios de mercado, las principales agencias mundiales de 'rating' le han negando la calificación crediticia al grupo de construcción. La compañía participada también por los March y los Albertos no ha conseguido que le den la acreditación que le permitiría financiarse con más facilidad y pagar un menor diferencial.

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