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Las Administraciones se quedan "sin plan B" para Abengoa a semanas de las elecciones
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tras meses de gestiones en la sombra

Las Administraciones se quedan "sin plan B" para Abengoa a semanas de las elecciones

La proximidad de las elecciones y la influencia de Abengoa en la economía andaluza proporcionan a los problemas de la empresa una dimensión no solo financiera, sino también social y política

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, conversa con la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, durante una entrevista mantenida en el Palacio de la Moncloa. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, conversa con la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, durante una entrevista mantenida en el Palacio de la Moncloa. (EFE)

Más de 24.000 empleados en total, de los que casi 7.000 están en España; 74 años de historia; una familia ilustre al frente que se ha rodeado de otros nombres ilustres; totalmente arraigada en una región... Todo esto, y mucho más, es Abengoa, la empresa sevillana fundada en 1941 y comandada por los Benjumea que amenaza con desembocar en el mayor concurso de acreedores que ha conocido España. Y si a todo eso, y mucho más, se añaden las elecciones generales que aguardan en menos de un mes, sus problemas trascienden lo empresarial y lo financiero para alcanzar también una dimensión social y política.

Por este motivo, en las últimas semanas se han sucedido las gestiones, las negociaciones y las presiones al más alto nivel para tratar de evitar lo que ahora parece más próximo: una situación que amenaza la viabilidad de la empresa y todos esos miles puestos de trabajo. Pero ni la influencia social y política de los Benjumea, ni la trascendencia de la empresa para la economía andaluza y española y ni siquiera la proximidad de las elecciones, con la tentación para los poderes políticos de apuntarse el tanto de preservar esos miles de empleos, han impedido que se haya llegado a este escenario tan extremo. Y lo es hasta tal punto que este miércoles las autoridades regionales y nacionales reconocieron que, al menos en lo que respecta a ellos, "no hay plan B".

Partiendo de esta premisa, las declaraciones institucionales se movieron entre el deseo y la presión en dos direcciones fundamentales. Por un lado, que las conversaciones entre Abengoa y Gonvarri Corporación Financiera, rotas el martes, continúen; y por otro, que la banca también arrime el hombro.

Por la relevancia empresarial, económica y social que Abengoa tiene en Andalucía, las reacciones de distintos responsables del Gobierno andaluz fueron fluyendo en cascada. Nada fuera del guión previsible. Los consejeros de Hacienda, Empleo y Empresa o Economía tomaban la parte para ponerse a disposición de la empresa y lanzar una petición de auxilio a la banca. El alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, se ajustaba también a lo previsto y advertía del impacto negativo y el alto coste que esto podía tener para la ciudad.

Fuera de micrófono tampoco hay grandes secretos que se puedan desvelar. Hay nerviosismo y preocupación por el varapalo que supondría la quiebra de la multinacional que es bandera de la marca Andalucía, pero también el mensaje nítido en el que se insiste: no hay plan B ni margen de maniobra desde las administraciones para lograr salvar a la compañía.

Las autoridades piden que sigan las negociaciones y que la banca arrime el hombro. Pero las cifras de Abengoa no están claras, y así es imposible

La consejera de Hacienda, María Jesús Montero, manifestó la garantía de que el Gobierno andaluz “va a poner todo su empeño y energía” en dar una salida a una empresa que sostiene 4.000 puestos de trabajo en Andalucía, radicados principalmente en Sevilla y su área metropolitana. Su llamamiento directo fue a las entidades financieras, a las reclamó que aporten los recursos suficientes para que nuevos inversores puedan instalarse en la empresa y apoyarla.

"Estamos muy atentos, prestando toda la ayuda que podemos dentro de nuestras posibilidades y competencias y esperamos que el proceso de ampliación de capital tenga un resultado favorable", añadía poco después el consejero de Empleo y Empresa, José Sánchez Maldonado. Cualquier otro escenario, admitió, sería “una malísima noticia”. Su compañero Antonio Ramírez de Arellano, titular de Economía, insistía en esa “preocupación” por el impacto laboral, reconocía que hay “comunicación directa y constante” con la cúpula de la compañía y pedía tiempo para ver de cerca “cómo evolucionan los acontecimientos”.

'Palo' para la marca Andalucía

La caída de Abengoa no solo supone el fracaso de la principal multinacional andaluza, sino también el hundimiento de un discurso político, de una apuesta firme por un nuevo modelo productivo, con las energías renovables y la innovación tecnológica como grandes reclamos. Desde el Gobierno andaluz no ocultan que sería “un palo” de incalculables consecuencias para la marca Andalucía.

Con la misma claridad descartan cualquier tipo de intervención mediante ayudas directas para inyectar liquidez en la compañía. Algo taxativamente prohibido por la Unión Europea y que conllevaría la apertura inmediata de un expediente al Gobierno. Las administraciones no tienen capacidad para prestar soluciones, admiten, y además están maniatadas por la ley.

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ya medió en privado con la presidenta del Santander, Ana Botín, para reclamarle el máximo apoyo a Abengoa. El problema, aseguran fuentes del Ejecutivo andaluz, es que los fondos de inversión extranjeros “no tienen patria” ni los mueve nada más allá de los números y estos, lejos de ser transparentes, siguen envueltos en nebulosa en el caso de Abengoa.

También el Gobierno central

El Gobierno andaluz, a través de todos sus consejeros del área económica así como del vicepresidente, Manuel Jiménez Barrios, ha intensificado su labor de mediación con la banca. Susana Díaz no permanece, “ni mucho menos”, al margen de una posible solución. También han existido conversaciones entre Andalucía y el Gobierno de Mariano Rajoy para compartir posibles vías de solución y estrategias conjuntas. Recalcan que se están haciendo cosas “fuera de foco”, “con discreción”, empujando hacia una solución que eso sí, dejan muy claro, “no vendrá de ninguna forma por la aportación de capital público”.

Desde el Gobierno central, los mensajes tampoco se alejaron de lo esperado. "Lo que espero es que por parte de quienes pretendían inyectar liquidez a la empresa para contribuir a su salvación puedan llegar a un acuerdo con la banca para que esa salvación sea posible", aseguró este miércoles el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. Como trasfondo, aludió a la "la importancia de la empresa en la economía española en general y particularmente en todo lo que toca a las energías y las energías renovables.

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, trasladó un mensaje similar. "En nombre del Gobierno quiero transmitir un mensaje de tranquilidad, de diálogo y negociación en la empresa para que entre todos se busque una buena solución que permita que sigamos teniendo una gran multinacional española, que siga creando riqueza y se siga manteniendo el empleo", afirmó.

Negociaciones al más alto nivel

Sin embargo, la solución cada vez parece más complicada. Y ni siquiera las presiones ejercidas por los poderes políticos e institucionales en las últimas semanas han propiciado el diseño de una solución. El jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas; la presidenta de Andalucía, Susana Díaz; y hasta el Rey emérito, Juan Carlos I, han llamado personalmente a las entidades financieras para que se hicieran cargo de la situación y prestaran un apoyo explícito a la empresa andaluza.

Pese a la intensidad de las gestiones y a la relevancia de las personas que las promovieron, la banca no ha atendido estas peticiones. Tras la experiencia acumulada durante la crisis, y ante el riesgo de que las entidades acaben perdiendo más dinero del que ya tienen expuesto en la empresa, han rechazado acudir al rescate de Abengoa.

Más de 24.000 empleados en total, de los que casi 7.000 están en España; 74 años de historia; una familia ilustre al frente que se ha rodeado de otros nombres ilustres; totalmente arraigada en una región... Todo esto, y mucho más, es Abengoa, la empresa sevillana fundada en 1941 y comandada por los Benjumea que amenaza con desembocar en el mayor concurso de acreedores que ha conocido España. Y si a todo eso, y mucho más, se añaden las elecciones generales que aguardan en menos de un mes, sus problemas trascienden lo empresarial y lo financiero para alcanzar también una dimensión social y política.

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