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El hijo pródigo del capital riesgo vuelve al regazo del padre y de Ana Rosa Quintana
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javier loizaga busca su acomodo en cartera rea

El hijo pródigo del capital riesgo vuelve al regazo del padre y de Ana Rosa Quintana

Javier Loizaga, tras dilapidar la herencia recibida en Mercapital, la mayor firma de private equity de España, busca acomodo en Cartera Industrial Rea, la sociedad de inversión de su progenitor

Foto: Javier Loizaga (Foto: Spain Investors Day)
Javier Loizaga (Foto: Spain Investors Day)

La parábola del hijo pródigo es la historia con la que Jesús de Nazaret quiso manifestar la profunda misericordia que había que tener con aquellas personas que se habían descarriado del camino correcto, que habían malgastado su fortuna con una vida azarosa y libertina (Lucas, capítulo 15). Salvando la simbología religiosa, algo similar ha sucedido en el mundo de las finanzas en la persona de Javier Loizaga Jiménez, el que estaba llamado a ser el heredero de la mayor firma española de capital riesgo, con más de 1.500 millones de euros bajo gestión.

En 2008, Loizaga Jiménez tomó las riendas del holding levantado en 1985 por su padre, José María Loizaga Viguri, para convertirse en el presidente de Mercapital, la sociedad de private equity más exitosa hasta ese momento en España. Pero su gestión fue cuanto menos deficitaria. Algunas de sus inversiones, como la cadena de perfumería Bodybell, los cines Abaco, el fabricante de yates Yatch, los gimnasios Holmes Place y la auxiliar de baños Jofel acabaron en concurso, en liquidación o en manos de los acreedores. También fue un fracaso su intento por internacionalizar la firma, abriendo oficinas en Brasil adonde se fue a vivir, Colombia, México y Miami (Estados Unidos). Todas fueron cerradas con apenas pocos meses de vida.

placeholder Bodybell, una de las inversiones de Mercapital. (Centro Comercial El Ferial)
Bodybell, una de las inversiones de Mercapital. (Centro Comercial El Ferial)

Una serie de errores de tamaño mayúsculo a la hora de invertir el tercer fondo de la firma llevaron al private equity a tener que fusionarse en 2012 con N+1, una integración que vendieron como la creación de la mayor sociedad de capital riesgo nunca vista, pero que en realidad era una huida hacia adelante ante la imposibilidad de ambas entidades de levantar un nuevo vehículo de inversión para seguir con sus operaciones. Los 'limited partners', como se conoce en el sector a los inversores (gestores de fondos, de pensiones, aseguradoras…) que le prestan su dinero a los private equitys a cambio de una rentabilidad media del 20%, le retiraron su confianza ante la mala evolución de las participadas.

Prueba de aquella fusión en falso es que, a finales de 2013, Javier Loizaga tuvo que dejar su cargo de vicepresidente de N+1 Mercapital tras un grave encontronazo con Santiago Eguidazu, su socio en la fallida integración, uno de los directivos más inteligentes de la industria financiera. En un lustro, Loizaga Junior había dilapidado la fortuna creada por el padre durante más de veinte años.

Al verse aislado, el hijo del veterano José María Loizaga Viguri pidió un favor a su progenitor para encontrar acomodo laboral. El veterano empresario, un hombre muy respetado y consejero de ACS desde 1989, le imploró a Florentino Pérez que le buscara un hueco a su hijo, quien previamente le había comprado a la constructora una filial de servicios urbanos -Clece- con un pelotazo contable de por medio de 150 millones de euros. En abril de 2014, el presidente del Real Madrid lo acomodó en Australia, como director financiero de Leighton, su filial en las antípodas, ahora rebautizada como Cimic.

Apenas un año después, Javier Loizaga dejó sus funciones en la subsidiaria de ACS tras varios enfrentamientos con Marcelino Fernández Verdes, el probable sucesor de Florentino Pérez, que no admitió injerencias. Este verano volvió a Madrid para encontrar una nueva recolocación. Al motero de vocación se le ha visto reunido con bastantes compañeros de la industria del capital riesgo, a los que les cuenta que quiere levantar un nuevo fondo para volver al sector de la compra y venta de compañías. Muchos dudan de que con su reciente 'track record' encuentre inversores que le confien su dinero si lo hace en solitario, sin el escudo del padre.

Otras fuentes sostienen que lo más probable es que José María Loizaga Viguri, de casi 80 años, le ceda la presidencia de Cartera Industrial Rea, una firma cotizada en la que se juntaron varias de las grandes fortunas de España para invertir en empresas de tamaño medio. Bajo el paraguas de esta firma se encuentran Juan Luis Arregui, uno de los empresarios que se forró primero con Airtel y luego con Iberdrola; Javier Benjumea, uno de los hermanos todavía propietarios de Abengoa; los Figar, familia de origen asturiana vinculada al Opus Dei y que ya eran ricos en los tiempos de Franco; los Zardoya (ascensores) y hasta Ana Rosa Quintana, la presentadora de televisión, que tiene un puesto en el consejo de administración. La media de edad de los miembros del órgano de gobierno es de 62 años, una cifra que llevan con orgullo porque les parece el mejor aval para su gestión.

Cartera Industrial Rea, en la que ya está sentada una hija de José María Loizaga Viguri, tiene ahora 100 millones invertidos en empresas como Tubacex, Mecalux y Europac. Poca cosa para los cerca de 1.500 millones que manejaba antes Javier Loizaga en Mercapital hasta su descenso a los infiernos. No obstante, es mucho más que nada. El problema para recalar en el holding familiar con carácter ejecutivo es que la firma tiene a dos profesionales de reconocido prestigio, como Antonio González-Adalid -expresidente de Enagás- y Manuel Arredondo, ex Citi y McKinsey, como consejero delegado y director general, respectivamente. El vástago, de 53 años, quiere hacer méritos aportando su propio dinero a Cartera Rea para recuperar la credibilidad de antaño.

La parábola del hijo pródigo es la historia con la que Jesús de Nazaret quiso manifestar la profunda misericordia que había que tener con aquellas personas que se habían descarriado del camino correcto, que habían malgastado su fortuna con una vida azarosa y libertina (Lucas, capítulo 15). Salvando la simbología religiosa, algo similar ha sucedido en el mundo de las finanzas en la persona de Javier Loizaga Jiménez, el que estaba llamado a ser el heredero de la mayor firma española de capital riesgo, con más de 1.500 millones de euros bajo gestión.

Javier Loizaga Ana Rosa Quintana Concurso de acreedores Santiago Eguidazu
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