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El BCE exige a Fainé reformular la estructura contable de La Caixa con más fondos
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a partir del 1 de enero de 2016

El BCE exige a Fainé reformular la estructura contable de La Caixa con más fondos

Fráncfort ha ordenado a Caixabank cambiar la definición de Criteria de sociedad instrumental a conglomerado financiero, por lo que tendrá que someterse a mayores exigencias de capital

Foto: El presidente de CaixaBank, Isidre Fainé. (EFE)
El presidente de CaixaBank, Isidre Fainé. (EFE)

La banca española empieza a sufrir en sus carnes la globalización de los sistemas financieros. Si a Banco Santander le ha apretado las tuercas el regulador bancario de Estados Unidos, que le impide pagar dividendos desde su filial americana, a La Caixa le va a tocar rehacer la estructura contable autorizada por el Banco de España, pero que no tiene el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE), el organismo que supervisa ahora la salud de la banca nacional como la del resto de países de la Unión Europea.

Según han confirmado fuentes próximas al grupo financiero con sede en Barcelona, Isidro Fainé ha recibido varias indicaciones de las autoridades europeas en relación al andamiaje contable que fue creado al calor de la reforma de la ley de cajas auspiciada el pasado año por el ministro de Economía, Luis de Guindos. La normativa aprobada por el que fuera aspirante a presidir el Eurogrupo obligó a La Caixa a transformarse en Fundación La Caixa, por lo que la antigua entidad de crédito solo podía dedicarse a actividades sociales, pero no a las bancarias.

Para mantener el control de todos los negocios, La Caixa se convirtió en Fundación Bancaria La Caixa, de la que colgaba Criteria Caixaholding, A su vez, esta sociedad se dividía en dos, Caixabank, el negocio puramente bancario del conglomerado financiero, y la cartera de empresas participadas, entre las que destacan Abertis, Gas Natural y Saba. La definición contable de Criteria era de sociedad instrumental de la Fundación, sin que tuviese que someterse a la regulación bancaria española y, especialmente, a la europea.

Pero mientras esta estructura tenía la bendición del Banco de España, el BCE ha mostrado su desacuerdo. Actualmente, los responsables de La Caixa están en conversaciones con los reguladores de Fráncfort para llegar a un acuerdo sobre cómo calificar contablemente al 'holding' de participadas. A falta de negociar los detalles, lo que Fainé ya sabe es que Criteria será a partir del 1 de enero de 2016 un conglomerado financiero que tendrá que cumplir las mismas reglas que cualquier otro banco, sobre todo en lo referente a exigencias de capital A día de hoy, no era necesario.

¿En qué se traducirá esta nueva calificación de Criteria desde sociedad instrumental a conglomerado financiero? La principal consecuencia es que La Caixa tendrá que reforzar los fondos propios del 'holding' en una horquilla que va desde los 500 a los 1.000 millones de euros. Lo que Fainé y su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, están discutiendo en estos momentos con el BCE es cuánto tiempo tendrán para cumplir con esta obligación de reforzar los recursos propios, ya que la citada cantidad tendrá que salir de la venta de una participación en Caixabank o de alguna desinversión de la cartera industrial.

Para adaptarse a la nueva regulación europea, diseñada en lo que se conoce como Basilea III, Caixabank ya tuvo que desprenderse en 2013 de un 2,5% de Repsol por 620 millones de euros y de un 10% del banco mexicano Inbursa por 387 millones. Actualmente, la entidad barcelonesa y primer banco de España por cuota de mercado está analizando las demandas del BCE para decidir el perímetro de consolidación tanto de Caixabank como de Criteria, o lo que es lo mismo, qué activos y participaciones forman parte de cada conglomerado para adaptarse de la mejor manera posible y reduciendo al máximo el impacto en el beneficio de cualquiera de las dos sociedades.

El nuevo esfuerzo de capital que tendrá que hacer La Caixa podría acelerar la salida a bolsa de Criteria, lo que supondrá deshacer lo que el grupo financiero llevó a cabo entre 2008 y 2011. En otoño de hace ahora siete años, el banco catalán salió a bolsa mediante la colocación del 'holding' de participadas. Una operación fallida que tuvo a cerca de 400.000 clientes de la entidad con fuertes minusvalías, porque la cotización llegó a perder más de un 40% de su valor. Tres ejercicios más tarde, en julio de 2011, La Caixa transformó Criteria en Caixabank, por lo que comenzó a cotizar el negocio puramente bancario, sin incluir la sociedad que aglutinaba las inversiones industriales, con la excepción de Repsol y Telefónica. Debutó a 4,75 euros por acción, casi un 25% por encima de su cotización actual.

Una pérdida de valor que, no obstante, contrasta con que en este periodo de tiempo haya sido el único banco español entre los cinco grandes que no ha necesitado hacer ninguna ampliación de capital para cumplir con el BCE o para financiar las adquisiciones realizadas en los últimos años, como Banco de Valencia y Banca Cívica. El resto de competidores ha sometido a sus accionistas a significativas diluciones.

La banca española empieza a sufrir en sus carnes la globalización de los sistemas financieros. Si a Banco Santander le ha apretado las tuercas el regulador bancario de Estados Unidos, que le impide pagar dividendos desde su filial americana, a La Caixa le va a tocar rehacer la estructura contable autorizada por el Banco de España, pero que no tiene el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE), el organismo que supervisa ahora la salud de la banca nacional como la del resto de países de la Unión Europea.

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