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Repsol definirá su hoja de ruta hasta 2020 presionado por el precio del crudo y la deuda
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Repsol definirá su hoja de ruta hasta 2020 presionado por el precio del crudo y la deuda

Tras rebotar en bolsa casi un 30% en dos semanas, la petrolera presidida por Antonio Brufau afronta la reválida de aclarar las líneas estratégicas de la empresa en el próximo lustro

Foto: El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente de la petrolera, Antonio Brufau. (Reuters)
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente de la petrolera, Antonio Brufau. (Reuters)

La compañía dijo basta el 23 de septiembre. A las 17:08 horas, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) difundió un hecho relevante en el que Repsol anunciaba que adelantaba la presentación de su Plan Estratégico 2016-2020, prevista para noviembre, al 15 de octubre. Casi sin margen para reaccionar, los títulos de la petrolera finalizaron ese día en los 10,03 euros, su cierre más bajo desde 1997.

Sin embargo, el anuncio de la compañía presidida por Antonio Brufau no pasó desapercibido para los inversores. En la siguiente sesión, los títulos ya subieron ligeramente, en lo que supuso un aperitivo de lo que ha venido luego. En total, la cotización de Repsol ha subido en 10 de las 12 jornadas celebradas desde el 23 de septiembre y ha rebotado un 27%, hasta los 12,7 euros. Aún está lejos, eso sí, de los 15,54 euros a los que despidió 2014.

¿Semejante subida solo por ese adelanto del Plan Estratégico? No. Lo que ocurre es que la decisión de adelantar la presentación fue la primera supuso un punto de inflexión. Demostró que la compañía no se iba a limitar a ver los acontecimientos -una caída de la cotización en un contexto de bajadas adicionales del petróleo- y que estaba preparada para pasar a la acción. Y así lo hizo. El 25 de septiembre, Repsol comunicó la venta de su participación en CLH por 325 millones de euros. Cinco días después, la desinversión en parte de su negocio de gas canalizado por 652 millones de euros. Con estas maniobras, la empresa cumplía lo comprometido en la compra de la canadiense Talisman: llevar a cabo desinversiones de activos no estratégicos por valor de 1.000 millones de dólares para reforzar su balance. Y el 1 de octubre, y a modo de anticipo del Plan que presentará esta semana, la empresa adelantó a su plantilla que durante los tres próximos años recortará 1.500 empleos, el 6% de los 25.000 empleados a los que ocupa en la actualidad.

En paralelo, las acciones también han agradecido la reacción alcista del petróleo. Desde el 23 de septiembre, el barril Brent, de referencia en Europa, ha subido de los 47 a los 54 dólares.

Petróleo, balance, híbridos...

La compañía, por tanto, afronta la presentación de su Plan en un clima menos tenso que cuando decisión adelantarla. Pero esto no equivale a que lo tenga todo de cara. La cita es relevante porque la comunidad financiera tiene dudas sobre la petrolera española y le demanda tanto una mayor visibilidad sobre su negocio como una dosis superior de realismo para ajustar a unos precios del petróleo alejados de las previsiones que manejaba Repsol.

Cuando adquirió Talisman, la empresa española realizó unas proyecciones de rentabilidad basadas en un precio del petróleo de 85 dólares en 2015, 93 dólares en 2016 y 99 dólares en 2017. Pese al rebote de las últimas sesiones, el Brent todavía está más de 30 dólares por debajo del primero de esos cálculos. Y el mercado quiere conocer los nuevos cálculos de Repsol a partir de la realidad imperante, no de esas antiguas previsiones.

Principalmente, quiere que aporte luz sobre la principal incógnita: su capacidad de aguante ante los bajos precios del crudo. "Lo fundamental es despejar las dudas sobre el precio del petróleo que puede tolerar, cuál es el 'break-even' de sus pozos", precisa Álvaro Navarro, analista de Intermoney. A partir de esta realidad, el mercado estará pendiente de ver las proyecciones de márgenes de refino, beneficio bruto y rentabilidad, en particular, la de Talisman, que estaba prevista en un 10% anual, pretensión que los precios del crudo podría rebajar.

El impacto de un petróleo barato en la cuenta de resultados interesa y preocupa por el efecto que puede tener a su vez en el balance. Con la compra de Talisman, la deuda financiera neta de Repsol supera los 13.000 millones de euros. Es decir, supera el beneficio bruto de explotación (ebitda) previsto para 2015 -5.095 millones de euros- en 2,6 veces. El mercado estará a la espera de detalles para saber cómo tiene previsto reducir esta ratio.

Sobre todo, porque las dudas con respecto a la solidez del balance crecen en la medida en que el petróleo sigue barato y en la medida en que una de las vías para financiar la compra de Talismas, como era la emisión de híbridos, aún no se ha completado. Aunque Repsol compró la canadiense recurriendo a su caja, anunció que posteriormente reforzaría su balance con el lanzamiento de bonos híbridos por valor de 5.000 millones de euros. Sin embargo, por el momento solo ha cubierto 2.000 millones de este programa. La empresa deberá aclarar cuándo tiene previsto completarlo, o si opta por otra variante que para financiarse y fortalecer su balance.

Un 'gas' en la manga

Porque entre las misiones del nuevo Plan una de las más relevantes aludirá a cómo reforzarlo. El mercado, eso sí, es consciente de que Repsol sigue contando con una baza muy poderosa para apuntalar su balance. "Llegado el caso, siempre podría recurrir a su participación del 30% en Gas Natural", confirma Ignacio Cantos. Actualmente, ese 30% tiene un valor de mercado de 6.000 millones de euros.

Eso sí, la compañía ya ha reconocido que solo estudiaría una desinversión total o parcial en Gas como último recurso. Es decir, en caso de que las otras opciones no fueran viables y de que su 'rating' estuviera en peligro. En especial, Repsol se fija en el que le otorga Standard & Poor's (S&P), porque se encuentra en BBB-, es decir, apenas un escalón por encima de la categoría de bono de alto rendimiento o 'basura'. Para calentar aún más la expectación ante el Plan, S&P mantuvo la semana pasada esa calificación, pero rebajó su perspectiva sobre la petrolera española de "estable" a "negativa". O lo que es lo mismo, cualquier paso en falso puede arrojar a su nota crediticia a la 'basura'.

Precisamente por las vueltas que Repsol le puede dar al modo en que puede fortalecer su salud financiera, el mercado también estará pendiente de otro asunto: el dividendo. Con motivo de la presentación de los resultados del primer semestre de 2015, el director financiero de la empresa, Miguel Martínez, aseguró que, "inicialmente", la intención es "continuar con la política" de los últimos años, consistente en abonar 0,96 euros brutos por título y a través del Programa Dividendo Flexible, mediante el que el accionista decide si lo cobra en efectivo o en acciones. El Plan también deberá aclarar si mantiene la retribución al accionista u opta por reducirla.

La compañía dijo basta el 23 de septiembre. A las 17:08 horas, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) difundió un hecho relevante en el que Repsol anunciaba que adelantaba la presentación de su Plan Estratégico 2016-2020, prevista para noviembre, al 15 de octubre. Casi sin margen para reaccionar, los títulos de la petrolera finalizaron ese día en los 10,03 euros, su cierre más bajo desde 1997.

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