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Cáncer en Goldman Sachs: transparencia anglosajona vs. opacidad en España
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¿Lo manejan bien las firmas cotizadas?

Cáncer en Goldman Sachs: transparencia anglosajona vs. opacidad en España

El CEO de Goldman Sachs es el último ejemplo: los empresarios anglosajones no tienen problemas para hacer pública una grave enfermedad. ¿Por qué hay tanto misterio en España?

Foto: El presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, acaba de anunciar que padece un linfoma "altamente curable". (EFE)
El presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, acaba de anunciar que padece un linfoma "altamente curable". (EFE)

"Tengo cáncer". Pocos españoles se atreven a pronunciar estas palabras si tienen un puesto de responsabilidad en una gran firma. ¿Por qué? Hacer público un problema de salud grave sí es algo frecuente en la cultura anglosajona. El último ejemplo es el presidente y consejero delegado de Goldman Sachs. Lloyd Blankfein ha decidido contar sin tapujos que padece un linfoma “altamente curable”. Lo hizo con un mensaje dirigido a sus colegas, clientes y accionistas.

Pero la empresa española se muestra mucho más reticente. “No sólo a nivel directivo. Los trabajadores suelen ocultar su enfermedad porque piensan que va a ir en contra de su carrera profesional”, explica la psicóloga y presidenta de la consultoría Apertia, María Jesús Álava Reyes. Los altos cargos temen que el valor de su compañía baje en bolsa si admiten que están enfermos.

¿Miedo infundado?

No son los primeros ni los últimos que ocultan la realidad por miedo a las consecuencias. Para empezar, a que otros usen su enfermedad como arma arrojadiza. “En Estados Unidos sería impensable publicar fotos del afectado en su camino al hospital” porque tanto la prensa como la sociedad son más respetuosas. “Aquí se hace sangre de la situación”, considera Guillermo Fouce, catedrático de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid.

El uso morboso de la noticia es demasiado habitual en España

En el mundo anglosajón existe un acuerdo tácito de “no utilizar esa información en negativo” para normalizar la enfermedad. El cáncer de páncreas que acabó con la vida del fundador de Apple, Steve Jobs, nunca fue un secreto. Uno de los pocos casos que sí salió a la luz en España fue el cáncer de José Manuel Lara Bosch, presidente del Grupo Planeta. Él mismo lo confesó en una entrevista con Vanity Fair pocos meses antes de morir.

Aquí, la mayoría de los magnates guarda silencio y los periodistas optan por no contar todo lo que saben para no herir sensibilidades. Si la noticia afecta a una gran empresa y sale en portada, comienza la incertidumbre.

Somos poco previsores

Los estadounidenses ven la enfermedad y la muerte como algo natural que puede suceder en cualquier momento. Por eso no hay multinacional que no tenga un plan de sucesión a cuatro años vista para sus altos cargos, a diferencia de lo que ocurre en España. “Casi nunca está bien definido quién va a reemplazar al director o consejero delegado” en caso de accidente o problema de salud, señala Álava Reyes.

No hay nada peor que la incertidumbre a ojos de la experta. “Es muy normal que los empresarios sean prudentes porque en España reaccionamos con pánico” ante noticias de ese tipo. No vaya a ser que bajen las acciones de la compañía o los inversores se pongan nerviosos, plantea Enrique García Huete, presidente de Quality Psicólogos y profesor de Psicología de la Salud.

Mentalidades opuestas

Lo que aquí es un tema tabú, allí se considera una obligación con la sociedad y con los accionistas. Es un mero ejercicio de transparencia que toda firma debe tomarse muy en serio. “La idiosincrasia en España es lavar la ropa sucia dentro de casa”, estima García Huete. Si bien hay magnates que renuncian a contar su caso sencillamente porque desean preservar su intimidad.

“Muchos no quieren que se conozcan los detalles ni que los medios comiencen a especular”, asegura Fouce. Álava Reyes defiende que los problemas de salud deben tratarse con naturalidad en la esfera pública porque es una parte de la vida que nos afecta a todos, pero sí reconoce que hay determinadas situaciones en las que contarlo puede ser contraproducente. “Sobre todo por cómo te empieza a mirar la gente: como si te fueras a morir”.

¿Perjuicio o prejuicio?

“No existe ningún dato ni estadística que pruebe que desvelar un cáncer pueda ir en contra de la empresa. No es un perjuicio, es un prejuicio”, opina García Huete. Si nos remontamos a los años 60, esta enfermedad era “algo que había que ocultar por su connotación peyorativa”. Nadie se atrevía a hablar del tema por falta de información, miedo, dudas y desconocimiento.

Hoy los prejuicios permanecen y mucha gente sigue mirando al cáncer como algo incurable a pesar de los avances. Por eso los expertos aconsejan a los personajes públicos afectados -empresarios incluidos- que piensen en los beneficios para la sociedad. “Dar la cara es positivo para la salud de la población” y ayuda a combatir los estereotipos. El objetivo no es “transmitir pena, sino fuerza y capacidad de lucha” para ayudar a otros afectados y sus familias.

"Tengo cáncer". Pocos españoles se atreven a pronunciar estas palabras si tienen un puesto de responsabilidad en una gran firma. ¿Por qué? Hacer público un problema de salud grave sí es algo frecuente en la cultura anglosajona. El último ejemplo es el presidente y consejero delegado de Goldman Sachs. Lloyd Blankfein ha decidido contar sin tapujos que padece un linfoma “altamente curable”. Lo hizo con un mensaje dirigido a sus colegas, clientes y accionistas.

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