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El engaño no es nuevo para Volkswagen: 'estafó' a miles de alemanes en 1939
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se dedicó a la fabricación de tanques durante la guerra

El engaño no es nuevo para Volkswagen: 'estafó' a miles de alemanes en 1939

La empresa incumplió con sus clientes al no proporcionarles el coche por el que habían estado pagando cinco marcos semanales rigurosamente. ¿El motivo? La invasión de Polonia

Foto: Avión nazi junto a un vehículo Volkswagen (Foto: CC/Bundesarchiv)
Avión nazi junto a un vehículo Volkswagen (Foto: CC/Bundesarchiv)

La confianza que los conductores han depositado en el grupo Volkswagen durante años se ha esfumado después de que se conociera que la empresa había falsificado sus emisiones de gases contaminantes a través de un software. La compañía alemana, que hasta ahora contaba con el respaldo de más de 11 millones de clientes en todo el planeta y grandes dosis de prestigio dentro de la industria del automóvil, ha visto lastrados sus esfuerzos por seguir creciendo gracias a este engaño que afecta a su producción mundial.

Sin embargo, este no ha sido el primer fraude protagonizado por la famosa empresa germana, sino que durante el siglo pasado dejó sin coche (literalmente) a miles de alemanes. En los años 30, a Adolf Hitler se le ocurrió que sería positivo que el país construyera un vehículo que pudiera estar al alcance de su población. Al más puro 'estilo Henry Ford', el 'Führer' llegó a idear un sistema de bienestar en el que los trabajadores de la compañía que los iba a fabricar y sus familias pudieran vivir en una ciudad –'Volksburg'– prácticamente anexada a los talleres.

El modelo diseñado por Hitler fue bautizado por él mismo como KDF-Wagen, en alusión a los términos 'Kraft durch Freude Wagen' que significaban 'Coche de la fuerza a través de la alegría'. Esta denominación no fue bien acogida por los empleados de la firma, que finalmente terminó llamándolo con el nombre que adquirió la marca años más tarde: Volkswagen –coche del pueblo–.

Ferninand Porsche fue el encargado de dar forma al proyecto pedido por Hitler siguiendo las pautas que le había marcado: que cupiesen dos adultos y dos niños y pudiese circular a 100 km/h. Cumplidos los requisitos, el dirigente se limitó a añadir su toque modernizando los faros y redondeando las líneas de la carrocería, proporcionándole así el característico aspecto que popularizó el nombre de 'Beetle' o 'Escarabajo'.

“Ahorre cinco marcos a la semana si quiere conducir su propio coche”, rezaba la publicidad que animaba a los alemanes a adquirir vehículos. Por entonces, tan solo el 2% de la población disponía de medio de automoción particular y resultaba muy tentador poder tener uno. El sistema de pago era parecido al de las letras: los clientes recibían un libreto donde debían ir pegando los recibos que certificaban el pago semanal de los cinco marcos correspondientes hasta cubrir la totalidad del coste.

De esta manera, Alemania consiguió ingresar 286 millones de marcos, pero nunca otorgó los coches a sus futuribles propietarios. A pesar de cumplir con los abonos con regularidad, la invasión de Polonia en 1939 dio al traste con los sueños de los compradores: Volkswagen se dedicó a la fabricación de vehículos militares dejando completamente olvidada la industria civil. Así, de todos los alemanes que quisieron disfrutar de su coche propio, ni uno solo pudo presumir de ello.

La confianza que los conductores han depositado en el grupo Volkswagen durante años se ha esfumado después de que se conociera que la empresa había falsificado sus emisiones de gases contaminantes a través de un software. La compañía alemana, que hasta ahora contaba con el respaldo de más de 11 millones de clientes en todo el planeta y grandes dosis de prestigio dentro de la industria del automóvil, ha visto lastrados sus esfuerzos por seguir creciendo gracias a este engaño que afecta a su producción mundial.

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