Un fondo buitre se cuela en la Puerta del Sol

Nuevo activo singular que cambia de manos. El fondo oportunista Kennedy Wilson, copropietario de la inmobiliaria Aliseda (Banco Popular), se ha hecho con un trocito de la concurrida Puerta del Sol. En concreto, la firma estadounidense ha adquirido el inmueble situado en el número 9 de la epicéntrica plaza madrileña, según fuentes del mercado vinculadas a la operación, por el que ha pagado nada menos que 30 millones de euros.

Por el lado vendedor, el protagonista es la inmobiliaria Restaura. La promotora catalana presidida por Xavier Solano, que logró sacar adelante un convenio para superar el concurso de acreedores hace casi año, consigue un impulso financiero determinante para su futuro con esta transacción. Según fuentes jurídicas, la venta de Puerta del Sol 9 le permite reorganizar sus compromisos con la banca y solicitar del levantamiento del concurso de acreedores.

Precisamente, la venta de este inmueble singular de 4.000 metros cuadrados en pleno kilómetro cero llevaba en el alambre desde hace casi dos años. La pelea entre dos acreedores, el británico Barclays y Sareb, heredero de los créditos fallidos de la nacionalizada NovaCaixaGalicia (NCG), había bloqueado la venta del activo, una de las joyas inmobiliarias sobre las que Restaura había concentrado sus esfuerzos para hacer caja y superar el concurso.

Al final, el empeño de Xavier Solano ha tenido recompensa, aunque mucho menor de la que podría haber obtenido en otro tipo de situación. Pese al intento de maximizar el valor, Kennedy Wilson ha terminado haciendo valer su condición de socio estratégico del primer acreedor de Restaura, es decir, de Banco Popular (116 millones de euros), con quien se asoció a finales de 2013 para entrar en el accionariado de su inmobiliaria Aliseda, para ganar la subasta.

Especializada en activos singulares para su reposicionamiento, la familia Solano hizo de Restaura una de las principales promotoras del país, llegando a contar como socio con Amancio Ortega. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria hizo que su situación financiera (pasivo de 300 millones de euros) terminara estrangulando su viabilidad. Desde finales de 2011, la dación en pago y un agresivo plan de quitas han impedido suliquidación.