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Rajoy, ante la élite empresarial: "No ha habido conspiración contra Rato. Es mi amigo"
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le echaron en cara el "escarnio" sufrido

Rajoy, ante la élite empresarial: "No ha habido conspiración contra Rato. Es mi amigo"

El encuentro, celebrado en el Palacio de la Moncloa, se tensionó porque algunos de los asistentes le echaron en cara el “escarnio” sufrido por el que fuera vicepresidente y 'capo' de Bankia

Mientras el director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, estaba dando explicaciones en el Congreso sobre la amnistia fiscal tras el escándalo de Rodrigo Rato, Mariano Rajoy se reunía ayer con parte de la élite empresarial de España para pedirles que cerrasen filas en torno al Gobierno para evitar que los partidos emergentes pongan en riesgo la mejoría de la economía. El encuentro se tensionó porque algunos de los asistentes le echaron en cara el “escarnio” sufrido por el que fuera ministro de Economía y presidente de Bankia.

La cita en el Palacio de la Moncloa tenía un carácter extraordinario. Sobre todo porque la reunión con el conocido como lobby del Puente Aéreo, organización empresarial que da cobijo a algunas de las mayores compañías de Madrid y Barcelona, así como otras personalidades importantes del mundo de la economía, había sido solicitada por el mismo presidente del Gobierno. Por si fuera poco, el encuentro se celebraba apenas una semana después de la cena que los presidentes de estas compañías mantuvieron con Luis de Guindos, algo totalmente inusual porque esta asociación sólo se congrega habitualmente una vez cada cuatro meses.

El asunto central era escuchar a Rajoy expresándoles la necesidad de que la clase empresarial cerrase filas desde el punto de vista político ante la irrupción de los nuevos partidos, a los que el líder del PP les acusa de falta de experiencia. El presidente reconoció el desgaste que le han supuesto las medidas adoptadas y los casos de corrupción, pero agregó que “estos partidos –en relación a Ciudadanos y Podemos– no estarán dentro de diez años”, les espetó ayer el presidente del Gobierno.

Más aún, aseveró que “vamos a ganar las elecciones municipales y autonómicas”, pese a que la mayoría de las encuestas dan por seguro que el PP tendrá verdaderos problemas para revalidar su gobierno en las principales comunidades autónomas. La convicción del registrador de la propiedad dejó atónitos a más de uno de los invitados, que le preguntaron sobre si estaría dispuesto a pactar con Albert Rivera. “Nosotros tenemos experiencia en pactar. Ya veremos. Pero todo el mundo sabe con quién no nos sentaremos a negociar”, en alusión a Pablo Iglesias.

Su convencimiento lo basó en el mensaje ya corporativo de la mejoría económica que está registrando España gracias a su gestión, como demuestran los últimos indicadores de empleo y consumo y como ha certificado el aumento de las previsiones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI). Algunos empresarios le aplaudieron el discurso porque sus compañías se han beneficiado de la caída de la prima de riesgo a la hora de buscar financiación en los mercados.

Quejas por la humillación

Pero el asunto mollar de la comida fue el caso Rodrigo Rato, casualmente miembro del Puente Aéreo como anterior director general del FMI y persona de supuesta reputación hasta la semana pasada. Obviamente, el exministro del PP no acudió al almuerzo, pero algunos de sus excompañeros dieron la cara por él. Uno de ellos fue María Dolores Dancausa, la consejera delegada de Bankinter, quien expresó sus quejas por la humillación sufrida por el que fuera presidente de Bankia.

Rajoy les respondió que él era amigo de Rato y que era el primer en estar “muy dolido” por la situación, pero que “el Gobierno no podía hacer nada”. “No había ninguna conspiración. Ni yo ni el ministro de Hacienda estamos contentos con lo que ha pasado. Todo lo contrario”, añadió el presidente del PP para apostillar que “me enteré el jueves anterior a las 14.00 horas”. Unos comentarios que hizo delante de Jaime Castellanos, presidente de Lazard y de Willis Iberia, socio del exministro en el banco de inversión y en alguna que otra sociedad inmobiliaria que compartían.

Entremedias de unos espárragos blancos con dos salsas, de primero, seguido de unos medallones de bacalao con pisto y vinagreta de lentejas, de segundo, Rajoy también habló de la situación de Cataluña, con la que está dispuesto a negociar siempre y cuando se mantengan dos líneas rojas: el respeto a la Constitución y el pacto fiscal. El portavoz adjunto de CiU en el Congreso, Josep Sánchez-Llibre, uno de los promotores de este lobby liderado por algunos expolíticos salpicados por alguna que otra trama de corrupción, como Enrique Lacalle, tomó nota tras el último envite soberanista de Artur Mas.

Pese al intento de Rajoy por cerrar filas, lo cierto es que varios de los primeros espadas de las principales empresas no acudieron al palacio presidencial. Ni Salvador Alemany, presidente de Abertis, ni Isidro Fainé asistieron a la comida. En su lugar les representaron sus consejeros delegados, Paco Reynés y Gonzalo Gortázar. Por su parte, Josep Oliu confirmó a última hora su presencia tras advertir de que no iría, mientras que Banco Santander envió a Isabel Tocino en nombre de la familia Botín.

Mientras el director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, estaba dando explicaciones en el Congreso sobre la amnistia fiscal tras el escándalo de Rodrigo Rato, Mariano Rajoy se reunía ayer con parte de la élite empresarial de España para pedirles que cerrasen filas en torno al Gobierno para evitar que los partidos emergentes pongan en riesgo la mejoría de la economía. El encuentro se tensionó porque algunos de los asistentes le echaron en cara el “escarnio” sufrido por el que fuera ministro de Economía y presidente de Bankia.

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