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Martinsa entrará en fase de liquidación tras rechazar la banca el convenio de acreedores
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Más de 6.000 acreedores y 7.000 millones de deuda

Martinsa entrará en fase de liquidación tras rechazar la banca el convenio de acreedores

La sentencia estaba echada desde hace días. Los cuatro grandes bancos acreedores de Martinsa, como son Sareb, CaixaBank, Popular y Abanca han rechazado el plan de la empresa

Foto: Fotografía de archivo de Fernando Martín (c), presidente de Martinsa-Fadesa. (EFE)
Fotografía de archivo de Fernando Martín (c), presidente de Martinsa-Fadesa. (EFE)

El juez mercantil de La Coruña tiene la última palabra, pero la sentencia está echada. Martinsa entrará en fase de liquidación después de que el G-4 compuesto por Sareb, CaixaBank, Banco Popular y Abanca haya decidido de manera solidariano adherirseal convenio de acreedores propuesto por la empresa a finales del pasado año. Las cuatro entidades financieras, que suman más del 55% de la deuda, han hecho pública su negativa a apoyar la propuesta de Martinsa, que se ha materializado a partir de un voto de abstención, lo que para el caso viene a ser lo mismo.

La liquidación de Martinsa supone un golpe muy duro dentro del atribulado mercado inmobiliario español, pues no en vano se trata del más importante concurso de acreedores en la historia corporativa de España. La empresa surgida en 2007 tras la fusión con la gallega Fadesa acumula unas deudas de 7.000 millones de euros, de los que 3.500 corresponden al pasivo ordinario. Frente a estas descomunales partidas, el activo total a duras penas alcanza los 2.500 millones de euros, lo que da una idea del enorme agujero que ahora van a tener que soportar los más de 6.000 acreedores que tiene la compañía.

Los elementos de gestión a considerar en el proceso de liquidación comprenden 237 ámbitos urbanísticos más otros 65 con gestión pendiente. Martinsa dispone en la actualidad de 1.442 unidades en construcción y da empleo indirecto a más de 3.000 trabajadores. El grupo suma 80 sociedades de las que 50 están en España y otras 20 aparecen distribuidas en muy diversos países, desde Portugal a Polonia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, pasando por Francia e incluso también en Marruecos y México. Las diez filiales restantes se encuentran ya en proceso de liquidación.

Martinsa presentó suspensión de pagos en julio de 2008 y tres años después, en marzo de 2011, levantó el concurso con un convenio de acreedores que no ha podido ser puntualmente cumplido por la empresa. La intensidad de la crisis forzó a una nueva negociación con los bancos que culminó a finales de diciembre pasado cuando la compañía presentó una propuesta mejorada de acuerdo sin pacto previo con los bancos. El juzgado abrió poco después de Navidades un periodo para la eventual adhesión al convenio que vence este jueves, 26 de febrero.

La Ley Concursal exige a Martinsa un pacto mínimo con el 75% de la masa de acreedores, lo que es imposible después de la negativa del G-4. Fuentes de los bancos aseguran que la única salida de la compañía para evitar la liquidación pasaba por la entrega absoluta de la propiedad a los acreedores. El convenio ofrecía un 70% del capital pero las entidades financieras se han negado a compartir el proyecto con Fernando Martín y estaban dispuestos incluso a buscar un nuevo equipo gestor que manejase el timón de la empresa. Ahora serán los propios bancos los que tengan que gestionar la liquidación.

Razones de los acreedores

Los representantes de los cuatro grandes acreedores han celebrado este jueves una serie de reuniones para establecer una postura conjunta que además de ratificar su abstención ante la propuesta de Martinsa sirva también para justificar las razones de fondo que fundamentan la decisión. En resumidas cuentas, los bancos consideran que la empresa pretendía hacer frente a un pasivo total de 6.100 millones de euros aportando la dación de activos por valor de 1.525 millones. En este grupo de propiedades que serían transferidas a los acreedores se incluían suelos de mala calidad y una participación de los negocios mexicanos, según fuentes de las entidades de crédito. La empresa metía también en este mismo paquete un total de 370 millones de euros de préstamos bilaterales.

Como contrapartida de esta oferta, los actuales propietarios de Martinsa aseguran el control de un activo de 883 millones, incluyendo las participaciones en Francia y Polonia, al tiempo que asumían un pasivo de 489 millones que, en realidad, correspondía a contingencias de futuro que, en el mejor de los casos, no tendrían que ser desembolsados. La conclusión de los bancos se resume en que "la propuesta no responde a un proyecto de negocio creíble, sino más bien a un plan de liquidación a varios años que no estaba apoyado en una actividad real".

El G-4 reconoce que la liquidación de Martinsa es la más importante de una inmobiliaria en toda Europa pero considera que de esta forma se garantiza el control judicial de todo el proceso y la debida transparencia a la hora de valorar el activo. Está previsto que el juez dicte este viernesun auto que ratifique el desenlace de la compañía, sin duda una nefasta noticia que ensombrece las expectativas de recuperación en el mercado del ladrillo. Está visto que la onda expansiva de la explosión de la burbuja todavía sigue dejando víctimas.

El juez mercantil de La Coruña tiene la última palabra, pero la sentencia está echada. Martinsa entrará en fase de liquidación después de que el G-4 compuesto por Sareb, CaixaBank, Banco Popular y Abanca haya decidido de manera solidariano adherirseal convenio de acreedores propuesto por la empresa a finales del pasado año. Las cuatro entidades financieras, que suman más del 55% de la deuda, han hecho pública su negativa a apoyar la propuesta de Martinsa, que se ha materializado a partir de un voto de abstención, lo que para el caso viene a ser lo mismo.

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