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De Villar Mir a Amancio Ortega: estos son los nuevos dueños de la Gran Vía madrileña
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De Villar Mir a Amancio Ortega: estos son los nuevos dueños de la Gran Vía madrileña

Hace dos años, la operación Canalejas dio el pistoletazo de salida a un rally de operaciones que prometen convertir la histórica arteria en la nueva 'Milla de Oro'

El 4 de abril de 1910, el rey Alfonso XIII inauguró las obras del proyecto urbanístico más importante de principios del siglo pasado en la ciudad de Madrid: la Gran Vía. Ideada como una arteria emblemática, con la llegada del siglo XXI, entra en un periodo de decadencia, caracterizado por el progresivo cierre de muchos de los cines más importantes de la zona, el aumento de la prostitución en las calles anexas y la apertura de diversos establecimientos sin un plan unificado, que termina enterrando en el ostracismo a la principal avenida del Madrid histórico.

Hasta que una operación volvió a poner la Gran Vía y su entorno en el centro mapa: Canalejas. En diciembre de 2012, Santander vendió, por 215 millones, la histórica sede del banco a Grupo Villar, que a través de su filial OHL Desarrollos ha puesto en marcha todo un proyecto de regeneración de los siete edificios que conforman el complejo de Canalejas. Este acuerdo ha sido un revulsivo para toda la zona, que tiene como principal arteria la Gran Vía, como quedó subrayado ayer, con la compra de la antigua sede de Prisa por parte de Amancio Ortega, todo un broche de oro a dos años de operaciones que se están llevando a cabo en este área con la promesa de convertirla en el nuevo pulmón de la capital.

Sólo la Operación Canalejas ha supuesto el desembarco en Madrid de Four Seasons, una de las cadenas hoteleras más importantes del mundo, así como el desarrollo de un centro comercial de 16.000 metros cuadrados y 500 plazas de aparcamiento, que prevén abrir sus puertas el próximo año.

Al otro lado de la Gran Vía, en la Plaza de España, el grupo chino Wanda ha seguido los pasos de Villar Mir al adquirir, también a Santander, el Edificio España, por 265 millones de euros. El famoso rascacielos, con 68.000 metros cuadrados y 28 plantas, acogerá otro hotel de lujo y un centro comercial que, junto al establecimiento de cuatro estrellas de Barceló que compartirá espacio con los apartamentos de lujo de la Torre de Madrid, suponen la regeneración del entorno de plaza de España.

A estas dos megaoperaciones se acaba de sumar Amancio Ortega, que a través de Pontegadea ha adquirido el número 32 de la Gran Vía por 400 millones de euros, lo que convierte esta operación en una de las más importantes de la cartera del fundador de Inditex. Su importe es comparable al que desembolsó hace tres años por Torre Picasso y su importancia dentro de la regeneración de la zona queda subrayada por el hecho de que albergará el nuevo cuartel general de Primark en España, dentro de la creciente tendencia entre las firmas de modas de contar con grandes tiendas representativas, la famosas flagships.

De hecho, muchas de las operaciones inmobiliarias que se están cerrando en Gran Vía están acompañadas de un gran nombre de la moda o un hotel de lujo. Gran Vía 37, antiguo Cine Avenida hoy ocupado por H&M, fue adquirido por AXA Real Estate a finales del año pasado por cerca de 80 millones de euros. Muy cerca, en el número 30, Talus se acaba de convertir en casero de Sfera al haber adquirido el inmueble por unos 40 millones de euros.

La gestora de fondos GLL Real Estate se ha sumado a la reconversión del edificio de Gran Vía 48, donde actualmente se están desarrollando 97 viviendas de lujo, al haber comprado, también a finales del pasado ejercicio, el local comercial del inmueble, de 2.500 metros cuadrados y actualmente ocupado por C&A.

Dentro del segmento hotelero, destaca la transformación del histórico Edificio Tío Pepe, ubicado en el número 31, en un hotel de 5 estrellas o la metamorfosis del decadente Hotel Asturias, situado en la anexa Calle Sevilla, en un establecimiento boutique.

Generali también ha decidido seguir esta estela al reconvertir el número 10 de la Gran Vía, donde se alojaba la Consejería de Educación, en un hotel de cuatro estrellas de la cadena Vincci; mientras que la familia Sebrango compró en 2012 el Edificio Intercontinental, justo en la confluencia de Gran Vía con Plaza de España, por 20 millones de euros con la vista puesta en promover un hotel de 160 habitaciones.

Más pequeñas, pero también significativas, han sido las compras de tres edificios que tenía la Comunidad de Madrid en esta arteria, en los números 3, 18 y 20, donde continua como inquilina, ya que se trató de operaciones de sale & leaseback, y que han sido adquiridas, respectivamente, por Baech Bienes Inmuebles, el fondo TPG y la Caja Rural de Almendralejo. Pero habrá que estar atentos, porque todos estos contratos de alquiler firmados con la comunidad entre 2013 y 2014 han sido a 5 años. Y la Gran Vía está cada vez más cotizada.

El 4 de abril de 1910, el rey Alfonso XIII inauguró las obras del proyecto urbanístico más importante de principios del siglo pasado en la ciudad de Madrid: la Gran Vía. Ideada como una arteria emblemática, con la llegada del siglo XXI, entra en un periodo de decadencia, caracterizado por el progresivo cierre de muchos de los cines más importantes de la zona, el aumento de la prostitución en las calles anexas y la apertura de diversos establecimientos sin un plan unificado, que termina enterrando en el ostracismo a la principal avenida del Madrid histórico.

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