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Volantazo de Ana Botín en Santander: CEO, ampliación, dividendo... ¿Y estrategia?
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desmonta los grandes tabús de su padre

Volantazo de Ana Botín en Santander: CEO, ampliación, dividendo... ¿Y estrategia?

Ana Patricia Botín ha completado un auténtico volantazo en el Santander en los cuatro meses que lleva al frente del banco tras la muerte de su padre

Foto: Ana Patricia Botín.
Ana Patricia Botín.

Ana Patricia Botín ha completado un auténtico volantazo en el Santander en los cuatro meses cortos que lleva al frente del banco tras la muertede su padre. Comenzó el movimiento de forma suave con cambios de peones, dio la primera campanada con la destitución de Javier Marín como consejero delegado (CEO) y parte del consejo, no le tembló la mano para cargarse a Rato y esta semana ha zanjado de un plumazo los dos grandes tabús que tuvo Emilio Botín durante años: la debilidad del capital y la política de dividendo. Con esto, se libra de ataduras del pasado para iniciar su gestión desde cero. Y ahí es donde debe demostrar su valía, porque de momento no ha dicho una palabra sobre la estrategia a largo plazo que pretende implantar.

Este giro ha sorprendido a todo el mundo financiero, tanto por su radicalidad como, sobre todo, por su rapidez. Cuando asumió la presidencia, en medio de ciertos recelos de algunos grandes inversores por el 'relevo dinástico', se esperaban unos primeros meses de continuidad -con unas mínimas incorporaciones de gente de su confianza- para tranquilizar al mercado en los que llevara el timón Marín, que acababa de lanzar un plan estratégico. Y que la heredera poco a poco fuera haciéndose una idea de los frentes abiertos del banco y de sus desafíos, lo que le permitiría implicarse paulatinamente en la gestión.

Pero nada de eso. Ana Patricia ha hecho más en cuatro meses que otros presidentes de banco en cuatro años. ¿A qué se debe este frenesí? Según distintas fuentes cercanas a la entidad, hay tres grandes motivos. El primero es que "quien pensara que Ana necesitaba un training para aprenderse el banco no la conocía en absoluto. Lleva toda su vida trabajando aquí y ha estado en muchos puestos, lo conoce a la perfección. Y llevaba mucho tiempo preparándose para cuando llegara el momento de la sucesión", señala una de ellas.

La debilidad del capital, determinante

El tercer elemento es el susto que recibió este verano por parte del BCE, cuando cuestionó sus provisiones y puso en peligro el aprobado en los test de estrés. Este toque de atención hizo que la presidenta cobrara conciencia de la gravedad de la situación de capital del Santander, algo que la irritó profundamente puesto que consideraba que un banco líder también debe serlo en solvencia. Como informaba este viernes El Confidencial, las presiones del nuevo supervisor posteriores a los test fueron determinantes para realizar una gran ampliación sin esperar más.

El problema de solvencia fue el detonante del enfrentamiento entre Ana Patricia Botín y Javier Marín, que condujo a la sustitución de éste en noviembre por el director financiero (toda una declaración de intenciones), José Antonio Álvarez. Y es que aquí se daba el mayor distanciamiento con la estrategia del anterior presidente y su consejero delegado, para quienes el nivel de capital y el dividendo eran cuestiones absolutamente tabú. Siempre habían sostenido que los fondos propios del Santander eran más que suficientes para su modelo de banca minorista, mucho menos arriesgado que el de banca de inversión que predomina en muchos de los otros grandes de Europa; y que alcanzarían sin problemas el 10% de ratio de capital de Basilea III fully loaded (con las deducciones que serán obligatorias en 2019) antes de esa fecha gracias a su generación de beneficio.

En cuanto a la retribución del accionista, Emilio Botín había instaurado la política de 'las 100 pesetas' (0,60 euros) a la que no estaba dispuesto a renunciar, aunque esto llevó a la situación insostenible de que el dividendo ha llegado a superar el beneficio de la entidad durante varios años de la crisis. En ambos casos, se trataba de mantener contentos a los grandes fondos presentes en su capital y que estos no cuestionaran el control familiar de la entidad (incluyendo el relevo por su hija). Ana Patricia ha preferido correr ese riesgo, y asumir el desplome en bolsa que sufrió el viernes, para solventar el mayor problema de la entidad con la ampliación de 7.500 millones y la reducción del dividendo en un 66%, y poner de una vez al banco a la altura de sus pares.

Otra cosa en la que ha marcado distancias con su padre es su actitud en cuestiones éticas, evidenciada en la destitución de Rodrigo Rato (en la práctica, disolución del consejo asesor del que formaba parte) tras el escándalo de las tarjetas black. Hay que recordar que Emilio mantuvo en su puesto a Alfredo Sáenz tras ser condenado por el Supremo a la espera del indulto que finalmente le concedió Zapatero; e incluso trató de mantenerlo cuando fue anulada la medida de gracia, hasta que el Banco de España le forzó a relevarlo (su sustituto fue Marín). Ahora bien, aún no ha resuelto la patata caliente de Ricardo Morado, un exdirectivo de Bankia implicado en las black y en los sueldos irregulares denunciados por el FROB actualmente en el Santander.

Ahora toca gestionar

Con todas estas medidas -y es posible que también acometa algún saneamiento adicional de balance al cierre de 2014, según Société Générale-, "Ana Patricia ha preferido hacer las cosas de golpe en vez de esperar algunos trimestres y así ha puesto el contador a cero, tiene el banco como lo quiere para empezar a gestionarlo y sin ataduras del pasado", señala un experto en el sector. Por tanto, "ahora llega lo más difícil: demostrar que es capaz de manejar un banco tan grande y tan complicado", añade otra fuente del sector. En ese sentido, Citi señala que "Ana Botín ha puesto en marcha un equipo gestor potente; y ahora ha solucionado el problema de capital. Lo que nos queda por oír son sus opiniones sobre la estrategia del banco a largo plazo para sus negocios en todo el mundo".

Su primera declaración estratégica se ha producido precisamente en la presentación de la ampliación de capital: el banco renuncia a grandes adquisiciones y a ampliar su negocio a otros países en los que no está presente. En el primer caso, si acometiera una compra importante se 'comería' la ampliación y volvería a tener la debilidad de capital que trata de solucionar con esta operación. En cuanto a la segunda posibilidad, Álvarez dejó claro que pueden acometer alguna compra pequeña, pero en los países en los que ya tiene presencia, lo cual descarta operaciones en Italia como las que habría bendecido el BCE (Mote dei Paschi o Carige). Ahora bien, eso tiene truco, porque sí deja la puerta abierta a crecer en China, el gran mercado del que puede obtener los mayores rendimientos en el futuro.

Otra posibilidad que apunta Deutsche Bank es que revise la política de filiales nacionales cotizadas, ya que ahora tienen un peor tratamiento de capital con las normas de Basilea III; hay que recordar que está recomprando la de Brasil. Precisamente, ese país es el que presenta mayores riesgos para el banco dada su debilidad económica, ya que supone el 23% del resultado del Santander. Y Ana Patricia tendrá que demostrar que es capaz de arreglar ese problema, algo que no consiguió en Reino Unido. Finalmente, está el peligro de una recaída en España que algunas firmas, como HSBC, empiezan a pronosticar; y para cubrirse, podría intensificar su ofensiva en crédito y en depósitos (ésta de momento circunscrita a Cataluña). En eso sí se parecería a su padre, que era especialista en romper el mercado con ofertas superagresivas.

Ana Patricia Botín ha completado un auténtico volantazo en el Santander en los cuatro meses cortos que lleva al frente del banco tras la muertede su padre. Comenzó el movimiento de forma suave con cambios de peones, dio la primera campanada con la destitución de Javier Marín como consejero delegado (CEO) y parte del consejo, no le tembló la mano para cargarse a Rato y esta semana ha zanjado de un plumazo los dos grandes tabús que tuvo Emilio Botín durante años: la debilidad del capital y la política de dividendo. Con esto, se libra de ataduras del pasado para iniciar su gestión desde cero. Y ahí es donde debe demostrar su valía, porque de momento no ha dicho una palabra sobre la estrategia a largo plazo que pretende implantar.

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