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Bankia, un atraco con todos los galones políticos y empresariales del Estado
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OPERACIÓN DE ESTADO

Bankia, un atraco con todos los galones políticos y empresariales del Estado

El mayor rescate financiero de España se resume en el intento del PP de mantener un banco de cabecera y del PSOE de ocultar su complicidad manifiesta

Foto: Rodrigo Rato, en 2012. (Efe)
Rodrigo Rato, en 2012. (Efe)

Con cava Marqués de Monistrol y vinos de Ribera del Duero (Avenencia) y de Rueda (El Hada), los consejeros de Bankia, entre los que se encontraban destacados miembros del PP y del PSOE,festejaron en el parqué de la Bolsa de Madrid el 20de julio de 2011 haber llegado a la orilla después de meses nadando en lo que Rodrigo Rato llamó “la tormenta perfecta”. Pero realmente de lo que se estaban congratulando era de haber evitado la intervención de la antigua Caja Madrid+Bancaja, los brazos financieros con los que el partido conservador había manejado la Comunidad de Valencia, asícomo la de Madrid, y la posibilidad de ocultar las tropelías que habían cometido sujetos de ambas formacionescomo consejeros de estas entidades.

Rodrigo Rato, envalentonado, se puso delante de los micrófonos de la prensa española -hasta ese momento solo se había entrevistado con la extranjera-para asegurar que Bankiatenía un “enorme potencial” y que, tras la salida a bolsa, “lo mejor” estaba “por llegar”. La predicción del exministro en el Gobierno de Aznar fue tan errónea como las estimaciones que hizo sobre la situación económica general cuando dirigía el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde Washington.

Ahora, con tres años y medio de retraso, con más de 340.000 pequeños inversores arruinados, el Banco de España ha difundido un documento en el que pone de manifiesto cómo se articuló la mayor estafa financiera de la historia reciente de España, denunciada por este medio antes de producirse. Una operación que fue jaleada en su momento por los voceros oficiales próximos a Rato y a su amigo del alma, Jaime Castellano, a cambio de suculentos contratos.Sin embargo, los técnicos del organismo supervisor, colaborador del robo en el primer semestre de 2011 al dar el visto bueno a unas cuentas falseadas, han obviado la implicación manifiesta de los dos grandes partidos políticos, el PP y el PSOE.

Porque la OPS se hizo a la inversa con la connivencia de los estamentos ofiicales.No se captaron los inversores y después se fijó el precio de las acciones en función de la demanda registrada, como se hace tradicionalmente.Sino que primero se estableció el valor mínimo al que se debían vender los títulos y después, ante la ausencia total de gestores de fondos y pensiones extranjeros que suscribieran la OPS, reconocidos miembros del Gobierno de Rodríguez Zapatero y del PP de la Comunidad de Madridpidieron a la mayoría de las empresas españolas y grandes fortunas que comprasen Bankias para evitar que la colocación quedase desierta. Era lo que se definió como una Operación de Estado.

Es decir, vendieronmanzanas, node acuerdo al precio que al que selas quieren comprar en el mercado de abastos, sino al revés. O lo que es lo mismo, pusieronun valor al kilo y si nadie selas compraba,unos amigos las retirarían de la criculacióna cambio de otros favores. De lo contrario, tendríanque malvenderlas ose arruinaríancomo agricultor. El matiz es que no era fruta, sino acciones, y no un productor, sino un banco.

Los compinches y la Fundación

Desde Elena Salgado, ministra de Economía y vicepresidenta del Gobierno, aEsperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, amén de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, y el propio Rato llamaron personalmente a lo más granado de los empresarios del Ibex 35 para que comprasen acciones. A la petición gubernamental acudieron empresas como ACS, Iberdrola, Gestamp, Mutua Madrileña, Telefónica,OHL, Banco Santander, Caixabank, Banco Sabadell, Popular, Ferrovial...que usaron el dinero de sus accionistas sin pedir permiso,y grandes fortunas como Juan Abelló, Manuel Jové y Alicia Koplowitz.

La mayoría de ellos vendieron en las jornadassiguientes del debut en los mercados de Bankia porque conocían el estado real de la situación y se temían que la acción caería a los pocos días del estreno. Si no se desplomó más rápido fue porque JP Morgan, UBS, Deutsche Bank y Merrill Lynch, los bancos coordinadores de la OPS, intervinieron artificialmente la cotización con el conocido green shoe, y porque la propia Bankia compró títulos en concepto de autocartera. Barría todo el papel que salía de las carteras de los inversores compinchados.

¿Por qué se actuó de esa manera? La explicación es que la Fundación Caja Madrid, el máximo accionista de Bankia antes de la salida a bolsa, debía mantener al menos el 50,01% del banco cotizado para mantener su estatus de fundación bancaria. De lo contrario, de acuerdo con la ley de cajas del momento, Fundación Caja Madrid perdería su calificación como entidad de crédito y debía ser disuelta, con lo que suponía de mermade poder para el PP. Esa condición debía de casar con la necesidad de Bankia de captar al menos 3.000 millones para recapitalizarse y cumplir con los requisitos de capital impuestos por la Autoridad Bancaria Europea. Si no los obtenía, debía ser intervenida, como Rato reconoció en el consejo de administración del 28 de junio de 2011.

Para conjugar ambos objetivo, la clave era el precio. A más precio, menos acciones se emitirían en la OPS y en consecuencia, la Fundación mantendría el control de Bankia porque se diluía en menor proporción. A menor precio, más riesgo de que el PP se quedara sin su brazo financiero. Aunque Rodrigo Rato estableció en el folleto de la OPS una horquilla no vinculante que oscilaba entre los 4,41 y 5,05 euros por título, con el fin de captar 4.000 millones, tal y como se había comprometido en el citado consejo de junio, sus asesores, con Lazard (Jaime Castellanos, Pedro Pasquín y Joaquín Guell) a la cabeza, sabían que difícilmente podrían vender las acciones dentro de esa banda. Estabainflada.

Tendría que bajarlo dada la situación mundial por la crisis de Grecia y las enormes dudas sobre la salud del propio banco. De hecho, cuando el presidente buscó inversores institucionales para colocarles el 15% del banco en abril de 2011, unos meses antes de la salida a bolsa, ni Fidelity ni Blackrok ni George Soros le compraron la pomada milagrosa.Todos se negaron (noticia 26 de abril).Lazard y Rato conocían perfectamente que ningún inversor cualificado había picado en el anzuelo. Había que buscar particulares que fueran más fácilmente timados.

La línea roja y el oculto agujero patrimonial

Pero la línea roja del precio de la OPS estaba en 3,75. A ese nivel, la Fundación seguiría como primer accionista y Bankia cumpliría con las exigencias de la Autoridad Bancaria Europea. Ahí se fijó el precio, En la reunión del consejo en la que se determinó el valor de los títulos, Rato inició el encuentro con una felicitación a todos los equipos de la entidad que habían trabajado en la oferta de acciones. Pero como la euforia era ficticia, Rato hizo entrar a los responsables de Lazard para explicar por qué se había tenido que rebajar el precio respecto a la horquilla inicial. Castellanos les dijo a los consejeros quela OPSsolo había captado dinero de inversores institucionales españolesy que“en alguna medida” había internacionales.

Ante tal ambigüedad, el único consejero con amplía experiencia bursátil,Alberto Ibáñez, ex presidente de Citi en España, le pidió más detalles de esa demanda internacional, a lo que Castellanos respondió que “son de calidad, si bien con importes bajos”. Como no convencía, el financiero destacó “la importancia de su entrada en el accionariado en la medida en que hacen presumir la que será una línea indicativa de los avales de los inversores del futuro”. Al final, tras la insistencia delJosé Manuel Serra Peris, otro consejero con formación, Rato y Lazard tuvieron que admitir que “con carácter general, incluso en el tramo institucional, existe una gran depresión de la inversión”.

No obstante, lo único que habían conseguido era ganar tiempo porque BFA, la matriz de Bankia, tenía valorada su participación, yareducida al 50%, al doble de como cotizaba en bolsa. La explicación eraque cuando se hizo la fusión de Caja Madrid y Bancaja, ambas entidades se tasaron a sí mismasa un precio totalmente inflado, con la anuencia de Deloitte y del propio Lazard. Por tanto, en sus libros de contabilidad, tenían un agujero patrimonialde 3.000 millones (noticia marzo 2012). Si la trasmitíana la cuenta de resultados, como era obligación legal, el banco quebraba.

El resto ya es conocido. Pese a los esfuerzos de la propia Bankia de comprar las acciones que vendían los amigos para su propio balance -se gastó 120 millones en autocartera-,la cotización entró en barrena hasta obligar al nuevo Gobierno a intervenir el banco en mayo de 2012. La Operación de Estado acabó haciendo un agujero histórico a España, que ha ido contra el bolsillo delos ciudadanos. Tres años y medio después, la mayoría de sus cómplices, principalmente hombres del PP, PSOE, IU y asesores personales de Rato, han sido descubiertos y van camino de los tribunales. Todos guardando silencio, menos Rato, quienpese a sentirse abandonado por las personas más cercanas, mantiene ladefensa de su presunto éxito.

Con cava Marqués de Monistrol y vinos de Ribera del Duero (Avenencia) y de Rueda (El Hada), los consejeros de Bankia, entre los que se encontraban destacados miembros del PP y del PSOE,festejaron en el parqué de la Bolsa de Madrid el 20de julio de 2011 haber llegado a la orilla después de meses nadando en lo que Rodrigo Rato llamó “la tormenta perfecta”. Pero realmente de lo que se estaban congratulando era de haber evitado la intervención de la antigua Caja Madrid+Bancaja, los brazos financieros con los que el partido conservador había manejado la Comunidad de Valencia, asícomo la de Madrid, y la posibilidad de ocultar las tropelías que habían cometido sujetos de ambas formacionescomo consejeros de estas entidades.

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