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Los grandes patrimonialistas unen fuerzas para ser el gran lobby del sector inmobiliario
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Los grandes patrimonialistas unen fuerzas para ser el gran lobby del sector inmobiliario

Pontegadea, Mutua, Blackstone, Merlin, BBVA, Iberdrola, Telefónica y Repsol, entre otros, han unido fuerzas para profesionalizar y capitanear la recuperación del sector

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En silencio, centrándose más en trabajar hacia dentro que hacia fuera de la galería, la Asociación Española de Oficinas (AEO)ha dado un vuelco radical al papel que juega, y, sobre todo, al que quiere jugar como grupo de influencia en el sector inmobiliario. Los números hablan por sí solos: en apenas un año ha doblado su tamaño y ha pasado de contar con 25 a 51 socios, además de negociar la incorporación de 20 miembros más para el próximo ejercicio.

Pero no sólo se trata de un crecimiento cuantitativo, sino también (y sobre todo) cualitativo, ya que esta asociación ha conseguido aunar los intereses de la flor y nata del sector patrimonialista español, lo que la ha convertido en un auténtico lobby, en el sentido más positivo del término, ya que su objetivo es capitanear la profesionalización de un sector.

Desde gigantes como Pontegadea o Mutua Madrileña, los dos grandes caseros del madrileño Paseo de la Castellana, hasta nuevos actores como Blackstone Property Management, Merlin y Lar Socimi, sin olvidar a gigantes de la talla de Espacio, este lobby ha conseguido aunar los intereses de los grandes propietarios de metros cuadrados y de los grandes consumidores de oficinas, es decir, las propias empresas, con Telefónica, Iberdrola, BBVA, Repsol y Mapfre como máximos representantes.

Ninguno de estos nombres, salvo la eléctrica, forma parte del grupo inicialde AEO, que ahora cumple 10 años, y prácticamente todos ellos han decidido sumarse a este lobby en el último año y medio, desde que José María Álvarez asumió la presidencia de la asociación y decidió convertirla en el auténtico representante del sector, con el poder que les confiere ser los propietarios de 7 millones de metros cuadrados de oficinas y los principales inquilinos y demandantes de estos inmuebles.

El contexto que se abrió en 2013 era (y es) el perfecto para intentar convertirse en el verdadero portavoz del sector, después de siete años de brutal crisis, con los precios inmobiliarios y las rentas en mínimos, el apetito inversor internacional en máximos y los primeros síntomas de recuperación económica llamando a la puerta. Había que unirse para ponerse a trabajar y liderar el nuevo impulso del sector sobre varias premisas clave.

La primera es la independencia y el deseo de no caer en ningún tipo de ligazón política, ya que su objetivo es mantener contactos con todas las Administraciones y con diferentes objetivos, desde la adquisición del patrimonio público hasta la interlocución para desarrollar marcos normativos que colaboren en el desarrollo de esta actividad.

La segunda es la profesionalización del sector, seriamente vapuleado por la imagen del pelotazo inmobiliario que caracterizó la última burbuja yque poco tiene que ver con el negocio patrimonialista, en general, ycon el ligado a las oficinas, estrechamente relacionado con la actividad empresarial, en particular. De hecho, este es uno de los puntos que ha convencido a varias de las nuevas incorporaciones, interesadas en establecer estándares que terminen con la especulación del pasado y permitan consensuar puntos tan básicos como la forma de valorar y medir las superficies de oficinas.

La consultora Inmospace ha desarrollado el estándar AEO, compatible con modelos internacionales como RISC y Boma, primera metodología española para medir edificios y otras superficies de oficinas que, además, ha sido consensuada por Pontegadea, Mutua Madrileña, Inmobiliaria Espacio, Colonial, Magic Real Estate, Realia, Codic, Iberdrola, BBVA, Telefónica, Mapfre y Negocenter.

De hecho, un ejemplo del peso que ya está teniendo esta asociación ante el nuevo despegue del sector es que todos los miembros aplicarán este sistema en las operaciones que realicen. Algo que a priori puede parecer muy básico, pero cuya relevancia es trascendental, ya que hasta ahora no había un estándar nacional para medir los metros cuadrados o para definir las magnitudes económicas de esta actividad, algo esencial para defender los intereses del sector ante el desembargo de inversores internacionales.

Además, en el espíritu de estas compañías está seguir avanzando en estándares de calidad o en definir realmente cuáles son las zonas financieras de las grandes capitales españolas; además de abrirse hacia otras comunidades, ya que su fuerza se concentra actualmente en Madrid.De hecho, su próximo objetivo es desembarcar con fuerza en Barcelonay poco a poco ir abriéndose a todas las grandes capitales españolas.

En silencio, centrándose más en trabajar hacia dentro que hacia fuera de la galería, la Asociación Española de Oficinas (AEO)ha dado un vuelco radical al papel que juega, y, sobre todo, al que quiere jugar como grupo de influencia en el sector inmobiliario. Los números hablan por sí solos: en apenas un año ha doblado su tamaño y ha pasado de contar con 25 a 51 socios, además de negociar la incorporación de 20 miembros más para el próximo ejercicio.

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