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"La burbuja de las 'punto com' nos enseñó cómo no hacer las cosas en innovación"
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JORDI ESCRUELA, SUBDIRECTOR DE CORREOS

"La burbuja de las 'punto com' nos enseñó cómo no hacer las cosas en innovación"

Correos, siglo XXI. Innovar o morir en plena revolución digital. Todo con el agravante de tener que acometer los cambios con el lastre de la crisis.

Correos, siglo XXI. Innovar o morir en plena revolución digital. Todo con el agravante de tener que acometer los cambios con el lastre de la crisis económica. “Eso nos ha hecho ser más creativos en la forma de buscar soluciones, porque necesitamos transformarnos”, explica durante un desayuno informativo celebrado en la sede deEl Confidencialel subdirector de Innovación de la compañía, Jordi Escruela.“Y no hace falta contar con unas inversiones brutales para hacer pruebas de concepto e ir creciendo”, remacha. La crisis de las punto com hace más de una década fue una buena escuela para quienes se dedicaban a la I+D.

“Por suerte, hemos aprendido de experiencias en otros momentos de no crisis. En el 2000 vimos como los proyectos de innovación fracasaban con la burbuja de Internet y entendimos que las cosas se tienen que hacer paso a paso. Tienes que tener nuevas ideas, probarlas y saber si el mercado te las compra”, explica el ejecutivo, máximo responsable de un área que creada en Correos en paralelo al denominado Plan de Acción 100-300-1.500, hoja de ruta estratégica para diversificar el negocio del grupo, a la sazónintegradoen la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

Como admite la compañía en las últimas cuentas remitidas al Registro Mercantil, el mercado postal tradicional en España “ha iniciado una senda de rápida reducción de valor y volumen de envíos”. Y remacha: “Se trata de un mercado en declive por la sustitución electrónica y la por la importante presión que la competencia ejerce, con una política de precios agresiva sobre los clientes más rentables, las empresas, en las zonas más rentables,lasde mayor densidad de población”. Correos, que facturó el año pasado casi 1.747 millones de euros, no sólo tiene que adaptarse al auge del e-commerce, sino a un mercado donde el mayor volumen de negocio –en torno a 7.000 millones– está en la paquetería industrial y empresarial.

Ese es el contexto en el que nacen iniciativas como HomePaq, dispositivo ideado para recibir y enviar paquetes desde el portal de casa, aunque no nos hallemos en el domicilio, con una aplicación que te avisa de la llegada del envío. “Llevamos dos años en esta aventura y HomePaq nace en el primer año, a partir de ponernos en la piel del comprador de internet. Cuando realizas una operación en la Red, la experiencia de compra es superfácil y lo difícil es recibir lo que has comprado. Lo que hicimos fue el ejercicio de igualar las experiencias. Esto es, ¿cómo podemos hacer que la recepción de lo que has adquirido sea tan satisfactoria que cuandollegues a casa te esté esperando lo que has comprado y te despreocupes de recogerlo?”. La idea de la compañía es generalizar en diferentes fases el despliegue de dispositivos.

Motivación interna

Todo dentro de un modelo en el que, el objetivo último es que los propios trabajadores de la empresa se impliquen en una unidad específica para el desarrollo de estos nichos de innovación. “Para innovar y poner en marcha una nueva idea tienes que convertirte en un emprendedor. Y eso implica crear un negocio y creer en lo que quieres hacer, poner pasión en el proyecto. Hemos tratado a las personas que se han incorporado como si fueran emprendedores y las hemos formado como tales. Pero no sólo eso, una vez han llegado a defender ese proyecto a nivel comité de dirección, les hemos dado herramientas y tiempo para que lo pusieran en marcha”, explica el subdirector de Innovación.

Eso sí, además de la vertiente interna, la segunda pata del proyecto puesto en marcha por Correos pasa por el apoyo a start-ups nacidos fuera de la propia empresa, en proyectos que, al final del camino, puedan ser útiles al grupo. Aquí el problema principal son las restricciones legales que afronta la firma a la hora de colaborar en la financiación de este tipo de iniciativas. “El dinero está bien, pero si el proyecto es bueno se puede conseguir a través de vías como el capital riesgo. Nosotros lo que queremos es ir de la mano del emprendedor. Y les podemos ofrecer un escaparate, además de nuestra capacidad de vertebración como red de ayuda”, subraya Escruela, explicando que se trata de una suerte de apadrinamiento.

Los guarismos del denominado Plan de Acción 100-300-1.500, lanzado a finales de 2012, hacen referencia al número de días que se fijaba como plazo para lanzar actuaciones concretas relacionadas con la diversificación de la compañía. “Se trata de convertirnos en el auténtico referente para todas las comunicaciones físicas, digitales y de paquetería de ciudadanos y empresas”, subrayaba el presidente de la firma, Javier Cuesta Nuin. Para Escruela, el futuro pasa por “gestionar el talento para convertirlo en negocio”, siempre con el foco puesto en el cliente. Postulados que no son nuevos para una compañía con más de 300 años de historia.

Correos, siglo XXI. Innovar o morir en plena revolución digital. Todo con el agravante de tener que acometer los cambios con el lastre de la crisis económica. “Eso nos ha hecho ser más creativos en la forma de buscar soluciones, porque necesitamos transformarnos”, explica durante un desayuno informativo celebrado en la sede deEl Confidencialel subdirector de Innovación de la compañía, Jordi Escruela.“Y no hace falta contar con unas inversiones brutales para hacer pruebas de concepto e ir creciendo”, remacha. La crisis de las punto com hace más de una década fue una buena escuela para quienes se dedicaban a la I+D.

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