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Santander exige a Sacyr vender un 3% de Repsol para refinanciar 2.250 millones
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debido a la caída del precio de la petrolera

Santander exige a Sacyr vender un 3% de Repsol para refinanciar 2.250 millones

La caída en bolsa de la petrolera, que vale un 22% menos que hace tres años, ha llevado a la constructora a aceptar desprenderse de un tercio de su participación.

Foto: El presidente de Sacyr. Manuel Manrique. (Reuters)
El presidente de Sacyr. Manuel Manrique. (Reuters)

Tres años después de que Sacyr se salvase de la quiebra por su fallida inversión en Repsol, la constructora sigue teniendo un problema similar: la banca, liderada por el Santander, se opone a aceptar las condiciones propuestas por Manuel Manrique para alargar otra vez un crédito de 2.245 millones vinculado al 9,05% de la petrolera. La entidad financiera le exige vender un tercio de ese paquete de forma directa o a futuro mediante un equity swap, o traspasar Testa, su filial patrimonialista. En 36 meses, apenas ha sido amortizado un 4% del préstamo.

Según indican fuentes financieras, el principal problema para alargar otra vez el crédito solicitado por primera vez en 2006 es el menor valor de las garantías del pasivo, es decir, la caída en bolsa de las acciones de Repsol. Desde la refinanciación de hace tres años, la cotización del grupo energético ha perdido un 22% de su valor, al pasar de 21,14 euros a los 17,5 actuales.

La expropiación de YPF en abril de 2012 provocó un desplome de la acción hasta los 14 euros, nivel desde el que se recuperó hasta alcanzar los 20,9 euros. Sin embargo, a pesar de la compensación posterior de 5.000 millones de dólares y la recuperación de su solvencia financiera tras la venta del negocio de gas licuado a Shell, la cotización ha conseguido volver a cambiarse a los niveles previos al primer rescate de Sacyr.

En consecuencia, los bancos tienen una contrapartida inferior a la que contaban en la Navidad de 2011, cuando el Santander y Brufau decidieron salvar a Sacyr de la quiebra recomprándole la mitad del 20% del capital de la petrolera que estaba en manos de la constructora y alargando el prestado hasta el 31 de enero de 2015. De hecho, el valor del 9,05% de Repsol en manos de Sacyr -2.100 millones- no serviría para cubrir actualmente el saldo vivo de la deuda, 2.396 millones a 30 de junio.

Las partes llevan negociando desde antes del verano, pero lejos de llegar a un acuerdo, las posiciones se han alejado. Según declaró Manuel Manrique en la junta general de accionistas, Sacyr quiere mantener el 9,05% en la petrolera a toda costa para a su vez preservar sus dos puestos en el consejo de administración, los que ocupan el propio Manrique, presidente del grupo constructor, y José Manuel Loureda, uno de los fundadores.

Pero Santander, como banco representantes de las 30 entidades acreedoras, se niega si no vende cerca de un tercio de la participación, valorada en 700 millones. O al menos si no se compromete a una desinversión futura a través de un equity swap, una operación de derivados similar a las que instrumentalizó ACS para reducir de forma paultina su inversión en Iberdrola minizizando las pérdidas.

La bala de Testa y otra provisión millonaria

Otra alternativa es la venta del 100% de Testa, la filial patrimonialista del grupo de construcción e infraestructuras, por la que podría obtener hasta 1.000 millones. Un activo, que también está pignorado como garantía del préstamo de Repsol, por el que Sacyr podría tener varias ofertas potenciales dado el interés de los fondos institucionales internacionales por hacerse con inmuebles en España. Pero, al contrario, la constructora lo que ha intentado ha sido cotizar en bolsa la subsidiaria para ponerla en valor mediante una ampliación de capital. No obstante, la emisión no ha podido llevarse a cabo como estaba previsto este otoño.

Sacyr pretendía tener cerrado el acuerdo con Santander a la vuelta del verano para evitar una situación como la que se vivió en diciembre de 2011, cuando la refinanciación solo se alcanzó a falta de apenas unos días para el vencimiento del crédito original de casi 5.000 millones. "Las circunstancias son muy distintas a las de aquel año. Han cambiado para bien porque la empresa no está enfrentada con los bancos y con Repsol. Al contrario, están alineados", coinciden en señalar fuentes próximas a los bancos y a Sacyr. "Pero la realidad es la realidad y las cosas valen lo que valen", puntualizan. Por este motivo, las conversaciones se están alargando más de lo que les gustaría a las partes, que ven con recelo la caída del precio del petróleo, a su nivel más bajo -85 dólares por barril- en cuatro años.

Sacyr ha ido haciendo provisiones para adecuar el valor de su inversión a la cotización en bolsa. Pero a día de hoy, y debido al retroceso de Repsol, tendría que hacer un nuevo ajuste a la baja de cerca de 190 millones. Porque la constructora tiene valoradas sus acciones de la petrolera a 18,9 euros, 1,4 euros por encima del cotización actual en bolsa (17,5 euros). Un precio que está por debajo incluso del rango -entre 18,13 y 19,63 euros por acción- que Sacyr estimó como valor razonable en su último test de deterioro.

Tres años después de que Sacyr se salvase de la quiebra por su fallida inversión en Repsol, la constructora sigue teniendo un problema similar: la banca, liderada por el Santander, se opone a aceptar las condiciones propuestas por Manuel Manrique para alargar otra vez un crédito de 2.245 millones vinculado al 9,05% de la petrolera. La entidad financiera le exige vender un tercio de ese paquete de forma directa o a futuro mediante un equity swap, o traspasar Testa, su filial patrimonialista. En 36 meses, apenas ha sido amortizado un 4% del préstamo.

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