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Vega-Sicilia y la Marca España: "Culpamos al Gobierno, pero el español no se mueve"
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visita a la bodega en el último día de vendimia

Vega-Sicilia y la Marca España: "Culpamos al Gobierno, pero el español no se mueve"

Lunes, 6 de octubre. Mañana fresca en Valbuena de Duero para acoger el último día de vendimia en Vega-Sicilia. La bodega ha sorteado con éxito la crisis.

Lunes, 6 de octubre. Mañana fresca en Valbuena de Duero para acoger el último día de vendimia en Vega-Sicilia. Pablo Álvarez, máximo responsable de la bodega, respira aliviado. Ya no habrá una granizada postrera que eche por tierra la cosecha y un año de esfuerzo. En tiempos de gastos suntuosos, su discurso, reacio al cortoplacismo y de amor por eltrabajo bien hecho, cala. “No podríamos producir más aunque quisiéramos, si no es a costa de la calidad –explica mientras camina entre las cepas–. Un año puedes hacer 200.000 botellas de Valbuena y otro año tienes que bajar a 100.000 o 120.000. Eso es lo más difícil de hacer, cuando sabes que lo tienes vendido. Ahora bien, si quieres mantener la calidad, tienes que hacerlo. Y a largo plazo es más rentable”.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, fue una de las invitadas de excepción a la fiesta en la que Vega-Sicilia, el pasado mes de julio, celebraba sus 150 años de existencia. Se congratuló entonces la política vallisoletana de que la bodega enarbole la bandera dela Marca España. Álvarez, miembro de la familia que desde 1982 rige los destinos de los viñedos, tiene su particular visión sobre cómo el mundo empresarial –y en concreto, el del vino– debe afrontar la promoción de sus productos en el extranjero y qué apoyo necesita de los Gobiernos y de las diferentes Administraciones. Tras constatar como Italia vende bajo su etiqueta aceite con origen español, el empresario no duda a la hora de buscar culpables.

“Los primeros que tenemos que promocionar los productos que hacemos somos nosotros mismos. No hay ninguna Administración que nos tenga que sacar las castañas del fuego. Nos podrán ayudar, pero no hacer lo que nosotros tenemos que hacer. Igual estamos acostumbrados a pensar que ellos tienen que hacer lo que nosotros no hacemos y eso no es verdad. Eso es culpa de cada bodega. Tienen que moverse. El español, por la razón que sea, no se mueve. Nos pasa en el aceite, en el vino…”, expone, lamentando que se prefiera vender los productos a granel para que los envasen otros y los vendan como suyos antes que trabajar la parte comercial.

“El 40% de la producción de vino en España se vende a granel y, de ese 40%, el 60% lo compran Francia e Italia. Y una vez que entra en sus países ya es de ellos. Algo no hacemos bien. Las Administraciones no pueden suplir lo que nosotros no hacemos y que debemos hacer”, insiste. La reflexión, lógicamente, es genérica. Vega-Sicilia juega en otra liga. “La bodega se cotiza cada vez más a nivel mundial. Es un vino que ya tiene un prestigio. Lo que pasa es que es español, con todo lo que eso supone. A veces las marcas superan a los países”, expone Álvarez. ¿Precio máximo pagado botella? “Hasta 150.000 euros… En las subastas la gente se vuelve loca”, zanja.

Rumbo a Francia

Vega-Sicilia cambiaba el pasoallá por el año 1993, cuando se instalaba en viñedos húngaros para la producción de su Tokaj Oremus. Más de 20 años después, la bodega mira a otras posibilidades fuera de España como uno de sus objetivos para los tiempos que vienen. Con el punto de mira puesto en Francia, la cuna del vino. “Ya tenemos cinco bodegas. A ver si en un futuro cercano podemos ser seis o siete. Crear una bodega lleva toda una vida y hay sitios donde me gustaría estar, pero tampoco es fácil. Francia representa lo que representa, pero es carísimo. España es y seguirá siendo el hermano pequeño del mundo de vino, pese a que es capaz de hacer grandísimos vinos”, subraya el máximo responsable de la sociedad.

En esta expansión se piensa tras una crisis económica devastadora, que ha tocado de lleno al sector vitivinícola español. “En el mundo ha sido más corta. Se notó especialmente en 2009 y hay países que han tardado más en recuperarse que otros, pero en 2011 ya las exportaciones estaban recuperadas. En España, es la crisis más larga que yo he conocido, yo nunca he visto ninguna más larga”, expone Álvarez, destacando que su bodega exporta el 50% de su producción, lo que ha aliviado el problema. Como principal destino por volumen, siempre Estados Unidos, con gran empuje de la gente joven. En consumo por habitante, y después del Vaticano, Suiza. “Los suizos beben muchísimo vino y bueno”, bromea.

Además de su buque insignia, el Vega-Sicilia Único, la bodega también produce actualmente vinos en Toro (Pintia) o Rioja (Macán). Sin embargo, sus viñas en Valbuena de Duero no tienen parangón. “Lo que hace especiales los vinos de Vega-Sicilia es el sitio donde estamos ahora, que es la viña. El vino nace aquí, sin una gran uva no es posible hacer un buen vino. Esto es la base y sin esto sería imposible. Vega-Sicilia es el suelo, el clima, la viña… Todo junto produce algo único, diferente. A alguien le podrá gustar más otro estilo de vino, pero eso es otra cosa. La personalidad de lo que aquí hay es única”, remacha el factótum de la casa. ¿El mejor vino del mundo? “Uno de los mejores”.

Lunes, 6 de octubre. Mañana fresca en Valbuena de Duero para acoger el último día de vendimia en Vega-Sicilia. Pablo Álvarez, máximo responsable de la bodega, respira aliviado. Ya no habrá una granizada postrera que eche por tierra la cosecha y un año de esfuerzo. En tiempos de gastos suntuosos, su discurso, reacio al cortoplacismo y de amor por eltrabajo bien hecho, cala. “No podríamos producir más aunque quisiéramos, si no es a costa de la calidad –explica mientras camina entre las cepas–. Un año puedes hacer 200.000 botellas de Valbuena y otro año tienes que bajar a 100.000 o 120.000. Eso es lo más difícil de hacer, cuando sabes que lo tienes vendido. Ahora bien, si quieres mantener la calidad, tienes que hacerlo. Y a largo plazo es más rentable”.

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